(El Mundo, Abril 9 de 2015)
Atul Gawande es el
autor de un magnífico libro titulado “Being Mortal” del que se habla mucho por
estos días en Estados Unidos. Este médico cirujano, profesor de Medicina en
Harvard y ya consagrado escritor presenta en su libro una hipótesis estupenda:
la medicina moderna se olvidó de los deseos de los pacientes terminales.
Sin duda uno de los
temas más complicados de estudiar y discutir es el de la muerte. Todos sabemos
que somos mortales, y a la vez todos queremos posponer no solo la muerte, sino
la sola idea de pensar en cómo queremos que sean esos últimos días. Por siglos
la muerte fue una más de las etapas naturales de la vida. Nuestros ancestros
murieron al lado de los suyos. La medicina moderna, la de unos cincuenta años
para acá, en su lucha infatigable contra la muerte, ahora nos propone morir en
el hospital como muestra de haber librado la batalla hasta el último minuto.
La muerte anuncia su
llegada, a veces en el lento pero inexorable proceso de envejecimiento, y a
veces con la presencia de una enfermedad terminal no escogida. En cualquiera de
los dos casos, el trabajo de la medicina es el de proporcionar calidad de vida,
medida en términos del menor sufrimiento posible y de retener la capacidad de vivir
la vida de la manera más cercana posible a como era antes de la enfermedad. No
obstante, y de acuerdo con la dura crítica de Gawande a sus colegas, muchas
veces para la medicina actual es más fácil hacerse la de oídos sordos y vender
falsas expectativas, que acercarse de manera directa a los pacientes anteponiendo
su calidad de vida ante el último avance científico.
En su libro, Gawande resalta
la sabiduría alcanzada por la medicina paliativa, y que se resume en cuatro
preguntas fundamentales que deben guiar las decisiones al final de la vida: ¿Cuál
es su entendimiento de la situación y de los resultados que potencialmente
vendrán?, ¿Cuáles son sus miedos y cuáles son sus esperanzas?, ¿Cuáles son los
sacrificios que está dispuesto a hacer y que no está dispuesto a hacer?, y, ¿Cuál
es el curso de los hechos que satisface de manera más cercana sus expectativas
dada la realidad de la situación?.
Todos somos mortales,
todos tenemos un límite, y en este sentido cuando el momento se aproxime el rol
de la medicina es ayudarnos a tomar la mejor decisión para cerrar en paz
nuestro paso por esta tierra. Compartir con sus seres queridos, despedirse,
perdonar y pedir perdón, no sentir dolor, no ser una carga, trasmitir algunas enseñanzas,
son algunos de los deseos más frecuentes de los seres humanos al final de la
vida. Cualquier acción que niegue esta posibilidad es un ataque a la dignidad
humana.
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