miércoles, 27 de enero de 2010

La tarea de la próxima década

(La Patria, Febrero 1 de 2010; El Mundo, Febrero 8 de 2010)

En la edición de Diciembre de 2009, la revista Foreign Affairs le pidió a Bill Clinton enumerar los 3 líderes mundiales a los que la gente debería prestar atención en el futuro cercano. Su respuesta: Paul Kagame (Rwanda), Alvaro Uribe (Colombia) y José Ramos-Horta (East Timor). La razón para referirse a Uribe radica en lo que según Clinton es el milagro de Medellín. Colombia es un país para observar por haber sido capaz de pasar de ser la capital mundial de las drogas a ser la sede del 50 aniversario del BID.

En lo dicho por Clinton, creo yo se encuentra la tarea de la nueva década para Colombia: trabajar agresivamente en restablecer su imagen internacional. En ningún otro momento las condiciones han estado más favorables. Primero una odiosa cifra. De acuerdo con el Índice de Restricciones de Visa Henley, Colombia ocupa el lugar 64 junto con Senegal en términos de restricciones para sus ciudadanos para ingresar a otros países. Los colombianos y los senegaleses pueden entrar sin visa a solo 48 países del mundo. En contraste los daneses pueden entrar a 157 y los norteamericanos a 155.

Las condiciones favorables son muchas. Aquí algunas. Primero, Colombia tiene línea directa con la familia Clinton, y para aquellos que no lo recuerden la señora Clinton es la Secretaria de Estado (el equivalente al Ministro de Relaciones Exteriores) de los EEUU y posible presidenta en un futuro no muy lejano. Aunque a primera vista suena frívolo, no lo es, en política internacional algunas de las decisiones más importantes se toman con base en afinidades de este tipo.

Segundo, el origen de los individuos que han cometido los más recientes actos de violencia y de amenaza contra la seguridad de los países desarrollados es Medio Oriente y África. Esto ha recargando la imagen de estos países como muy peligrosos, descargándola a su vez de otros países antes considerados así.

Tercero, los mexicanos se han robado el show internacional en términos de guerras de carteles, asesinatos de políticos y cuanta atrocidad saben cometer los mercaderes de las drogas en su afán por enriquecerse. Cuarto, gracias a los vaivenes políticos y por un puro efecto comparación, Colombia luce mejor que nunca frente a vecinos como Venezuela, Ecuador, Bolivia o la misma Argentina.

Sea quien sea Presidente de Colombia en los próximos años, sí tiene la visión e intención de replicar una exitosa campaña publicitaria como la que hace unas décadas posiciono a Colombia como país cafetero, la salida del subdesarrollo podría estar más cerca de lo imaginado. Esta vez el producto es Colombia, como un lugar más seguro para visitar y para invertir. La confianza es la base de la inversión internacional, y con ella la generación de nuevos empleos. Como bien lo diría algún sabio: “No existe mejor política social que un buen empleo”.

viernes, 15 de enero de 2010

La Mala Biología

(La Patria, Enero 25 de 2010; El Mundo, Enero 28, 2010)

Uno de los pocos aspectos positivos que se pueden extraer de la crisis económica mundial es la posibilidad que esta ha dado para que intelectuales y expertos de diversas áreas del conocimiento opinen en torno a las posibles causas de la misma. Mucho de lo escrito recurre a lugares comunes y a ataques personales. Otros análisis, sin embargo, proponen interesantes puntos de vista.

Un excelente ejemplo de esto último es el ensayo titulado “Como la mala biología asesino a la economía” escrito por Frans de Waal, profesor de sicología de la Universidad de Emory, líder mundial en el estudio de neurociencia y comportamiento animal, y publicado en la revista británica RSA de la Real Sociedad para el impulso de las Artes, Manufacturas y el Comercio.

De acuerdo con el ensayo de de Waal, aquellos que opinan que la crisis es el fruto de la irresponsabilidad de banqueros que tomaron demasiado riesgos, o que esta se debe a la falta de regulación en el mercado hipotecario, están mirando hacia el lado equivocado. La razón de fondo se encuentra en lo que él denomina “la mala biología”, esto es, una amañada y cruda simplificación de la naturaleza humana.

La mala biología asume que la especie humana puede ser explicada a partir de la avaricia, el miedo y el egoísmo. La mala biología está sedimentada en una metáfora simplista: si los genes compiten por su supervivencia, y los seres humanos estamos compuestos de estos genes, se deduce que la naturaleza humana es competir hasta eliminar a los más débiles. La metáfora, sin embargo, no está en modo alguno validada por la biología. De Waal afirma tajantemente que el hecho de que los biólogos estudien y documenten la competencia entre los genes, no significa que estos la validen como forma de acción humana, y mucho menos que los genes sean egoístas. El egoísmo que atribuimos a los genes es una invención e interpretación humana, los genes son DNA.

Mantener el mundo de los genes y el mundo de la sicología humana a una distancia prudente es el mayor reto para aquellos interesados en la evolución, concluye de Waal. Es cierto que la evolución biológica se da a partir de un proceso de competencia genética, pero no es cierto que la evolución social de las especies se de a partir del egoísmo. Todo lo contrario, según argumenta de Waal, existe suficiente evidencia científica que demuestra como muchas especies de mamíferos sobreviven por su solidaridad y capacidad de permanecer juntos.

Simpatizo enormemente con lo expuesto por de Wall. Las sociedades modernas están llenas de mercaderes de malas metáforas, y desafortunadamente tienen mucho terreno ganado. La parte más drástica de la crisis económica parece haber pasado, y la metáfora sigue ahí.
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