(El Mundo, julio 26 de 2018)
El nuevo gobierno va a encontrar un sistema de salud que se está hundiendo por su propio peso. Primero las cifras. De acuerdo con cálculos recientes de Jaime Alberto Peláez publicados en el periódico El Pulso de la ciudad de Medellín, las 12 EPS más grandes del país tuvieron pérdidas consolidadas netas de 1.9 billones de pesos. El mismo autor señala que estas pérdidas financieras están concentradas en 6 EPS, y que las deudas acumuladas del sistema con los prestadores podrían alcanzar los 20 billones de pesos (casi 2 Hidroituangos).
El nuevo gobierno va a encontrar un sistema de salud que se está hundiendo por su propio peso. Primero las cifras. De acuerdo con cálculos recientes de Jaime Alberto Peláez publicados en el periódico El Pulso de la ciudad de Medellín, las 12 EPS más grandes del país tuvieron pérdidas consolidadas netas de 1.9 billones de pesos. El mismo autor señala que estas pérdidas financieras están concentradas en 6 EPS, y que las deudas acumuladas del sistema con los prestadores podrían alcanzar los 20 billones de pesos (casi 2 Hidroituangos).
Ningún otro derecho constitucional está en
semejante crisis financiera. El común de las personas pensara que bien merecido
se la tienen las EPS, pero en realidad, que se quiebre una EPS significa que se
quiebren muchas IPS. Porque los activos que tienen estas entidades alcanzan
para pagar un mínimo porcentaje de sus deudas.
El barco lleva hundiéndose mucho tiempo, año
tras año, los indicadores financieros se han ido deteriorando. Faltó mano dura
para atajar el problema y ahora es muy grande, y por ende las soluciones van a
ser dolorosas.
Conseguir recursos nuevos y frescos para el
sistema es muy difícil, sin que esto estorbe a alguien o le dañe el negocio a
alguien. Por ejemplo, se le podrían inyectar del orden de 5 billones de pesos
al sistema si se agregan los ingresos de SOAT y de las ARL a la bolsa de la
ADRES. Pero esto no le conviene a los dueños de estos dos negocios.
También se podría incentivar la inyección de
capital fresco promoviendo la compra y fusión de las EPS. O se podría eliminar
la restricción a la integración vertical y generar verdaderas redes integradas,
con gobernabilidad única. Pero esto no le conviene a los dueños de los
hospitales públicos (los políticos) o privados.
También podría aumentarse la vigilancia
epidemiológica y descubrir los abusos (incluso fraudes, como el cartel de la
hemofilia) de especialistas, todos motivados por el afán de lucho individual.
El barco de la salud se sigue hundiendo. De todos los sectores es al que más atención debería prestarle el próximo gobierno.