domingo, 14 de octubre de 2007

Mas migracion, menos pobreza

(Columna de opinion publicada en el diario La Patria (Manizales, Colombia) Seccion Economica, 29 de Julio de 2007)

La balanza de pagos de 2006 registra 3,890 millones de dólares en ingresos por remesas de trabajadores colombianos en el exterior, lo que en perspectiva es 2.6 veces el ingreso por exportaciones de café; aproximadamente el ciento por ciento de los ingresos por carbón y ferroníquel; y/o el sesenta y uno por ciento de los ingresos por petróleo (una cifra que pudiera ser mayor en caso de que los precios internacionales del petróleo fueran mas bajos). Las cifras hablan por si solas, el mayor producto de exportación de Colombia es su gente, después del petróleo.

Mas aun, cálculos del Banco de la Republica a 2005 indicaban que el setenta por ciento de este ingreso va directamente a los estratos mas bajos (del cuatro al uno); y que por si solas en 2005 explicaban una reducción de diez puntos porcentuales en la línea de indigencia y de siete puntos porcentuales en la línea de pobreza. Así que las remesas no solo son abundantes y estables (no fluctúan con los precios internacionales), sino que son, en el lenguaje de las agencias multilaterales, pro-pobres.

Es hora entonces de pensar seriamente en políticas públicas pro-migración. Las oficinas comerciales que representan los intereses de Colombia en otros países deberían comenzar una ofensiva diplomática en aras de concretar en el menor tiempo posible acuerdos temporales (con retorno definido) de migración, ordenados y con incentivos y reglas de juego adecuadas. Canadá, por ejemplo, tiene acuerdos desde hace más de 40 años con países centroamericanos y del caribe. Filipinas por su parte también tiene una larga tradición. De hecho existen al menos unos 80 acuerdos de este estilo alrededor del mundo. Así que la rueda esta inventada.

Estudios recientes del Banco Mundial demuestran que dichos programas cuando incluyen los incentivos adecuados, reducen la mayor parte de los riesgos para los emigrantes y generan tasas muy bajas de sobre estadía (aquellos que deciden quedarse ilegalmente). Entre los beneficios se destacan los directos, dinero y transferencia, y algunos indirectos como mejoría en la salud mental del emigrante. De igual forma, acuerdos de migración temporal reducirían la mayor parte de los efectos sociales negativos que han sido asociados a la migración, como la desintegración familiar y los efectos psicológicos sobre los niños que no viajan, brillantemente documentados por el profesor Luis Jorge Garay y sus colaboradores.

Deberia pensarse entonces en formalziar lo que esta comprobado es una excelente estrategia de mitigación del desempleo y la pobreza. Los emigrantes, con su sudor y esfuerzo, y lo que es peor, asumiendo todo el riesgo, le están dando una lección de desarrollo económico al país. Es hora de aliviarles la carga y de minimizarles el riesgo.

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