domingo, 14 de octubre de 2007

El escenario base

(Columna de opinion publicada en La Patria (Manizales, Colombia) Seccion Negocios, 21 de Agosto de 2007; y en El Mundo el 12 de Enero de 2008)

El gobierno colombiano ha radicado en el Congreso su Presupuesto General para 2008 por un monto de $125,7 billones. Según la información suministrada por los medios, estos recursos serán distribuidos así: $65,1 billones de pesos para funcionamiento; $39,3 para servicio de deuda y $21,3 billones para inversión. Una pregunta obligada, siempre que se habla de recursos públicos, es si estos se están invirtiendo de la manera más eficiente posible, es decir, en el escenario en el cual rinden el mayor beneficio social.

¿Cree usted que los recursos públicos se gastan atendiendo el mayor beneficio social? Probablemente su respuesta es no. De otra forma cómo se explican las condiciones de seguridad y de pobreza que imperan en el país. Acto seguido usted pasaría a explicar cómo la corrupción y la politiquería se han tomado el sector público, y seguramente concluiría que su dinero, el de sus impuestos (presentes y futuros), debería invertirse en más educación y más salud.

Pues efectivamente usted está en lo cierto. Las ciencias sociales y naturales han llegado a esa misma conclusión: las sociedades que invierten en educación y salud ganan. Estas dos variables son los mejores predictores del buen desempeño psicológico, fisiológico y económico de los individuos en una sociedad. Individuos más sanos y mejor educados son más productivos, más democráticos, menos violentos, más respetuosos del medio ambiente, etc.

La economía, las políticas publicas y las cuentas del hogar, no son muy distintas. En últimas, dados los recursos limitados, se trata de construir escenarios de gasto y decidir cuál es la inversión más productiva. Estamos en mora de construir nuestro escenario base. Es decir, el escenario en el cual el gasto y la inversión pública se orientan a garantizar salud y educación para todos los colombianos que hoy no la pueden pagar. Es contra este escenario que todas las demás decisiones de gasto público deben evaluarse.

Es cierto que el país tiene muchas necesidades y también lo es que estas deben priorizarse. Las cuentas a mano alzada no suenan tan descabelladas. Los últimos datos de población y de pobreza indican que el 55% de los 43 millones de colombianos son pobres, esto es unos 23,6 millones de colombianos. Una transferencia directa y condicionada al estilo Familias en Acción de unos 100 mil pesos mensuales para cada colombiano pobre bordea los $2,36 billones mensuales y los $28,3 billones anuales. Esto es una quinta parte del presupuesto total.

¿Paternalismo?, ¿Populismo?, ¿Justicia Social? Miles de términos pueden usarse para atacar o defender el escenario base, una cosa es cierta, es preferible que los impuestos se vayan a las manos de quienes más los necesitan y no a los bolsillos de los corruptos o a subsidiar consumo y producción de aquellos que tienen el poder de influencia para desviar los dineros públicos a su favor.

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