martes, 7 de octubre de 2014

Pagar por cuidarse


La nueva directora del ICBF ha mostrado su preocupación por el problema de embarazo adolescente y con mucha razón. Las cifras son preocupantes. De acuerdo a información del boletín de prensa del ICBF sobre el tema, con datos del Observatorio del Bienestar de la Niñez del mismo instituto y estadísticas de nacimientos del DANE, se muestra que desde el año 2008 hasta el 2013, han nacido cada año, en promedio, 159.656 niñas y niños, de madres entre 10 y 19 años. De este total, alrededor del 4% eran madres entre 10 y 14 años de edad. 

No obstante vale la pena recalcar que el problema viene en disminución, pues el número de nacimientos de madres menores de 19 años registró una reducción del 8,2% entre el año 2008 y el 2013. La tendencia a la baja del indicador muestra que no es un problema insalvable. ¿Qué se puede hacer para acelerar esta caída?. La respuesta políticamente correcta que debe dar un funcionario público está plasmada en la declaración de la señora Plazas en el mismo comunicado: “Vamos a fortalecer el trabajo interinstitucional en la reducción de los factores familiares, sociales y culturales que influyen en el embarazo adolescente y que dificultan la construcción de proyectos de vida sólidos para nuestros niños, niñas y adolescentes”.

Una opción un poco menos políticamente correcta seria utilizar incentivos económicos directos. En palabras simples pagar por no embarazarse. Hoy por hoy, el programa familias en acción paga a familias por el cumplimiento de metas como asistencia escolar y chequeos médicos. Evaluaciones rigurosas de este programa han mostrado que el incentivo económico funciona, sin ser perfecto.

Desconocer los incentivos económicos perversos que proveen los programas asistencialistas es ingenuo. La gente que trabaja en las comunas más pobres precisamente en el tema de embarazo adolescente da fe del incentivo económico a tener hijos que generan los subsidios a los recién nacidos. ¿Por qué no contraponer este incentivo con uno similar pero a no quedar en embarazo?.


El programa no reemplazaría al actual, eso sería un error, pues induciría a abortos. Tampoco podría ser universal porque son más las niñas que no tienen hijos a las que sí lo hacen y por ende no habría presupuesto. Un programa piloto, en un barrio o zona con muchas niñas en riesgo sería el primer paso para probar la idea.  Esta posibilidad tendría que venir del sector privado, y si funciona, ser adoptada por el gobierno. La semilla de muchos males de la sociedad actual son los hijos no deseados, cualquier acción que disminuya este hecho tendrá grandes beneficios para el país.

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