lunes, 17 de abril de 2017

Responsabilidad del sistema financiero con el adulto mayor

(El Mundo, abril 20 de 2017)

Colombia envejece a tasas aceleradas. Mientras que a Francia le tomó 115 años doblar la participación de la población mayor de 65 años de 7% a 14%, a Colombia le tomará sólo 20 años.

Existen muchas dimensiones del envejecimiento. Las buenas tienen que ver con la posibilidad de ver y vivir más eventos familiares: un nacimiento, una boda, unos grados, por ejemplo. También están los abuelos que se convierten en cuidadores de nietos. O los abuelos que gracias a una cierta solidez económica, se convierten en financiadores de sus hijos o nietos para que se consoliden.

Implícito en disfrutar las cosas buenas del envejecimiento están un estado de salud controlado y alguna seguridad financiera. Esto no es muy frecuente en Colombia. De acuerdo con cifras de OECD y BID, en 2010 el 45% de los adultos mayores en Colombia vivía en la pobreza. Gran parte de la política pública actual en materia de adulto mayor se concentra en programas para garantizar algún ingreso a estas personas. No obstante, dada la precariedad de los ingresos de la nación y los entes territoriales, los subsidios aún son muy bajos.

Pero nos equivocamos si creemos que la responsabilidad del empobrecimiento o de la caída en pobreza de los adultos mayores es solo individual o del gobierno. Otros sectores de la sociedad tienen una responsabilidad que deben asumir. En particular me quiero referir al sistema financiero.

De primera mano conocí el caso de una persona mayor de 80 años, cuyos ingresos de pensión no superaban los 3.2 salarios mínimos mensuales, que tenía 4 tarjetas de crédito (con tres entidades financieras diferentes) y un crédito rotativo con cupos aprobados de endeudamiento que sumados superaban los 142 salarios mínimos. Las entidades financieras de esta historia son las más grandes del país.

Este caso desafía toda la retorica de manejo de riesgo del sistema financiero y dice muy poco de la responsabilidad social del mismo sistema para con los adultos mayores. Cómo mínimo, el sistema en su conjunto debería establecer una política propia de revisar toda la cartera con las personas mayores de 65 años y analizar las condiciones de ingresos y gastos de este segmento de la población. Los adultos mayores pueden perder su capacidad productiva y cognitiva de manera muy rápida y ser altamente vulnerables y manipulables.

Los psicólogos han demostrado que los seres humanos somos débiles y que necesitamos políticas publicas y empresariales que nos protejan de nosotros mismos. El sistema financiero tiene una responsabilidad con el adulto mayor que no puede evitar.

No hay comentarios.: