(El Mundo, diciembre 18 de 2014)
La época de Navidad
además de ser de regocijo y alegría para unos, indiferente para otros, y
depresiva para el resto, es objeto de estudio. Existe un buen número de
estudios hechos por economistas respecto a lo que podríamos llamar el efecto
navidad. Un artículo reciente de Laura Birg y Anna Goeddeke resume los
principales hallazgos de esta curiosa literatura.
Los efectos sobre la
salud no son muy buenos. Por ejemplo, el primer efecto, bien conocido por
todos, es el incremento en el peso corporal. Un estudio muestra que en navidad
se gana entre medio kilo y kilo y medio, y que el efecto es persistente, mejor
dicho no se pierde. Otro resultado que no es sorpréndete es el aumento en la
ingesta de alcohol. Las consecuencias no son buenas porque hay más muertes
relacionadas con alcohol, causadas por accidentes, riñas, e intoxicación. Además
existe evidencia de un mayor aumento en enfermedades del corazón como arritmias
en gente saludable. Incluso, aun sin estar relacionadas con alcohol, hay
evidencia de más muertes por el efecto congestión en las salas de urgencias.
Los efectos sobre el
bolsillo, no hace falta decirlo, también son negativos. Los regalos son un
gasto que muchos se sienten obligados a hacer. Pero lo más interesante es la pérdida
de valor que se genera en los mismos, o mejor dicho la transferencia de valor
que se hace a los comerciantes y productores. Una serie de estudios han
comparado el valor pagado por un regalo y el valor para quien lo recibe. El
efecto promedio se ubica entre 10% y 33% menos. Es decir cuando usted regala algo
que le cuesta 100 pesos, el receptor lo valora en 66 en el peor de los casos.
La solución obvia es regalar dinero en efectivo, pero psicológicamente no estamos
preparados.
Los efectos positivos
también son claros. Existen estudios que muestran que la gente es más generosa donando
a obras de caridad que en cualquier otro momento del año. No es gratis que una
buena parte de la población espere con tanto fervor la navidad. La alegría de
reunirse con seres queridos, de revivir momentos gratos del pasado, de conocer
sitios nuevos, de conocer personas nuevas, de descargarse de lo negativo, de
pensar que el primero de enero es posible enterrar lo malo y arrancar de cero,
aumenta el bienestar individual y colectivo.
Para una navidad óptima,
hay que cuidarse de los excesos de comida y alcohol, regalar efectivo, dar a
los que necesitan y llenarse de momentos y no de cosas. Feliz Navidad.