(El Mundo, 23 de agosto de 2018)
La primera pregunta de la consulta que se
votará el 26 de agosto propone bajar los altos salarios a 395 funcionarios del
Estado y fijarlos en un máximo de 25 salarios mínimos. Así las cosas, de ser
aprobada esta primera pregunta el salario de los congresistas bajaría a unos
diecinueve y medio millones de pesos mensuales.
Estando de acuerdo en que este último es un
buen salario y que representa 25 veces lo que una buena parte de los
colombianos gana, me parece que el medio no es consistente con el fin y que por
el contrario puede tener consecuencias inesperadas nefastas.
Si el fin es desmotivar a gente corrupta a
postularse al senado, está claro que no será una medida efectiva. El corrupto
ya tiene dinero mal habido, es por esta razón que los denominamos corruptos.
Si el fin es ahorrar dinero, entonces esta
también es una medida ineficiente. Hay mejores formas de hacerlo, por ejemplo,
eliminar el número de congresistas a uno por departamento. Esto aumentaría el
precio de ser congresista y aumentaría la visibilidad y el escrutinio a los
mismos, sería como unas elecciones presidenciales pero departamentales. Además
disminuiría la absurda inflación de leyes que existe en Colombia.
¿Cuál es la consecuencia inesperada nefasta?
Nada más y nada menos que hacer más improbable para el Estado el conseguir
gente de primer nivel para sus puestos de primer nivel. Sabe usted como
compiten las empresas por los mejores ejecutivos: ofreciéndoles compensaciones
laborales cada vez más altas y competitivas.
Entiendo que bajar el salario de los
congresistas tendrá como efecto dominó una caída general de los salarios de los
funcionarios de primer nivel de las otras dos ramas (ejecutivo y judicial),
incluso de las fuerzas militares. Así las cosas habrá un segundo efecto nocivo:
bajarle el sueldo a una serie de personas no corruptas que hacen bien su
trabajo, y que han decidido asumir el riesgo personal que significan los
puestos públicos.
En conclusión pienso que bajar el salario de
congresistas es inconveniente porque no castiga
a los corruptos, de hecho, nos castiga a todos los colombianos. La fuga
de talento humano al sector privado será mayor y de esta manera perdemos más
como país.
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