lunes, 28 de mayo de 2018

Del miedo a la economía

(El Mundo, Mayo 31 de 2018)

Por allá en las elecciones norteamericanas de 1992 los publicistas de la campaña presidencial de Bill Clinton acuñaron una famosa frase, que para mi gusto tendrá toda la vigencia en las elecciones que se vienen en tres semanas. Frente a un desastroso gobierno en términos económicos de Gorge H Bush, “Es la economía, estúpido”, fue la frase de campaña que se utilizaba para recordarle de manera bastante directa al electorado porque debían votar por Bill Clinton.

Las elecciones que acaban de pasar llevaron a Duque y a Petro a ser los dos finalistas a la presidencia. Estas dos campañas ganadoras se montaron sobre el miedo. Los unos a Uribe y los otros a Maduro. Ya está claro cuántos le tienen miedo al uno y al otro, y que ni locos van a cambiar su voto. Y ahora hay 6.5 millones de colombianos que no votaron por miedo que están indecisos. ¿Cuál será el factor decisivo?.

Las propuestas no lo serán. Estos 6.5 millones son escépticos y no creo que se vayan a poner a comparar ideas. Se viene una decisión emocional para este grupo. Y allí creo que será decisivo el status quo. Según una hipótesis, que comparto, los individuos votan de acuerdo con sus intereses económicos. En términos sencillos, si la economía personal va bien, un individuo tiene todos los incentivos para votar en aras de mantener el status quo, sin importar que partido está en el poder.

De ser así, los 8 años del gobierno de Santos serán el factor decisivo en esta elección. Colombia es sin duda alguna un país mucho más avanzado y mejor que el que recibió. No existe indicador social o económico que no haya mejorado: la pobreza, el desempleo, el crecimiento económico (dado el contexto internacional), la situación de violencia rural (dado el proceso de paz), entre otros. Además Colombia acaba de ser aceptado a la OCDE, a la OTAN y además recibió el respaldado del FMI. Todos clubes de países con sistemas económicos basados en el respeto a la economía de mercado.

Pienso que no hay muchas personas dentro de los 6.5 millones que quieran arriesgarse a un cambio en el status quo. Las buenas políticas económicas y sociales de Santos, elegirán a Duque. Esas son las ironías de la vida.

martes, 15 de mayo de 2018

Solidaridad e ira instantáneas

(El Mundo, mayo 17 de 2018)

La empatía es la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. Eso fue lo que sintió la persona que grabó el video de Don José y que se convirtió en la historia viral de la semana. Sin embargo, y como lo describe de manera genial el escritor norteamericano Dan Harmon siempre, siempre hay que tener en cuenta que “lo que se siente es real, pero los sentimientos no son la realidad”.

En mi columna anterior recordaba uno de los acuerdos básicos de la sabiduría tolteca: nunca hacer suposiciones. Siempre es mejor preguntar y averiguar muy bien por el contexto, antes de llegar a conclusiones rápidas. Cuando juzgamos una situación basados en supuestos cometemos la peor injusticia de todas. Somos jueces implacables, los peores dictadores. Estamos usando todos nuestros sesgos, nuestro pasado, nuestros valores para juzgar a otras personas.

Detengámonos sobre este punto y miremos como cambiaría la situación y como sería la empatía si tuviéramos más datos. Los siguientes son algunos escenarios hipotéticos: Don José frecuentemente se emborracha y pasa insultando fuertemente a la administradora del sitio; Don José le pega a su mujer y su mujer trabaja en ese restaurante y la administradora la estaba protegiendo. ¿Serian estas buenas razones para cambiar su opinión?

Otro problema, aún más serio, en la escena de Don José es la estética de la situación. Don José aparece como un hombre humildemente vestido, aseado, de cara noble, que parece ganarse la vida tocando canciones en su guitarra. De nuevo cambiemos la estética de la situación y preguntémonos si la empatía perdura: Don José huele muy mal; Don José tiene un aspecto físico desagradable; Don José entra sin camisa al establecimiento; Don José es un hombre rico pero avaro. En todas ellas la discriminación habría sido la misma. ¿Serian estas buenas razones para cambiar su opinión?

No conozco la situación más allá de un vídeo y no pretendo juzgarla, y ese es el punto de esta columna. No está bien ser jueces implacables de situaciones que desconocemos. La solidaridad instantánea es un sentimiento real, pero ese sentimiento no es la realidad. Las consecuencias inesperadas de toda la situación pueden ser muy complejas. 

Los 4 acuerdos

(El Mundo, 3 de mayo de 2018)

En la sabiduría tolteca, de acuerdo con el médico Miguel Ruiz, existen cuatro acuerdos que ayudan a las personas a eliminar todas aquellas creencias heredadas que nos limitan y que pueden ser sustituidas por otras que responden a nuestra realidad. Los cuatro acuerdos son, a mi modo de ver, aplicables no solo a personas sino a países. Por ejemplo, en época de elecciones nos podrían servir de criterio de escogencia de candidato.

El primer acuerdo es “se impecable con tus palabras”. Por impecable se entiende sin pecado. Y por pecado se entiende actuar en contra de uno mismo. Si llevamos este acuerdo a la discusión actual la pregunta es: ¿cuál de los candidatos cree usted que usa palabras impecables, que es honesto y consistente consigo mismo?.

El segundo acuerdo es “no te tomes nada personalmente”. Aquí el principio es entender que las opiniones son solo opiniones, dice Ruiz “lo que pienses de mi no es importante para mi”. Las opiniones de los otros, tanto las buenas como las malas, en realidad son opiniones de si mismos. Aquí vale entonces cuestionarse ¿cuáles son los candidatos que reacciona con mayor vehemencia en cuanto medio existe ante la mas mínima opinión a favor o en contra?.

El tercer acuerdo es “no hagas suposiciones”. Aquí la idea en la vida personal es muy sencilla, en lugar de asumir, se debe preguntar, y así asegurar que las cosas están claras. En la actual contienda los candidatos presentan miles de ideas y ninguna debe ser tomada suponiendo que son ciertas o peor aun que las promesas van a cumplirse. El termómetro que podemos usar es el de los “chequeos de verdad” como los de la silla vacía. ¿Cuál es el candidato que es mas exacto en lo que dice?

El cuarto acuerdo es “haz siempre lo máximo que puedas”. Este acuerdo busca que las acciones sean las que hablen y no solo las palabras. En este sentido el actuar debe ser genuino, por amor a lo que se hace y no por esperar una recompensa. Aquí las cosas son un poco más difíciles, pues es difícil saber que candidato es el mas genuino en su actuar, los políticos son por naturaleza actores. De todas maneras la historia de cada uno esta allí y puede ser analizada. ¿Cuál es el candidato que ha hecho mejor las cosas que ha hecho?

Colombia necesita romper sus viejos acuerdos, y construir unos nuevos. Las palabras de campaña son promesas vacías siempre, y son simples artefactos retóricos. Hay que ir mas allá para reconocer el talante del futuro líder del país. La sabiduría tolteca nos deja cuatro criterios para intentar leer las señales en medio de tanto ruido.