martes, 15 de noviembre de 2016

Epistocracia

(El Mundo, noviembre 17 de 2016)

Los resultados recientes en Estados Unidos, Colombia e Inglaterra, donde los votantes parecen haber elegido la opción menos racional, despiertan una pregunta muy importante ¿es la democracia la mejor opción para tomar decisiones colectivas?

De tiempo atrás, desde que la gente eligió a Barrabas por encima de Cristo, se sabe que son las emociones las que dominan a la hora de votar para el ciudadano desinformado y no un calculo racional de lo que mas le conviene al colectivo. Siendo consecuentes debería hacerse algo para remediar este problema. ¿Cuales son las alternativas?

El filósofo político Jason Brennan en un libro reciente titulado “Contra la democracia” (Against Democracy) retoma los preceptos de antiguos filósofos que se han opuesto a la democracia. Platón y John Stuart Mill, sostenían que el voto universal es un mal sistema, porque da el mismo peso al voto de una persona completamente desinformada que al de una informada. Haciendo de esta manera demasiado vulnerable el sistema a la manipulación por parte de los profesionales en el arte del engaño.

Brennan defiende un sistema llamado epistocracia (epistocracy) en el cual el poder del voto no se obtiene por el mero hecho de respirar y haber nacido en el país, sino que debe ser ganado. Sólo aquellos con un grado suficiente de información, de educación, y de conciencia política deberían tener en sus manos tan poderosa arma.

La idea tiene fundamento, se acabaría la compra de votos, se acabarían los gobiernos desastrosamente populistas (como el de Venezuela), seguramente se acabaría la financiación ilegal o cuasilegal de las campañas, y se acabarían las odiosas campañas políticas. Qué mas quisiera uno por el bien de este país. Desafortunadamente el problema con estas propuestas es como volverlas operativas. Una opción es darle un voto que cuente mas veces a las personas que demuestren un nivel de entendimiento del acontecer político, social y económico suficiente. Pero no existe un examen valido y si existiera sería altamente manipulable. Otra opción es restringir el voto, por niveles de educación, pero esto sería altamente impopular.

La buena noticia es que existen modalidades de votación más sofisticadas que la mayoría simple. Definitivamente coincido con la idea de que el voto es tan valioso y tan importante como herramienta de decisión que no debería ser regalado a cada individuo sino que los individuos deberían hacer méritos suficientes para ganárselo.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Gobernar no es producir

(El Mundo, noviembre 3 de 2016)

Al presidente de los Estados Unidos, Obama, le quedan pocos meses en el poder. A diferencia de Bush y de Clinton, y especialmente por su perfil académico, creo que va a ser muy interesante leer y escuchar sus reflexiones como expresidente.

De hecho, ya empezó. Recientemente, hizo unas declaraciones en un evento en la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh que vale la pena recoger, y que podríamos resumir como “Gobernar no es producir”. En ocasiones, dice el presidente Obama, los presidentes de compañías privadas de gran prestigio y rentabilidad en los EEUU se le acercan y le hablan de liderazgo y de cómo se hacen las cosas en el sector privado. Todos con una cierta soberbia e insistiendo en un viejo mito: el gobierno debería ser manejado como se manejan las empresas privadas.

Los empresarios se equivocan. En primer lugar, la tarea de los gobiernos es hacer precisamente aquellas cosas que ninguna entidad privada se metería a hacer porque no son rentables. Un buen ejemplo es Internet, desarrollado por el Pentágono en un momento en el cual una empresa privada tenía el monopolio de las redes de comunicación. Las grandes obras de infraestructura también son excelentes ejemplos, incluyendo las de transporte masivo.

En segundo lugar, la tarea de los gobiernos es crear el ambiente legal, regulatorio que permite los negocios, y por supuesto construir la infraestructura para mover los bienes y servicios que se comercializan. Es una ilusión de los hombres de negocios el pensar que se han hecho solos. El capital humano en que se basan sus empresas se debe en gran parte a la educación que sus empleados recibieron en universidades públicas, por ejemplo.

Y en tercer lugar, los mercados son inherentemente inequitativos, los empresarios aman la competencia cuando se trata de entrar al mercado, pero luego odian la competencia y se la pasan tratando de acabar con ella, para quedarse con todo el mercado. Dice el Presidente Obama que allí radica la tercera gran tarea de un gobierno, combatir las inequidades, asegurarse que “el ganador no se lo lleve todo”, asegurarse que los que no tuvieron las mismas oportunidades puedan llevar vidas dignas, que entre otras cosas, los vuelve consumidores de las cosas que venden los empresarios.

Dice Obama que hay gastos e ingresos que son de carácter colectivo, y cuyos resultados no se ven en el balance o el estado de ganancias privado, sino que son parte de los estados financieros colectivos. Por estas razones, gobernar no es producir.