jueves, 24 de julio de 2008

Biocombustibles: una mala idea

(La Patria, 28 de Julio)
El Presidente del Banco Mundial denomina la actual crisis en los precios de los alimentos como “un problema inventado por el hombre”. Tres factores se identifican como las causas. Por una parte están los precios de los combustibles, los cuales con su crecimiento sostenido de los dos últimos años han incrementado los costos de la agricultura. Por otra, esta la caída en inventarios gracias a sequias inesperadas en algunos países. Y por último, la reasignación de tierras y productos agrícolas para la producción de biocombustibles, maíz especialmente.

Recientemente Will Martin, economista sénior del Banco Mundial, estudio la contribución de cada uno de estos factores al incremento en los precios de los alimentos. Martin encontró que la demanda por alimentos en los países en desarrollo no ha cambiado sustancialmente, y que la contribución de los cambios climáticos ha sido baja. Según este mismo analista, lo que definitivamente ha sido un cambio fundamental en el mercado es el crecimiento del uso de productos agrícolas en la producción de combustibles.

Las consecuencias de altos precios en los alimentos son devastadoras. De acuerdo con el mismo Banco, 41 países han perdido entre 3% y 10% de su PIB en los últimos 18 meses. Además, esta entidad estima que 100 millones de personas han caído en la pobreza en los dos últimos años, engrosando los más de 2 billones de habitantes del planeta que viven en tal situación. Los niños son grandes perjudicados también, alrededor de 3.5 millones mueren anualmente por causa de malnutrición, y los que sobreviven sufrirán múltiples problemas de salud física y mental por el resto de sus vidas. Todo esto está documentado científicamente.

Los biocombustibles, de acuerdo a estas cifras, no resisten entonces el más mínimo y simple análisis costo beneficio desde la perspectiva de la sociedad mundial. Sus supuestos beneficios en términos de disminución del calentamiento global han sido cuestionados, no solo por su mínima contribución en cada galón de gasolina, sino por los bosques que han sido destruidos para dar paso a nuevas plantaciones.

La afirmación del Banco Mundial tiene gran sentido. Los biocombustibles son el más reciente invento de la humanidad con consecuencias nefastas para sí misma. Un invento que nació gracias a la letal combinación de la presión de grupos de interés por subsidios gubernamentales y a la creación de mercados inexistentes. Según la OECD la industria de biocombustibles depende intensivamente de subsidios públicos para su existencia, 11 billones de dólares en 2006 y 25 billones proyectados a 2015.

Los biocombustibles son un ejemplo más de porque los gobiernos no deben subsidiar productos específicos, los mercados saben hacerlo de manera más eficiente. (El reporte de la OECD se encuentra en http://www.oecd.org/dataoecd/19/62/41007840.pdf)

lunes, 7 de julio de 2008

Legalización inesperada

(La Patria, Julio 14 de 2008)
Alejandro Gaviria escribía hace poco en su columna qué “Dentro del orden económico mundial, Colombia se ha especializado en la estimulación y el entretenimiento químico de las clases medias del primer mundo, bien sea en la forma de cocaína, de cafeína o de ambas.” En este orden de ideas, las tendencias mas recientes del mercado norteamericano en términos de demanda por “entretenimiento químico” pueden darnos luces acerca del futuro de este indeseable renglón en nuestras exportaciones.

Mucho se habla de la legalización como única solución al principal problema de Colombia. Una vez legalizadas las rentas deberían acabarse gran parte de nuestros problemas, asumiendo que el dinero del narcotráfico financia la mayor parte de las actividades criminales desestabilizadoras del país. Si esto es así, parece avecinarse una “legalización” inesperada del problema en el sentido amplio de la palabra.

La Comisión de Examinadores Médicos de la Florida acaba de publicar su análisis de autopsias de 2007 y en éste encuentra que la tasa de muertes causada por abuso de drogas legales, aquellas que se producen en laboratorios médicos y de venta en farmacias, es tres veces más alta que la asociada a todas las drogas ilegales combinadas.

Esta cifra no es aislada o nueva. De acuerdo con el Instituto Nacional de Abuso de Drogas de los EEUU y la DEA, el abuso de este tipo de medicinas presenta una tendencia creciente en Norteamérica. Cerca de siete millones de norteamericanos están abusando de estas, un incremento de ochenta por ciento en los últimos seis años.

Las drogas licitas de mayor abuso son los supresores de dolor, las medicinas para deprimir el sistema nervioso central recetadas para tratar la ansiedad y desordenes en el sueño, y los estimulantes, usados igualmente para tratar la narcolepsia y problemas de déficit de atención por hiperactividad.

Según edades, los mayores problemas se presentan en personas mayores de 65 años, pero la tendencia es más preocupante en jóvenes. Por ejemplo, en 2006, 2.7% de niños de octavo grado, 7.2% de décimo grado y 9.6% de aquellos en doceavo grado habían abusado de alguna de estas medicinas en el año inmediatamente anterior.

Los estudios en esta materia son aun escasos. Las razones que explican el crecimiento de esta nueva demanda por drogas licitas parecen estar asociadas con la aparente “seguridad” que estas ofrecen. Esta seguridad, en la mente de los consumidores, es entendida de dos maneras. Uno, son medicinas que fueron recetadas previamente por un medico. Dos, evitan los riesgos asociados a comprar drogas en la calle. Adicionalmente el acceso a estas drogas es fácil usando farmacias virtuales. Para los mas chicos el acceso esta en los gabinetes de sus padres o familiares.

Es difícil prever que tan poderoso sea este efecto substitución en la demanda por “entretenimiento químico” pero al menos la buena noticia es que le esta llegando fuerte competencia a nuestro indeseable primer producto de exportación.