(El Mundo, Mayo 8 2014)
Soy profesor de una materia que introduce a los estudiantes universitarios a las técnicas de medición económica y a los principales indicadores sociales. Cada semestre, cuando analizamos los datos, mis estudiantes se encuentran con sorpresas: en ciertos campos, la idea que tienen del país es muy distinta a la que revelan los datos. No los culpo, son víctimas de lugares comunes que explotan los políticos, la publicidad, los textos escolares vetustos y los profesores desactualizados. Aquí, tres mitos que derrumbamos en clase.
Soy profesor de una materia que introduce a los estudiantes universitarios a las técnicas de medición económica y a los principales indicadores sociales. Cada semestre, cuando analizamos los datos, mis estudiantes se encuentran con sorpresas: en ciertos campos, la idea que tienen del país es muy distinta a la que revelan los datos. No los culpo, son víctimas de lugares comunes que explotan los políticos, la publicidad, los textos escolares vetustos y los profesores desactualizados. Aquí, tres mitos que derrumbamos en clase.
El primero. El primer
producto de exportación es el café. Colombia es un país minero no cafetero. En
2013 según la balanza de pagos del Banco de la República, exportamos 58 mil
millones de dólares en bienes, de los cuales 32 mil millones fueron petróleo y derivados
y casi 7 mil millones en carbón. Estos dos rubros sumados son el 66 por ciento
de todas las exportaciones. En rubros individuales, al café incluso lo supera
el oro. El total exportado de café fue 1.9 mil millones y en oro fue 2.2 mil
millones.
El segundo. Colombia
es un país joven. El índice de envejecimiento viene creciendo a tasas
aceleradas. Desde la década de los noventa, Colombia vive una importante transición
demográfica, con bajas tasas de mortalidad de adultos y una tendencia
decreciente de la tasa de fecundidad. Mientras que en 1951 existían 10 niños
(menores de 15) por adulto (mayores de 60), en 2020 existirán solo dos, y en
2050 probablemente serán uno por uno.
El tercero. El
gobierno tiene plata de sobra, todo debería ser gratis, lo que pasa es que se
la roban. Sería iluso desconocer la existencia de corrupción, pero también es
obvio que las arcas públicas no son un barril sin fondo. Los ingresos del
gobierno son en su mayoría los impuestos, y los colombianos no nos caracterizamos
precisamente por pagarlos. El recaudo tributario como porcentaje del PIB en
Colombia alcanzo en 2012 a 19,6 por ciento como porcentaje del PIB. Un
incremento muy importante frente al 9% de 1990, pero aún muy por debajo de los
vecinos. Según un estudio de CEPAL y OCDE publicado este año, Colombia es la
numero 7 entre 10 países latinoamericanos en este indicador. Y ni hablar de los
países desarrollados: el promedio de los miembros de la OCDE es de 34,6%.
Existen otros tantos mitos, que por espacio dejaré
para una próxima columna. Lo cierto es que no somos cafeteros, estamos
envejeciendo rápidamente y el presupuesto del gobierno no es un barril sin
fondo.
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