martes, 25 de marzo de 2014

Rendición de cuentas para profesionales

(El Mundo, Marzo 27 de 2014)

Existen muchos mecanismos de rendición de cuentas. En el mundo empresarial, se da cuando el jefe se sienta con su empleado a pedirle cuentas. En el área comercial se da cuando un cliente regresa o no regresa a demandar un producto. En los Estados Unidos donde existe una marcada tendencia a utilizar internet para todo y a calificarlo todo existen paginas para que los consumidores opinen sobre servicios de profesionales, por ejemplo existe una página para calificar a los profesores (http://www.ratemyprofessors.com/), y otra para calificar a plomeros, carpinteros, y todos los que ofrecen servicios a los hogares (http://www.angieslist.com/).

Muchos se preguntan si estos mecanismos son realmente efectivos. Si la gente solo los utiliza como desfogue, o si son manipulados. Una investigación recientemente publicada por las investigadoras SusanLu y Huaxia Rui de la Universidad de Rochester analizó la correlación entre las calificaciones que los usuarios hacen de médicos en la página web RateMDs y su desempeño profesional. Esta no es una investigación fácil, puesto que los pacientes no tienen la suficiente información y conocimiento clínico y pueden terminar juzgando al individuo con criterios que no son justos.

Para hacer frente a ese problema las investigadoras seleccionaron una especialidad: los cirujanos que realizan cirugía de revascularización coronaria. Dado que errores en estas cirugías están vinculados directamente con la muerte, los pacientes y sus familiares tienen más incentivos a hacer búsquedas extensas para encontrar un buen cirujano que aquellos pacientes con necesidad de cirugías que no son mortales. El segundo problema, es que seguramente los mejores médicos atienden a los pacientes más complicados, con probabilidad más alta de morir. Para hacer frente a este problema, las investigadoras usan modelos estadísticos apropiados.

Los resultados muestran que en efecto los cirujanos calificados con cinco estrellas en la página RateMds, tienen un tasa de mortalidad de pacientes más baja que aquellos calificados con menos de 5 estrellas. Las investigadoras concluyen que este tipo de calificaciones en línea (via internet) son confiables (para estos cirujanos, al menos) y que “los pacientes son más inteligentes de lo que la mayoría de los críticos imaginan”.

Lejos de ser contundente, este tipo de investigación es indicativa. No conozco en Colombia ningún tipo de iniciativa de este estilo (páginas web para calificar servicios profesionales independientes como el de los abogados, o médicos). Creo que hacen falta, no solo porque podrían ser efectivas como lo muestra el estudio citado sino por la enorme necesidad de aumentar los mecanismos de rendición de cuentas de aquellos que prestan servicios personales. Bien valdría la pena que algunos jóvenes emprendedores se le apunten a desarrollar iniciativas como esta en el país. 

martes, 11 de marzo de 2014

Los miserables

(El Mundo, 13 de Marzo de 2014)

No se trata de la obra inmortal de Víctor Hugo, se trata de las acciones que algunos toman frente a otros seres humanos. Definido por la real academia española en su cuarta acepción como “adj. Perverso, abyecto, canalla”.

Una microempresaria, en una gran superficie de una gran ciudad del país que contrata una persona (una mujer que ha dado a luz cinco meses antés y que aun está lactando), le obliga a trabajar jornadas de más de diez horas seis días de la semana, hacer todo tipo de tareas y que al final de dos semanas de trabajo, le entrega dos cientos mil pesos, con la disculpa de que las ventas están muy mal, es una persona miserable.

La ama de casa que contrata una persona para hacer el aseo de su hogar, le impone jornadas de trabajo que van mas allá de lo legal, la insulta y trata mal, le exige estándares de limpieza que ella misma no cumple, y además le paga un mínimo que no incluye prestaciones sociales, es una persona miserable.

Así podríamos seguir con otros ejemplos. Tratar a otras personas de manera miserable, como si no fueran humanas, es según los psicólogos que han estudiado el tema “un problema de distancia, no física sino psicológica”. La imposibilidad de ponerse en los zapatos de los demás, crea una extraña conceptualización del otro como una persona sin mente, y por ende sin sentimientos. Este es uno de los argumentos que desarrolla el autor Nicholas Epley en su nuevo libro (titulado en ingles Mindwise: How we understand what others think, believe, feel and want, que traduciríamos como Sobre la mente: Como entendemos lo que otros piensan, creen, sienten y quieren) y que pienso, están a la base de muchos de los problemas de nuestra sociedad moderna.

La inequidad de la que tanto nos quejamos es el fruto de decisiones a microescala como las que ejemplifique anteriormente, en donde, la distancia sicológica frente al empleado provoca actos que son francamente canallas. Con repercusiones de corto y mediano plazo muy difíciles de medir. Mucho se habla de la descomposición de nuestra sociedad como fruto del narcotráfico, pero poco se habla de la otra descomposición, la que se produce en las relaciones en el mercado laboral en las que algunos empleadores toman ventaja de sus empleados como si no estuvieran tratando con otros seres humanos.

Existe un buen número de leyes que se supone protegen al trabajador. Si la justicia en el país funcionara seguramente estas personas podrían demandar un trato justo. Mientras tanto, tome justicia por su propia mano, hable con un miserable y convénzalo de redistribuir un poco más su ingreso.