martes, 24 de julio de 2018

El barco se sigue hundiendo

(El Mundo, julio 26 de 2018)

El nuevo gobierno va a encontrar un sistema de salud que se está hundiendo por su propio peso. Primero las cifras. De acuerdo con cálculos recientes de Jaime Alberto Peláez publicados en el periódico El Pulso de la ciudad de Medellín, las 12 EPS más grandes del país tuvieron pérdidas consolidadas netas de 1.9 billones de pesos. El mismo autor señala  que estas pérdidas financieras están concentradas en 6 EPS, y que las deudas acumuladas del sistema con los prestadores podrían alcanzar los 20 billones de pesos (casi 2 Hidroituangos).

Ningún otro derecho constitucional está en semejante crisis financiera. El común de las personas pensara que bien merecido se la tienen las EPS, pero en realidad, que se quiebre una EPS significa que se quiebren muchas IPS. Porque los activos que tienen estas entidades alcanzan para pagar un mínimo porcentaje de sus deudas.

El barco lleva hundiéndose mucho tiempo, año tras año, los indicadores financieros se han ido deteriorando. Faltó mano dura para atajar el problema y ahora es muy grande, y por ende las soluciones van a ser dolorosas.

Conseguir recursos nuevos y frescos para el sistema es muy difícil, sin que esto estorbe a alguien o le dañe el negocio a alguien. Por ejemplo, se le podrían inyectar del orden de 5 billones de pesos al sistema si se agregan los ingresos de SOAT y de las ARL a la bolsa de la ADRES. Pero esto no le conviene a los dueños de estos dos negocios.

También se podría incentivar la inyección de capital fresco promoviendo la compra y fusión de las EPS. O se podría eliminar la restricción a la integración vertical y generar verdaderas redes integradas, con gobernabilidad única. Pero esto no le conviene a los dueños de los hospitales públicos (los políticos) o privados.

También podría aumentarse la vigilancia epidemiológica y descubrir los abusos (incluso fraudes, como el cartel de la hemofilia) de especialistas, todos motivados por el afán de lucho individual.

El barco de la salud se sigue hundiendo. De todos los sectores es al que más atención debería prestarle el próximo gobierno.

lunes, 9 de julio de 2018

La micro corrupción

(El Mundo, julio 11 de 2018)

Una de las tareas más importantes para el nuevo gobierno será la de identificar los colados de los subsidios estatales y formalizarlos. En una columna hace dos años mostré como en 2015 había 22 millones de personas afiliadas al régimen subsidiado y 13 millones de pobres. Es decir que había un poco más de nueve millones de personas coladas. Los departamentos dónde la brecha fue mayor eran Antioquia y Valle del Cauca.

Desafortunadamente las cosas no han cambiado. En diciembre de 2017 según la ADRES había 22.4 millones de afiliados al régimen subsidiado, es decir, 400 mil personas más. A la vez, de acuerdo con el DANE, entre 2016 y 2017, 385 mil personas salieron de la pobreza monetaria y 469 mil personas salieron de la pobreza extrema en el total nacional. La incidencia de la pobreza en 2017 fue de 26.9%, es decir unos 13.1 millones de pobres, asumiendo que la población colombiana es de 49 millones de habitantes. Esto quiere decir que la cifra de “colados” al sistema de salud probablemente ha aumentado.

Las cifras de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida de 2017 muestran que las condiciones de los hogares son cada vez mejores. Por ejemplo el 45.2% de las personas vive en “casa propia, totalmente pagada”. El 94% tienen TV, el 86.5% nevera, 73.4% TV por suscripción, el 65% maquina lavadora, el 50% equipo de sonido, el 50% conexión a internet y el 44.3% computador. Sí hay dinero para todos estos aparatos y servicios, debería haber dinero para contribuir a la salud.

Según la misma encuesta el 24% de los hogares que viven en cabeceras (hogares urbanos) se considera pobre, lo que coincide con la incidencia de la pobreza monetaria en cabeceras de 24.2%. Es decir, los mismos hogares ratifican que los pobres no pasan de 13.1 millones de personas.

Los “colados” son una de las peores formas de corrupción social que tenemos en Colombia. Es la micro corrupción. Son personas que no creen en el principio básico de “todos ponen, todos ganan” y por ende no contribuyen al bienestar colectivo. Pero su engaño al estado termina siendo un engaño a sí mismas. Por ejemplo, el sistema de salud es lento, en buena medida por la falta de recursos monetarios. Y así, similarmente, otros servicios estatales como la educación son de baja calidad por la falta de recursos.

La buena noticia es que la solución a los “colados” existe, la información de ingresos y gastos existe en bases de datos, es cuestión de cruzarlas de manera inteligente. Cada vez es más difícil esconder gastos e ingresos. Sí el nuevo gobierno tiene la voluntad de hacerlo será posible.