martes, 17 de abril de 2018

Santos eleven

(El Mundo, abril 19 de 2018)

En el año 2001 se estrenó una película de Hollywood llamada “Ocean´s eleven” que se tradujo como “Hagan Juego” para los mercados latinoamericanos. La película se trataba de un carismático ladrón de apellido Ocean que a pocos días de salir de la cárcel logró reunir los mejores once hombres con el objetivo de hacer un robo histórico a un casino de la ciudad de Las Vegas. Al final de la película Ocean, el estratega, consigue su objetivo.

El presidente Santos es un hombre conocido por ser extremadamente inteligente y estratégico. Así que cabe la posibilidad de que todo lo que está pasando con la guerrilla colombiana sea la mejor jugada de ajedrez jamás antes vista en Colombia. Hay elementos de la historia actual del país que parecen un guion cinematográfico, y que van apareciendo en escena, al parecer de manera no relacionada, pero que quizá luego entenderemos como parte de un mismo plan.

Imaginemos que el objetivo final es que los cabecillas de la guerrilla terminan pagando ante la justicia norteamericana los crímenes que cometieron durante más de cincuenta años en Colombia. El plan comienza con un largo proceso de negociación que desemboca en un acuerdo de paz, cuya redacción parece garantizar a los guerrilleros que quedaran protegidos de pagar cárcel y de pagar de manera seria por sus crímenes. De esta forma, aunque con un tropiezo en las urnas (en toda película siempre hay cosas que no salen al dedillo), los guerrilleros se desmovilizan, entregan las armas y entran a la vida civil.

A la vez, unos meses antes de la firma del acuerdo, el presidente Santos hace que quien fuera su mano derecha y su superministro Néstor Humberto Martínez, quien defendió la paz a capa y espada sea nombrado Fiscal General de la Nación. Que mejor que un defensor de la Paz en la cabeza del ente acusador.

La jugada se empieza a develar cuando una vez en la vida civil, tanto a los grandes como a los pequeños el gobierno les incumple las promesas del acuerdo. Y se hace aún más clara cuando sin vacilaciones infiltran a los capos de la guerrilla, y la fiscalía con ayuda del gobierno norteamericano (o viceversa) descubren que uno de ellos sigue siendo parte de las redes del narcotráfico.

Si caen más cabezas de guerrilleros y terminan extraditados y pagando cárcel en los Estados Unidos la jugada será simplemente maestra e histórica. Santos pasara de ser el presidente que se despida con la más baja aceptación a ser el héroe que desmovilizó a la guerrilla, dejo sentada la estrategia para que fueran extraditados por el siguiente gobierno y en el camino le regalo el segundo premio nobel a Colombia.

jueves, 5 de abril de 2018

Innovar en la financiación pública

(El Mundo, abril 5 de 2018)

La inseguridad en las ciudades sigue siendo uno de los problemas que más preocupan a los colombianos. Es claro que la fuerza pública es insuficiente y que este hecho es aprovechado por los delincuentes para desprender a los ciudadanos de su propiedad privada. Es claro también que los presupuestos públicos son limitados y deben repartirse entre los distintos bienes y servicios que como ciudadanos demandamos de nuestros gobiernos locales: salud, educación, infraestructura, transporte masivo, justicia, etcétera. También es un hecho demostrado que en Colombia somos campeones de la elusión y de la evasión tributaria. Finalmente, muchos argumentan que evaden o eluden impuestos porque teme que los corruptos se los roben, en otras palabras, porque no los ven reflejados en bienes públicos.


El gobierno nacional ha comenzado a entender que es posible romper este círculo vicioso. El programa “Obras por Impuestos” conecta al contribuyente directamente con obras de impacto visible. El programa aplica para las zonas afectadas por el conflicto, pero como idea podría expandirse a las ciudades para atacar los problemas que mas apremian a nivel local, al nivel de comuna o incluso de barrio.

En el tema de la seguridad urbana podría ser un primer experimento. La experiencia de grupos civiles armados es nefasta y ha mostrado ser peligrosísima. Pero, lo que si podría hacerse es financiarse con recursos de la comunidad o del barrio directamente a la policía para que cubriera una zona especifica e hiciera presencia permanente. Habría que afinar el valor que cobraría la policía por este servicio y la forma en que las comunidades pudieran descontarse este valor de sus impuestos.

Pero sería una forma de aumentar el pie de fuerza policial, en el marco de la institucionalidad vigente, con recursos públicos pero gestionados directamente por la comunidad con efectos visibles directa e inmediatamente. Podría por ejemplo rodearse permanente los colegios o escuelas, los parques o los lugares de mayor circulación. Este modelo podría extenderse a otros servicios financiados con recursos públicos que son claves para mejorar la convivencia en las ciudades. La movilidad, es otro de ellos. Por ejemplo dedicando agentes de transito exclusivamente a ciertas zonas donde las personas no cumplen las reglas de transito.


En general, tenemos que innovar en la forma de financiar un aumento en el numero de servidores públicos necesarios para una mejor convivencia en comunidad, con modelos de gestión donde los ciudadanos ven sus impuestos reflejados inmediatamente en solucionar los problemas que mas les aquejan.