jueves, 28 de julio de 2016

SOAT

(El Mundo, julio 30 de 2016)
(Una versión del mismo argumento en El Espectador, Agosto 5 de 2016)

El Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) es un seguro exigido a todo vehículo motorizado y tiene por objeto proteger a todas las víctimas de accidentes de tránsito cuando su salud se ve comprometida. Cubre lesiones o muerte de personas, independiente de quien tuvo la culpa del evento. La atención se presta a todas las personas involucradas en el accidente sean conductor, acompañantes o peatones.

El SOAT se justifica en dos principios: solidaridad y universalidad. El principio de solidaridad se refiere a que los generadores del riesgo deben aportar los recursos requeridos para la atención de las víctimas de accidentes. El principio de universalidad  se refiere a la posibilidad de que toda víctima de un accidente de tránsito tenga derecho a la atención debida. 

En caso de accidente, cada víctima tiene derecho al traslado desde el sitio del accidente al centro de salud más cercano; la atención médica completa desde la atención inicial de urgencias hasta la rehabilitación final. El seguro también incluye indemnización en caso de incapacidad permanente y gastos funerarios e indemnización  en caso de muerte. Pero el SOAT tiene un tope de gasto, y cuando se supera es la EPS de la víctima la que debe cubrir el remanente de acuerdo a las coberturas del POS. Esta continuidad muestra que el POS y el SOAT comparten un fin común, la recuperación de la salud.  Sin embargo esta continuidad también es parte de los problemas que se denuncian a diario en medios y que viven los prestadores, pacientes y aseguradores: “guerra de ambulancias”, falsos accidentes, doble facturación, precios de facturación escandalosos, realización innecesaria de procedimientos, fragmentación en la atención, o literalmente la suspensión de servicios.

La mayoría de estos males se explica por una razón, las facturas del SOAT las pagan compañías privadas de seguros. Lo que hace que las facturas sean pagadas entre 30 y 45 días, mientras que cualquier factura en el POS pagada por una EPS puede tomar dos o tres veces ese tiempo, y si es No POS puede simplemente no ser pagada.

La mejor opción es combatir la corrupción, pero ya sabemos que en este país esas son palabras vacías. Una segunda opción de política pública que atacaría los problemas mencionados y que de paso ayudaría al gobierno a recaudar mayores ingresos para el sistema de salud, que bien sabemos está literalmente quebrado, sería modificar las reglas de juego del SOAT para incorporar estos recursos en su totalidad al FOSYGA. Habrá seguramente detalles técnicos y legales que deban resolverse pero es una alternativa que debería al menos considerarse desde el Ministerio de Salud y de Hacienda en la actual coyuntura financiera del sector. Y de paso podrían echarle una miradita a las ARL.

martes, 19 de julio de 2016

Curules para otros

(El Mundo, julio 16 de 2016)

De acuerdo con las FARC-EP, y según noticias de Abril de este año, el presidente Santos les ofreció públicamente 10 curules en el Congreso.  De este tema no se ha vuelto a hablar, y aunque la idea suena descabellada, no lo seria tanto sí va acompañada de curules para mas gente que las merece.

Bien es sabido que el sistema electoral colombiano, el que elige cada cuatro años congresistas esta sujeto a las leyes de mercado. Si se tiene el dinero suficiente es posible comprar una curul. La compra de votos ha sido genialmente documentada en todos los medios del país. Como es natural, el congresista que fue elegido de esta manera, tiene su mente y su conciencia comprada y se convierte en un títere de quienes lo financiaron. Así las cosas, el voto popular y la democracia, son meras fachadas. Un juego en donde con cara pierdes tu y con sello gano yo.

Si se parte de esta realidad, unas curules que se le den a las FARC-EP son tan antidemocráticas como las compradas. Entonces podría uno sugerir que por una sola vez, se den también curules a personas que puedan aportar desde su conocimiento a un mejor Congreso. Sería intentar algo diferente, y quizá para el gobierno Santos una forma de ganar popularidad frente a la idea de dar curules a las FARC-EP.

Se me ocurre que las universidades con acreditación de calidad son candidatas ideales para proporcionar este conocimiento. Cada universidad, según sus fortalezas y liderazgo, podría proponer un profesor. Los profesores podrán elegir la subcomisión que mejor se adapte a su posible contribución. En suma la propuesta es que por cada curul a las FARC se de una curul a un profesor universitario.

Y como al público en general le molesta tanto lo que le pagan a los congresistas, no hay problema, los profes se quedan ganando lo que ganan en sus universidades. El costo sería simplemente transporte y alojamiento a Bogotá. No necesitarían tener un cuerpo legislativo, pues sus estudiantes y colegas les ayudarían a redondear de manera mas técnica sus propuestas. Y por supuesto, por ningún motivo podrían ser reelegidos. La independencia solo la da no tener nada que negociar nada para ser reelegido.

Ahí queda pues la propuesta, una curul para un profesor por cada curul para un exguerrillero.