martes, 22 de septiembre de 2015

Salud mental: regular, gracias

(El Mundo, septiembre 24 de 2015)

En una tarea realmente de aplaudir, el Ministerio de Salud, Colciencias y el equipo técnico del estudio, están recorriendo el país presentando los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Mental 2015. La encuesta anterior se hizo en 2003. Mucho tiempo había pasado sin tomarle el pulso a la salud mental en Colombia. Veamos algunos resultados.

La percepción del estado de salud mental es diferente entre generaciones. Mientras el 37% de las personas de 12 a 17 años dice que es excelente, el 23,8% de los mayores de 60 años así lo afirma. Otro hallazgo interesante es la asociación entre la percepción de salud mental y la educación de las personas. Por ejemplo sólo el 23.4% de las personas sin escolaridad reportan excelente salud mental, mientras que el 42.3% de las personas con título universitario así lo afirman.

Las relaciones más difíciles son con los vecinos. Ante una pregunta respecto a la satisfacción con diferentes personas tales como familia, pareja, amigos, compañeros de estudio, jefes o maestros y vecinos, fueron estos últimos los peor calificados. El 23% de los menores de 17 años, el 19% de los  adultos de hasta los 44 años y el 14% de los mayores de 45 años está poco satisfecho o insatisfecho con sus vecinos.

Los niveles de empatía no son buenos. Una de las preguntas indaga sobre la tristeza sentida hacia una persona que es lastimada de manera intencional por otro (la misma situación es presentada a todos los encuestados) y el 46% declaró sentir poca tristeza o nada. La misma pregunta en un escenario accidental encontró que un 50% de la población declaran sentir poco o nada de tristeza. En otras palabras casi 1 de cada 2 personas no simpatiza con situaciones tristes que les pasan a los demás.   

Un buen porcentaje de hogares es disfuncional. Una de las cifras que más impacta del estudio es el porcentaje de hogares que tienen algún grado de disfunción, según los datos 1 de cada 3 hogares. La encuesta además encontró que este porcentaje no cambia de manera importante entre regiones o generaciones o género.

Colombia tiene una sociedad civil muy débil. Según la encuesta mucho más de la mitad de los colombianos no participa en grupos sociales de ningún tipo. Y este porcentaje empeora con la edad, siendo 53.7% para los jóvenes y más de 60% para todas las demás edades. Este dato es bien preocupante porque el tejido de una sociedad está representado en la fortaleza de los grupos de ciudadanos.

Por último, es preocupante la prevalencia de comportamiento antisocial. Utilizando un método probado internacionalmente, se encuentra que uno de cada doce colombianos presenta rasgos antisociales. Siendo mucho menos frecuente en mujeres que en hombres.

Para muchos puede no parecer un gran descubrimiento que la salud mental de nuestra sociedad no es buena. No obstante medirla sí es muy importante, de otro modo no se podrían diseñar las intervenciones sociales que se necesitan para mejorarla. 

lunes, 7 de septiembre de 2015

Serenazgo


La unidad administrativa política del municipio puede ser en muchos casos inadecuada, tanto por defecto como por exceso. El nombre municipio le queda grande a muchos lugares que por su baja densidad poblacional, o baja actividad económica o simplemente por la baja capacidad institucional de sus habitantes no es capaz de autogestionarse. A su vez, hay ciudades tan grandes que en realidad son varios municipios en uno, y en muchos casos la unidad optima puede ser más pequeña.

El modelo de gestión pública de grandes ciudades por unidades autónomas más pequeñas es una alternativa que se da en otros lugares del mundo. Lima, la capital del Perú es un buen ejemplo. En la jerga político administrativa de este país, la provincia (ciudad) de Lima está dividida en 43 municipalidades. Cada uno tiene autonomía y competencia sobre sus límites, pero tienen también una obligación de coordinación con la municipalidad metropolitana. La autonomía es política y económica. Los habitantes eligen un alcalde y un consejo; y también pagan impuestos locales. Esta combinación hace a los ciudadanos más cercanos al acontecer local y por ende más informados a la hora de exigir cuentas.

Surco es uno de esos distritos de Lima que vale la pena conocer y estudiar, especialmente por su servicio de seguridad ciudadana. Surco tiene 85 años de creación política, en el habitan unas 480 mil personas, y según el presupuesto publicado en internet tendrá ingresos por 58 millones de dólares para el año fiscal de 2015.         

Con este presupuesto tiene, entre otros servicios, un completo sistema de seguridad ciudadana coordinado por un centro de control de operaciones (CCO). El sistema incluye una fuerza no armada llamada Serenazgo que usando modernas patrullas, motos y otros medios de transporte recorre las calles con el objetivo de salvaguardar el orden. El Serenazgo cuenta con más de 350 cámaras de vigilancia, las cuales son monitoreadas por el CCO y por 30 centros de observación y videovigilancia distribuidos por toda la municipalidad. Estos centros descentralizados son edificios transparentes donde se pueden ver a individuos en frente de monitores, y donde los vecinos pueden acudir.

El CCO es el cerebro de todo el sistema, asignando unidades y recursos dependiendo de las necesidades de seguridad del distrito. Trabaja 24 horas los 365 días del año. Incluye en su personal, miembros de la policía nacional, un grupo de inteligencia encubierto, expertos en criminalística y expertos en atención de desastres. Los ciudadanos pueden interactuar de múltiples maneras con el sistema de seguridad, entre ellas mediante una aplicación para teléfonos inteligentes llamada el botón de alerta, que permite enviar alertas en tiempo real y con ubicación satelital precisa. 

El Serenazgo no es único de Surco, otras municipalidades lo tienen, y como es natural, algunos funcionan mejor que otros. El modelo dista de ser perfecto, pero es sin duda una alternativa que bien podría estudiarse para Colombia. No debemos olvidar que el problema de la inseguridad en las ciudades es la mayor preocupación de todos los colombianos, y que se necesitan alternativas a lo que hoy claramente no está funcionando.