miércoles, 7 de octubre de 2009

Tentaciones

(La Patria, Octubre 19 de 2009; Jueves 22 de Octubre de 2009)

En la década de los 60, el psicólogo Walter Mischel diseño un famoso experimento, hoy conocido como el experimento de los masmelos. El experimento consistió en ofrecer a un grupo de niños de cuatro años un masmelo de regalo por participar en el experimento, y un segundo masmelo de regalo si esperaban 20 minutos antes de comerse el que ya se habían ganado. Algunos niños esperaron y otros no. Mischel y sus colaboradores siguieron el progreso de cada niño en la adolescencia, y encontraron que aquellos niños que fueron capaces de esperar resultaron académica y socialmente más competentes que sus pares. De igual forma, los niños que esperaron, desarrollaron mejores habilidades para manejar situaciones de frustración y resistir las tentaciones.

Este y otros experimentos desarrollados por Mischel le permitieron concluir que “para funcionar eficazmente en sociedad, las personas deben aplazar voluntariamente la gratificación inmediata y persistir en conductas y comportamientos dirigidos a objetivos de más largo plazo”. Puede esta diferencia, quizá innata, en los seres humano ser la explicación a la pobreza? La respuesta es no, según la nueva teoría que se cocina entre los líderes del estudio de los determinantes de la pobreza, esto es, los investigadores Banerjee y Mullainathan del IPA (Innovation for Poverty Action).

La nueva teoría rechaza la visión de los pobres como personas simplemente impacientes. La tentación, dicen estos investigadores funciona como un impuesto a la riqueza futura. La teoría está fundamentada en tres supuestos. Uno, es que existen bienes que son altamente tentadores. Dos, a medida que la gente se enriquece, la proporción del ingreso que es gastada en estos bienes disminuye. Y tres, los individuos son lo suficientemente realistas para saber que la tentación por tales bienes no va a cambiar en el futuro.

Así las cosas, el individuo hoy tiene claro que el dinero que ahorre será finalmente gastado en bienes tentadores en el futuro. Entonces para que ahorrar hoy si más tarde se va a gastar ese mismo dinero en el bien tentador. Este es el desincentivo a ahorrar para el futuro, o lo que esta teoría denomina el “impuesto de la tentación” sobre el ingreso futuro. Este impuesto es más alto para los más pobres y disminuye a medida que crece el ingreso.

La gran conclusión de esta teoría es la generación de trampas de pobreza dadas las expectativas futuras. Cuando se espera ser pobre en el futuro, los individuos son menos propensos a ahorrar e invertir, lo que los mantiene en la pobreza. Cuando se espera ser rico en el futuro, la gente es más propensa a ahorrar e invertir, lo cual lo hace aún más ricos. Los pobres, se colige de esta teoría no son miopes o impacientes, son simplemente más realistas.

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