(El Mundo, Julio 17 de 2014)
Cada día los
computadores tanto del sector privado como del gobierno almacenan más y más
datos. Casi toda transacción queda hoy guardada en algún sistema o registrada
en alguna cámara. Ya hay legislación que supuestamente nos protege del mal uso
de estos datos, pero falta ver que tanto estamos protegidos. El hecho es que
los datos están y el reto es hacer de ellos una herramienta para una mejor
sociedad. Una dirección en que los datos pueden ayudar es en aumentar la
rendición de cuentas de aquellos que manejan recursos de la salud y que se
podrían estar enriqueciendo deshonestamente.
En los Estados Unidos
la agencia que administra el seguro público de salud para los adultos mayores
está dando pasos gigantescos para dar luz sobre dos temas muy delicados: el
enriquecimiento de algunos profesionales de la salud que abusan del sistema y
la relación entre la industria farmacéutica y los mismos profesionales.
En abril de 2014,
dicha agencia público en internet el total pagado a alrededor de 880,000 profesionales
de la salud. El listado trajo resultados muy dicientes. El profesional con el
ingreso más alto fue un oftalmólogo que recibió 21 millones de dólares en 2012
y que tiene su oficina en la Florida. Curiosamente, por decir lo menos, una vez
la información se hizo pública y los periodistas pudieron cruzar datos con
otras fuentes, encontraron que este señor y otros que están en los primeros
lugares de la lista, habían enfrentado cargos de abuso y de fraude contra el
sistema ante la justicia de ese país.
En julio de 2014, el
gobierno estadounidense obligará a las compañías que producen medicamentos e
insumos para el sector salud a reportar todo gasto de menos de 10 dólares que
este asociado a un profesional de la salud. Estos incluyen: regalos, honorarios
por dar charlas profesionales, viajes a conferencias, recursos para
investigación, entre otros. La
información será publicada pronto y se convertirá en una fuente más para cruzar
y rastrear a aquellos que tengan claros conflictos de interés.
¿Debe seguir Colombia estas prácticas? Creo que sí. El sistema de salud ha sido reformado por una ley estatutaria que bajo la figura de la “autonomía medica” dejo en manos de los profesionales de la salud la chequera del sistema. No hay duda que muchos hombres y mujeres honestos recomendaran el tratamiento que es efectivo al menor costo, dejando recursos disponibles para el siguiente paciente que los necesite. Para detener a los que no son honestos se necesitan datos como los mencionados en esta columna. El Ministerio y la Superintendencia de Salud pueden hacerlo.
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