viernes, 21 de marzo de 2008

Economía vs. Comunidad?

(La Patria, Negocios, 3 de Junio 2008)
Stephen Marglin, profesor de la facultad de Economía de Harvard, nos invita a reflexionar en su mas reciente libro (The Dismal Science: How Thinking Like an Economist Undermines Community) acerca de la responsabilidad que tendría la teoría económica en el debilitamiento de la piedra angular de toda sociedad: sus comunidades.

El profesor Marglin argumenta que la teoría económica olvidó incluir el concepto de comunidad entre sus principios y se concentró en el individuo. El capitalismo según su argumento debilita las comunidades por dos vías. Por una parte están la especialización y la globalización que nos permiten y nos invitan a comprar bienes y servicios que no sabemos donde ni quienes los hacen pero que resultan mas baratos. Y por otra, la movilidad. Su argumento en este sentido radica en los costos sociales que los migrantes (nacionales e internacionales) imponen sobre si mismos y sobre su comunidad cuando migran en busca de maximizar ingreso.

Para el autor los mercados deben ser sujetos a escrutinio por los costos que imponen sobre las comunidades. La pregunta obvia es quien esta capacitado para hacer este escrutinio, y la respuesta obvia es: no sabemos, pero es hora de comenzar a discutirlo.

El libro de Marglin retoma el eterno debate entre eficiencia y equidad. La teoría económica propende por la eficiencia, producir más minimizando el uso de recursos y maximizando utilidad para los individuos y ganancias para las firmas. El análisis económico es claro en aconsejar como alcanzar estos objetivos, pero se abstiene cuando se trata de tomar posición respecto de cómo distribuir los bienes y servicios producidos. Este es un juicio de valor, dice la economía, que las matemáticas no pueden resolver y son las sociedades y sus comunidades las que deben decidir.

Las críticas de Marglin sobre los mercados y su efecto sobre las comunidades no son nuevas. Todo lo que se escribe en contra del capitalismo usa de una u otra manera este argumento. Lo nuevo y verdaderamente interesante es el movimiento que se esta generando en las escuelas de economía por devolverle el lugar perdido a “la equidad” como objetivo fundamental en el desarrollo.

Quizás la complejidad de los problemas que aquejan al mundo desarrollado: cambio climático, terrorismo, detección tardía de efectos nocivos para la salud de bienes y servicios que se comercializan libremente, recesión económica, presiones migratorias, costos crecientes de los servicios de salud, etc; lleven a replantear los modelos de desarrollo económico basados solo en mercados que hoy son usados en textos universitarios y como dogma en las entidades internacionales.

Ojala que no este muy lejano el día en que los libros de texto de economía pidan a sus estudiantes lo siguiente: “maximicé la siguiente función de utilidad de una comunidad sujeto a las siguientes restricciones de presupuesto y equidad.”

domingo, 9 de marzo de 2008

Crisis y Economía

Parece difícil de creer que después de una semana de alta tensión, con comentarios, acusaciones y amenazas cruzadas entre cuatro países, la denominada “mayor crisis diplomática de Colombia” haya sido superada. Cuesta creer que después de una agitada reunión de emergencia en la OEA al comienzo de la semana, solo cuatro días después las manos se aprieten y se promulgue a viva voz que todo esta superado.

No quiero menospreciar el dialogo como herramienta de resolución de conflictos. Pero tampoco creo que este haya sido el mejor ejemplo de ello, en especial, dado el cruce y el calibre de las declaraciones previas de cada uno de los presidentes, y la conocida capacidad negociadora del principal agitador de la misma: el Presidente Chavez.

Tampoco creo que esto haya sido un montaje de medios o una cortina de humo. El hecho que provoco la crisis es real: el asesinato de un terrorista colombiano por parte de fuerzas colombianas en un país extranjero.

Así las cosas al menos dos hipótesis pueden esbozarse como las razones que explican la rapidísima resolución del conflicto. La primera: políticamente todos los involucrados tienen rabo de paja. Todas las acusaciones, hasta cierto punto, eran validas. Entonces después de pensarlo con cabeza fría los presidentes en su sabiduría decidieron no lavar la ropa sucia en frente de la comunidad internacional.

La segunda razón es la economía. A la base de cualquier negocio, en un mercado libre, esta es la noción de que cada una de las partes se esta favoreciendo con el intercambio. Tiene sentido entonces pensar que la economía jugó un papel importante. Para que arriesgar flujos comerciales de US$ 5.000 millones (Colombia-Venezuela) y US$3.500 (Colombia-Ecuador) si el problema que ocasionó el conflicto no tiene nada que ver con los colombianos, ecuatorianos y venezolanos de bien. No es descabellado pensar que los grandes empresarios y asociaciones comerciales de cada país, quienes a su vez son los grandes financiadores de las campañas presidenciales, “aconsejaron” a sus presidentes bajar el tono y no entorpecer el buen ritmo de los negocios.

En fin, no cabe duda que el gran ganador de toda esta semana es Colombia. Tiene un terrorista menos amenazándola, ha asestado un gran golpe a su más enconado enemigo y logro minimizar las consecuencias económicas de su acción. Pero la gran perdedora de la semana es la verdad: si ningún organismo internacional investiga a profundidad los nexos de la guerrilla con dirigentes extranjeros, jamás sabremos a ciencia cierta el tamaño del (los) enemigo(s) de la paz en Colombia.