martes, 16 de diciembre de 2014

Navidad


La época de Navidad además de ser de regocijo y alegría para unos, indiferente para otros, y depresiva para el resto, es objeto de estudio. Existe un buen número de estudios hechos por economistas respecto a lo que podríamos llamar el efecto navidad. Un artículo reciente de Laura Birg y Anna Goeddeke resume los principales hallazgos de esta curiosa literatura.

Los efectos sobre la salud no son muy buenos. Por ejemplo, el primer efecto, bien conocido por todos, es el incremento en el peso corporal. Un estudio muestra que en navidad se gana entre medio kilo y kilo y medio, y que el efecto es persistente, mejor dicho no se pierde. Otro resultado que no es sorpréndete es el aumento en la ingesta de alcohol. Las consecuencias no son buenas porque hay más muertes relacionadas con alcohol, causadas por accidentes, riñas, e intoxicación. Además existe evidencia de un mayor aumento en enfermedades del corazón como arritmias en gente saludable. Incluso, aun sin estar relacionadas con alcohol, hay evidencia de más muertes por el efecto congestión en las salas de urgencias.

Los efectos sobre el bolsillo, no hace falta decirlo, también son negativos. Los regalos son un gasto que muchos se sienten obligados a hacer. Pero lo más interesante es la pérdida de valor que se genera en los mismos, o mejor dicho la transferencia de valor que se hace a los comerciantes y productores. Una serie de estudios han comparado el valor pagado por un regalo y el valor para quien lo recibe. El efecto promedio se ubica entre 10% y 33% menos. Es decir cuando usted regala algo que le cuesta 100 pesos, el receptor lo valora en 66 en el peor de los casos. La solución obvia es regalar dinero en efectivo, pero psicológicamente no estamos preparados.

Los efectos positivos también son claros. Existen estudios que muestran que la gente es más generosa donando a obras de caridad que en cualquier otro momento del año. No es gratis que una buena parte de la población espere con tanto fervor la navidad. La alegría de reunirse con seres queridos, de revivir momentos gratos del pasado, de conocer sitios nuevos, de conocer personas nuevas, de descargarse de lo negativo, de pensar que el primero de enero es posible enterrar lo malo y arrancar de cero, aumenta el bienestar individual y colectivo.


Para una navidad óptima, hay que cuidarse de los excesos de comida y alcohol, regalar efectivo, dar a los que necesitan y llenarse de momentos y no de cosas. Feliz Navidad.

martes, 2 de diciembre de 2014

Uber polémicas

(El Mundo, diciembre 4 de 2014)

Cuando un grupo de ciudadanos quiere solucionar un problema derivado del abuso de otros ciudadanos sin usar la violencia ni la coerción y la ley se lo impide es la ley la que esta mal y no los ciudadanos. El caso de Uber es un perfecto ejemplo de esto.

El problema es sencillo: resulta que un grupo de ciudadanos se cansaron del servicio que reciben de ciertos taxistas en las principales ciudades del país. Las razones son múltiples: mal servicio al cliente, taxímetros adulterados, irrespeto a las normas de transito, mal estado y olor de los taxis, inseguridad y todas las demás quejas que todos los usuarios del servicio tienen.

Uber es una solución importada. Un servicio tecnológico que une a conductores con usuarios, prometiendo no caer en los vicios anteriormente mencionados. La solución criolla ya existía, por debajo de cuerda como muchas cosas en Colombia, muchas personas se dedican y han dedicado a transportar a otras personas con estándares más altos de calidad.

Sin embargo, de acuerdo con el Ministerio de Transporte, Uber es ilegal. La razón es que Uber es una empresa de internet y no una empresa transportadora. Los dueños de los taxis tradicionales han pagado un derecho, el famoso cupo, para prestar su servicio, y además tienen que pasar otra serie de regulaciones para prestar el servicio mientras que los automóviles de Uber no, y esto representa una desventaja. El argumento es cierto. Pero no menos importante es la razón que motivo a Uber: la inseguridad y la mala calidad del servicio.

La lógica indica que la Uber polémica debe resolverse en favor de los ciudadanos. Lo que debe enviar un mensaje claro a los malos conductores y propietarios de taxi. De hecho, si el gobierno nacional fuera inteligente debería usar esta oportunidad para meter en cintura a una actividad que mueve mucho dinero y que no deja traza del mismo. Uber si porque se paga con tarjeta de crédito. La DIAN podría resolver rapidito parte del hueco fiscal que nos esta dejando la caída del precio del petróleo.

Un buen censo del negocio de los taxis revelaría un universo que muchos conocen y todos callan. Basta con subirse a un taxi y hacerle un par de preguntas al conductor para enterarse de quien es el dueño del taxi, cuanta plata hace al día, que seguridad social ofrece al conductor, y lo mas importante, cuantos taxis tiene. En las principales ciudades del país un taxi nuevo o relativamente nuevo con cupo es un activo que pasa de los 100 millones de pesos. Es decir casi el patrimonio bruto exigido para ser declarante de renta. Sin duda, detrás de la informalidad que ronda en este sector existe una enorme evasión de impuestos.


La Uber polémica es una oportunidad de oro para disciplinar un oficio del que necesitamos mas información, orden y regulación.