(La Patria, Febrero 1 de 2010; El Mundo, Febrero 8 de 2010)
En la edición de Diciembre de 2009, la revista Foreign Affairs le pidió a Bill Clinton enumerar los 3 líderes mundiales a los que la gente debería prestar atención en el futuro cercano. Su respuesta: Paul Kagame (Rwanda), Alvaro Uribe (Colombia) y José Ramos-Horta (East Timor). La razón para referirse a Uribe radica en lo que según Clinton es el milagro de Medellín. Colombia es un país para observar por haber sido capaz de pasar de ser la capital mundial de las drogas a ser la sede del 50 aniversario del BID.
En lo dicho por Clinton, creo yo se encuentra la tarea de la nueva década para Colombia: trabajar agresivamente en restablecer su imagen internacional. En ningún otro momento las condiciones han estado más favorables. Primero una odiosa cifra. De acuerdo con el Índice de Restricciones de Visa Henley, Colombia ocupa el lugar 64 junto con Senegal en términos de restricciones para sus ciudadanos para ingresar a otros países. Los colombianos y los senegaleses pueden entrar sin visa a solo 48 países del mundo. En contraste los daneses pueden entrar a 157 y los norteamericanos a 155.
Las condiciones favorables son muchas. Aquí algunas. Primero, Colombia tiene línea directa con la familia Clinton, y para aquellos que no lo recuerden la señora Clinton es la Secretaria de Estado (el equivalente al Ministro de Relaciones Exteriores) de los EEUU y posible presidenta en un futuro no muy lejano. Aunque a primera vista suena frívolo, no lo es, en política internacional algunas de las decisiones más importantes se toman con base en afinidades de este tipo.
Segundo, el origen de los individuos que han cometido los más recientes actos de violencia y de amenaza contra la seguridad de los países desarrollados es Medio Oriente y África. Esto ha recargando la imagen de estos países como muy peligrosos, descargándola a su vez de otros países antes considerados así.
Tercero, los mexicanos se han robado el show internacional en términos de guerras de carteles, asesinatos de políticos y cuanta atrocidad saben cometer los mercaderes de las drogas en su afán por enriquecerse. Cuarto, gracias a los vaivenes políticos y por un puro efecto comparación, Colombia luce mejor que nunca frente a vecinos como Venezuela, Ecuador, Bolivia o la misma Argentina.
Sea quien sea Presidente de Colombia en los próximos años, sí tiene la visión e intención de replicar una exitosa campaña publicitaria como la que hace unas décadas posiciono a Colombia como país cafetero, la salida del subdesarrollo podría estar más cerca de lo imaginado. Esta vez el producto es Colombia, como un lugar más seguro para visitar y para invertir. La confianza es la base de la inversión internacional, y con ella la generación de nuevos empleos. Como bien lo diría algún sabio: “No existe mejor política social que un buen empleo”.
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