lunes, 31 de diciembre de 2007

Los doctorados multiplican no restan

(Publicado en La Patria, Lunes 4 de Febrero de 2008)

Una provocativa crítica lanzó en días pasados ANIF respecto de la financiación (beca) que el Banco de la República otorga a destacados jóvenes colombianos que aspiran a obtener títulos de PhD en Economía en las mejores universidades del mundo. Sostiene ANIF que el mercado colombiano para doctorados en economía da muestras de saturación y que esto desanimaría a más becarios a regresar al país. Pero quizá lo mas interesante del análisis esta en la afirmación según la cual “el sector público continúa mostrando deficiencias en la formación de algunos de sus cuerpos de mando, donde la capacitación a nivel de Master sería más eficiente que la de Ph.Ds (menor costo y con mayor orientación aplicada).”

El primer argumento parece valido a primera vista. Es indudable que ante la escasez de oportunidades de trabajo en Colombia un individuo con altos niveles de educación estará tentado a quedarse en otro país. Los países desarrollados ofrecen mejores condiciones en términos de remuneración, calidad de vida, y recursos para investigar. Y en este sentido usar recursos públicos para beneficiar un individuo que no regresara es a todas luces inaceptable.

Sin embargo respecto del segundo argumento, el análisis de ANIF falla en no reconocer el alto nivel que han alcanzado algunos programas de economía en el país, especialmente a nivel de maestría. Prueba de ello está en el creciente número de colombianos que anualmente son aceptados a doctorados en las más prestigiosas universidades del mundo y que deben rechazar dichas ofertas por falta de financiación. Colfuturo, Colciencias y el mismo Banco de la República pueden dar testimonio de ello.

Pero que explica este incremento en la calidad de algunos programas de economía del país? No hay que ir muy lejos en el análisis para encontrar que en estos una buena parte de los profesores tienen estudios a nivel doctoral en el exterior, financiados por lo demás con recursos públicos. No parece entonces que la solución para aumentar el nivel de los “cuerpos de mando del gobierno” sea dejar de financiar colombianos interesados en estudiar economía y gobierno a nivel de PhD. El efecto multiplicador de los que regresan al país y en particular a la academia es evidente. Además, para que pagar en el exterior por algo que se puede producir con la misma calidad en el país.

Se podría capacitar un mayor número de colombianos interesados en trabajar en el sector público con becas para estudiar en los programas de alta calidad nacional. Las becas deben incluir no solo el valor de la matricula sino el de libros y gastos de vida. Con ello más estudiantes de escasos recursos podrían acceder a educación de primer nivel en el país y las Universidades tendrían los recursos para ampliar sus plantas de profesores y generar incentivos y puestos para atraer más PhD, generándose un círculo educativo virtuoso.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Votaciones: será la economía?

(Publicado en La Patria Sección Negocios Dic 17, 2007; y en El Mundo sección Opinión Dic 17, 2007)

Explicar porque pasó lo que ya pasó, es una de las tareas favoritas de los economistas, y por ende, los resultados electorales de las pasadas votaciones presentan un escenario ideal para analizar algunas hipótesis respecto de una pregunta central: Que explica la decisión de voto por parte de un individuo? Algunos economistas responderían: “Es la economía, estupido” replicando la famosa frase acuñada por los publicistas de la campaña presidencial de Bill Clinton en 1992, cuando frente a un desastroso gobierno en términos económicos de Gorge H Bush, esta se utilizaba para recordarle de manera bastante directa al electorado porque debían votar por Bill Clinton.

En términos teóricos una de las hipótesis respecto de cómo vota la gente esta basada en el principio económico fundamental, sino axiológico, del egoísmo y la predominancia del interés privado sobre el interés público. Según esta hipótesis los individuos votan de acuerdo con sus intereses económicos. En términos sencillos, si la economía personal va bien, un individuo tiene todos los incentivos para votar en aras de mantener el status quo, sin importar que partido esta en el poder.

Un estudio reciente de los profesores DeSimone y LaFountain explora esta hipótesis usando información de la campana electoral de 2004 en los EEUU. Los resultados muestran que después de tener en cuenta aspectos como: ingreso, edad, sexo, raza, condiciones específicas a cada lugar geográfico, afiliación religiosa, filosofía política, preferencias de partidos, y el apoyo a la guerra con Irak, el mejoramiento en las condiciones económicas en un periodo que este asociado a un gobernante en particular tiene un efecto estadística y cuantitativamente significativo sobre el numero de votos que llevan a que este mismo gobernante, o en su defecto a quien este apoye, sea reelegido.

Los resultados de las recientes votaciones para alcalde en Bogota, Medellín y otras ciudades del país donde los próximos alcaldes pertenecen al mismo partido o alianza de su sucesor pueden estar corroborando la importancia del efecto “voto económico”. Sin embargo, que tanto de la recuperación económica se debe a las políticas locales y que tanto a las nacionales es una pregunta por resolver. Y quizás una pregunta demasiado compleja para el votante promedio. Mas interesante aun es como la recuperación de la economía del país liderada por el partido gobernante de turno, termina siendo capitalizada por el partido contrario, en la medida que el mejor desempeño nacional permea el desempeño de la economía local, y hace que este parezco un logro local, cuando en realidad puede no serlo.

No cabe duda que para el elector promedio “lo que ve es lo que vota” y si su entorno va bien y su situación económica ha mejorado o al menos no ha empeorado, existe un fuerte incentivo a privilegiar el status quo. En últimas la mayoría de los seres humanos somos aversos al riesgo.