miércoles, 16 de diciembre de 2009

Comportamiento de exportación

(El Mundo, Dic 18 de 2009; La Patria, Dic 21 de 2009)

Los académicos de las facultades de economía internacionales no cesan de producir estudios interesantes. Desafortunadamente las conclusiones de los mismos no dejan muy bien parada a Colombia. El ejemplo más reciente es un documento titulado “Exposición a la Guerra Civil y Violencia”, escrito por Miguel y Saiegh de la Universidad de California y Satyanath de la Universidad de Nueva York.

La motivación de su estudio se encuentra en investigaciones previas que han mostrado cómo los conflictos civiles tienen severas consecuencias en la salud física y mental de aquellos que están expuestos al mismo. Y la palabra “expuestos” es muy importante, porque el efecto no se da sólo sobre los individuos que combaten, sino sobre la población civil de la región o país en cuestión.

La dificultad inherente en este tipo de estudios es la imposibilidad de separar la exposición diferencial a la guerra civil y los niveles de violencia individual, de otros factores tales como la corrupción o captura de los gobiernos y en general de ambientes con instituciones débiles. Es aquí donde el ingenio de estos autores se hace evidente. En efecto, es posible encontrar un lugar con reglas e instituciones fuertes, no afectadas por conflictos civiles, pero donde los individuos que interactúen en este hayan sido expuestos a diferentes niveles de conflicto civil. La respuesta: los campos de fútbol de la liga europea.

La medida de violencia utilizada es el número de tarjetas amarillas recibidas por los jugadores que actúan en alguna de las grandes ligas europeas (Italia, Inglaterra, España, Alemania y Francia). Y la medida de exposición a la guerra civil es el número de años que el país de donde el jugador es originario ha estado en guerra entre 1980 y 2005.

Los resultados son tristemente interesantes. Se encontró una fuerte correlación entre el número de años de conflicto civil en el país de origen de un jugador y la probabilidad de que este reciba una tarjeta amarilla. Los autores ejemplifican su punto realzando que Colombia e Israel son los únicos países con guerra civil en todos los años del análisis y que Iván Ramiro Córdoba, en solo dos temporadas, acumulo 25 tarjetas amarillas. De acurdo con los autores, los resultados son similares aun cuando los jugadores de países como Colombia, Israel, Irán, Perú y Turquía son excluidos del análisis.

Los resultados no son en manera alguna un ataque a los colombianos, ni tampoco sugieren una relación causa-efecto inequívoca. Sin embargo, si sugieren una reflexión profunda en torno a las múltiples y quizá inimaginables consecuencias que la exposición a una guerra civil por décadas ha dejado en la mente y en el comportamiento de los colombianos. Quizá una de ellas sea la exagerada indiferencia ante actos violentos de nuestra sociedad (un borrador del estudio se puede encontrar en http://elsa.berkeley.edu/~emiguel/pdfs/miguel_soccer.pdf).

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Una visión de la Democracia en EEUU

(EL Mundo, Diciembre 8 de 2009)

Hace tres años, un par de profesores de la facultad de economía de la Universidad de Tennessee (Davis y Figgins), se embarcaron en una investigación sui generéis. La pregunta que querían responder era: Creen los economistas norteamericanos que la democracia de los EEUU realmente funciona? Para responderla, los investigadores enviaron una encuesta por correo a mil economistas, seleccionados aleatoriamente de la lista de miembros de la Asociación de Economía Americana, la más prestigiosa del mundo. La tasa de respuesta fue de aproximadamente un treinta por ciento.

Aquellos que respondieron fueron en su mayoría hombres y profesores de tiempo completo. La mitad tenía más de 25 años de experiencia profesional. En términos de afiliación política, la mayoría era demócrata (el partido de Obama) o independiente. Pocos se identificaron como republicanos (el partido de Bush). Las preguntas se diseñaron a manera de proposiciones, con respuestas en una escala de 1 a 5, siendo 1 “Totalmente en desacuerdo” y 5 “Totalmente de acuerdo”. Los resultados, aun sin ser totalmente científicos, son sugestivos. Veamos algunos.

Ante la proposición que afirmaba que en ese país los grupos de lobby tienen un impacto no despreciable en la formulación de política pública, los encuestados estuvieron altamente de acuerdo. De igual forma, la proposición según la cual los funcionarios públicos elegidos por votación popular usaban los medios de comunicación para promover puntos de vista políticos más que para comunicar los hechos de manera no sesgada, recibió alta aprobación. Otro punto de convergencia fue la proposición según la cual la mayor prioridad de un individuo elegido por votación popular era ser reelegido.

En términos de sustento para la toma de decisiones, estos economistas opinaron que las decisiones en EEUU están típicamente basadas en conveniencia política más que en evidencia científica. De manera similar, la proposición según la cual los oficiales elegidos por voto popular hacen promesas de campaña que luego no pueden o no están dispuestos a honrar, también recibió alta aprobación.

Quizá la más interesante de todas las respuestas fue la dada ante la proposición que preguntaba si consideraban que una ley típica, aprobada por el congreso norteamericano, generaba beneficios sociales netos positivos para su sociedad. La respuesta más frecuente fue: “En Desacuerdo”.

Davis y Figgins, concluyen con la siguiente definición de la política en EEUU: un lugar donde los grupos de interés ejercen influencia sobre los políticos, quienes usan un discurso público bien creativo dirigido a votantes ignorantes o poco versados en temas económicos con el fin de ser reelegidos, y donde las eventuales consecuencias de las políticas públicas frecuentemente no traen beneficios sociales, excepto para los grupos de interés que las promueven.

Interesante entonces leer el escepticismos de los economistas respecto al supuesto primer producto de exportación de EEUU. Pensaran lo mismo los nuestros? Me inclino a pensar que si.