(El Mundo, julio 11 de 2018)
Una de las tareas más importantes para el
nuevo gobierno será la de identificar los colados de los subsidios estatales y
formalizarlos. En una columna hace dos años mostré como en 2015 había 22
millones de personas afiliadas al régimen subsidiado y 13 millones de pobres. Es
decir que había un poco más de nueve millones de personas coladas. Los
departamentos dónde la brecha fue mayor eran Antioquia y Valle del Cauca.
Desafortunadamente las cosas no han cambiado. En
diciembre de 2017 según la ADRES había 22.4 millones de afiliados al régimen
subsidiado, es decir, 400 mil personas más. A la vez, de acuerdo con el DANE, entre
2016 y 2017, 385 mil personas salieron de la pobreza monetaria y 469 mil
personas salieron de la pobreza extrema en el total nacional. La incidencia de
la pobreza en 2017 fue de 26.9%, es decir unos 13.1 millones de pobres, asumiendo
que la población colombiana es de 49 millones de habitantes. Esto quiere decir
que la cifra de “colados” al sistema de salud probablemente ha aumentado.
Las cifras de la Encuesta Nacional de Calidad
de Vida de 2017 muestran que las condiciones de los hogares son cada vez
mejores. Por ejemplo el 45.2% de las personas vive en “casa propia, totalmente
pagada”. El 94% tienen TV, el 86.5% nevera, 73.4% TV por suscripción, el 65%
maquina lavadora, el 50% equipo de sonido, el 50% conexión a internet y el
44.3% computador. Sí hay dinero para todos estos aparatos y servicios, debería
haber dinero para contribuir a la salud.
Según la misma encuesta el 24% de los hogares que
viven en cabeceras (hogares urbanos) se considera pobre, lo que coincide con la
incidencia de la pobreza monetaria en cabeceras de 24.2%. Es decir, los mismos
hogares ratifican que los pobres no pasan de 13.1 millones de personas.
Los “colados” son una de las peores formas de corrupción
social que tenemos en Colombia. Es la micro corrupción. Son personas que no creen
en el principio básico de “todos ponen, todos ganan” y por ende no contribuyen
al bienestar colectivo. Pero su engaño al estado termina siendo un engaño a sí
mismas. Por ejemplo, el sistema de salud es lento, en buena medida por la falta
de recursos monetarios. Y así, similarmente, otros servicios estatales como la
educación son de baja calidad por la falta de recursos.
La buena noticia es que la solución a los “colados” existe, la información de ingresos y gastos existe en bases de datos, es cuestión de cruzarlas de manera inteligente. Cada vez es más difícil esconder gastos e ingresos. Sí el nuevo gobierno tiene la voluntad de hacerlo será posible.
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