(El País, Agosto 26 de 2013; El Mundo, Agosto 29 de 2013)
En estos días nos estamos enterando quien tiene en sus bases de datos nuestra información privada. Llegan correos electrónicos anunciando políticas de privacidad y de uso de la información por parte de múltiples entidades. Nos aseguran que tenemos derecho a verificar, rectificar y remover nuestros datos. Todo esto gracias a la ley Habeas Data que rige en Colombia desde 2012. Habeas data significa, palabras mas palabras menos, que “Usted es el dueño de la información”, no ellos. Olvidó sin embargo el legislador regular el dato mas importante de todos: la cédula de ciudadanía.
En estos días nos estamos enterando quien tiene en sus bases de datos nuestra información privada. Llegan correos electrónicos anunciando políticas de privacidad y de uso de la información por parte de múltiples entidades. Nos aseguran que tenemos derecho a verificar, rectificar y remover nuestros datos. Todo esto gracias a la ley Habeas Data que rige en Colombia desde 2012. Habeas data significa, palabras mas palabras menos, que “Usted es el dueño de la información”, no ellos. Olvidó sin embargo el legislador regular el dato mas importante de todos: la cédula de ciudadanía.
Como el
jingle de algún comercial de televisión, en este país piden la cédula en todas
partes: los almacenes comerciales, los supermercados, la portería de un
edificio, la portería de una entidad publica, la droguería, la serviteca, la
tienda de la esquina, el banco. A diario, miles de personas entregan a
completos extraños el dato mas importante, aquel que permite la identificación única,
aquel que abre la llave a uno de los delitos mas temidos en el mundo
desarrollado: el robo de identidad.
Lo que
es peor aun, a diario, al usar nuestras tarjetas de crédito o debito, nos
exigen que además de dar nuestro número de cédula, entreguemos nuestra firma y
el número de teléfono. Se pregunta uno con semejante ligereza en el manejo de
la información privada ?por que en este país el delito del robo de identidad no
es rampante? Quizá el grado de educación de nuestros ladrones aun no da, pero
seguro les estamos abonando un terreno ya de por si muy fértil, que pronto será
un problema de marca mayor.
La
gravedad de la situación no para ahí, lo que es seguramente una buena intención,
esta empeorando las cosas. Gracias a las iniciativa de gobierno en línea, hoy
por hoy con solo el número de cédula, cualquiera puede consultar datos tan
importantes y tan privados como la historia laboral y de cotizaciones al sistema
de seguridad social, los antecedentes judiciales, el puesto de votación, y todo
lo relacionado con la licencia de conducción, y muchos mas. Ni que hablar de lo
que se puede lograr usando dos datos, por ejemplo, la cédula y el numero de
placa de un carro. Con estos se consigue en línea toda la información de la
tarjeta de propiedad, del SOAT, y otros como los gravámenes a la propiedad.
El
legislador y el ejecutivo, no deberían esperar a que un escandalo mediático los
obligue a actuar. Tres cosas podrían hacerse inmediatamente. Primero limitar o
incluso eliminar el acceso a la información antes mencionada que esta disponible
vía internet. Segundo, autorizar solo a aquellos que tengan la capacidad de
garantizar la seguridad de un dato tan sensible como este para requerirlo. Y
tercero, prohibir que los vouchers de tarjeta de crédito requieran firma, cédula
y teléfono.