domingo, 6 de marzo de 2016

Percibir y medir

(Publicado El Mundo, Marzo 10 de 2016)

Esta semana se conocieron las cifras de pobreza de 2015. De acuerdo con los medios el Presidente de la Republica afirmó que “Ya el 70 % de los colombianos o un poco más, están en lo que podríamos denominar la clase media”. Esto genero algún revuelo entre periodistas radiales y comentaristas. Quienes ponían en duda lo afirmado con base en su percepción.

Esta situación no es nueva, refleja un continuo choque entre percepción y medición, y que involucra usualmente a las estadísticas producidas por el DANE, qué es la entidad encargada oficialmente de medir los indicadores económicos y sociales en este país.

Atacar las cifras del DANE, es atacar la credibilidad de la misma institución.  Los que lo hacen desconocen que esta entidad trabaja con estándares internacionales, que aplica metodologías internacionales, y que mide de la misma forma que lo hacen los países desarrollados. También desconocen que el DANE es asesorado por agencias y expertos internacionales y que sus datos están bajo el escrutinio de muchos ojos y de muchos investigadores económicos y sociales, gracias a que cada vez es una entidad mas abierta a compartir la información de cada una de sus encuestas.

Esto no quiere decir que el DANE no tenga debilidades, si alguna critica le cabe es la obsolescencia de algunas de sus encuestas, por ejemplo el censo agropecuario que tenía 40 años de no hacerse. Pero ahí la culpa no es del DANE es del Congreso y de los Ministros de Hacienda que no le han dado la importancia que se merece y no le han destinado los recursos suficientes en el presupuesto nacional para fortalecerlo.

Volviendo a la cifra de pobreza, los conspiradores de oficio argumentaran que la cifra es política, y que tanto al gobierno como a las entidades multilaterales les conviene mostrar reducciones para mostrar el éxito de las políticas y fundamentar la necesidad de mas prestamos para seguir financiando los programas. Personalmente no creo en estas teorías de conspiración, y la carga de la prueba esta en ellos.

Es justo decir que la medición por líneas de pobreza es debatible y que esta puede ser muy baja, son $985,344 para una familia de 4 personas en zona no rural. Pero la medición por dimensiones de la pobreza es sin duda muy exigente, porque aplica un examen que es difícil de pasar. Se incluyen 15 indicadores sobre las condiciones educativas del hogar, las condiciones de la niñez y la juventud, la salud, el trabajo y el acceso a los servicios públicos domiciliarios y las condiciones de la vivienda. Se consideran pobres los hogares que no pasan 5 de estos criterios. Según el DANE sólo el 14.4% de los hogares en cabeceras no pasaron el examen.


El apetito por la medición y por la toma de decisiones basadas en datos y no en percepciones es uno de los factores de éxito de las empresas y de las sociedades desarrolladas. La percepción es pésima consejera, los sentidos nos engañan permanentemente, y solo vemos lo que queremos ver. Los datos son la solución.