(El Mundo, septiembre 7 de 2017)
A los escándalos de corrupción que tanto nos acosan le podemos meter más ciencia. La academia pueden jugar un papel importante en detener a los corruptos.
En primer lugar la ciencia para rastrear corruptos esta inventada
hace rato. No solo existe software muy sofisticado para rastrear dinero
sino también para prender alarmas. El dinero tarde o temprano pasa por
el sistema financiero o por algún medio electrónico. También están las
ciencias sociales, es decir, la psicología, la psiquiatría y demás
ciencias del comportamiento que ayudarían a perfilar a los posibles
corruptos.
De otro lado, también esta inventada la ciencia para castigar a los
infractores ciudadanos. Alguien decía que la mejor universidad del país
es Avianca, porque una vez un colombiano pisa suelo de país desarrollado
se comporta como ciudadano de país desarrollado: conduce bien, respeta
las normas, y sobre todo le tiene miedo a la autoridad. ¿Y cual es la
ciencia aquí? Una combinación de presencia de la fuerza, con una amenaza
creíble de que la infracción de la norma será castigada duramente.
Un tercer aspecto en el que la ciencia podría ser útil sería con la
presencia de más académicos en lo público. Aquí las opciones son
variadas. Ya en una columna anterior había propuesto que debería existir curules legislativas para académicos de larga trayectoria y experiencia. Es
decir para personas cuyo trabajo e interés no sea una carrera política,
sino más bien dejar un legado. El proceso de escogencia debería ser
extremadamente riguroso, pero eso es cuestión de un buen diseño. En
otras áreas de gobierno, podría tenerse una política más abierta de
datos. De tal forma que cualquier estudiante o investigador pudiera
analizar lo que se esta haciendo con sus impuestos.
A este país y a este gobierno hay que meterle más ciencia y más academia. Es
verdad que 20 años atrás las universidades colombianas de calidad eran
pocas y que los académicos serios eran escasos. Las cosas han cambiado,
cada vez hay mas PhDs con ganas de hacer cosas por este país, tenemos
que encontrar la forma de aprovechar todo este capital, no sólo para
formar gente en las aulas sino para luchar contra los que hacen mal las
cosas.
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