jueves, 17 de noviembre de 2011

Tecnología, salud y promesas

(El Mundo, Nov 28 de 2011)

Miles de industrias han cambiado dramáticamente con la llegada de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs). La industria de la música es un buen ejemplo, buena parte ha sido digitalizada y ahora se comercia en su mayoría por internet. La industria turística es otro ejemplo, hoy por hoy, prácticamente cualquier individuo puede ser su propio agente de viajes. Hoteles y aviones pueden ser fácilmente reservados y pagados por internet. Una industria en la que los resultados están por verse es la industria de la salud.

En particular, mucho se habla de las posibilidades maravillosas que la digitalización de los records médicos podría tener en mejorar la calidad de la salud que recibimos. Según las campañas de mercadeo, más información médica digitalizada significa más información para que nuestros médicos tomen mejores decisiones. También significa una reducción de costos importante, para el individuo y el sistema en general. Esto, vía una reducción en la repetición innecesaria de exámenes y demás procedimientos médicos.

En la mas reciente conferencia norteamericana de Economía y TICs un centenar de investigadores presentaron sus resultados. La mayoría de las investigaciones apuntan a que la implementación de estas tecnologías aún no se traduce en mejor calidad o menores costos en el sistema. Al menos cuatro razones se conjetura pueden explicar esto: resistencia cultural o procedimental, limitaciones cognitivas, desalineación de incentivos económicos, y la característica de la medicina de ser “satisfactoria” y no óptima.

Al igual que cambiar una máquina de escribir por un computador no tiene efecto en la calidad de las ideas o los procesos que un escritor sigue para crear obras literarias, más información médica digitalizada no ha significado cambios en los procesos y en la forma en que los médicos toman sus decisiones, esta es la resistencia procedimental. De manera similar, mayor información no necesariamente se traduce en mejores decisiones dada la capacidad limitada de los seres humanos de procesar información, estas son las limitaciones cognitivas.

La desalineación de incentivos económicos, es otra posible explicación, por ejemplo, si una nueva tecnología amenaza con reducir el número de especialistas necesarios, el gremio de estos especialistas será el primero en boicotear la adopción de tal tecnología.

Finalmente, está el rol que juegan los pacientes. La relación médico-paciente está mediada por múltiples circunstancias, entre ellas la capacidad económica, la capacidad cognitiva , la adherencia al tratamiento, etc. Esto hace que los tratamientos que se deciden en el consultorio no sean necesariamente los óptimos, sino más bien aquellos que “satisfacen” la mayoría de las condiciones, alejándose del tratamiento óptimo.

Mientras estas tensiones no se resuelvan, la promesa de las TICs como elemento esencial en mejorar la calidad de la salud o en disminuir sus costos se ve bastante empantanada. Lástima.