(El Mundo, febrero 9 de 2017)
Las
portadas de las revistas intelectuales más importantes del mundo tienen por
estos días un tema en común: señalar al presidente Trump como un hombre loco y
peligroso.
Pero se les olvida a estos medios que cerca del cincuenta por ciento de los estadounidenses votaron por el, y que por tanto en una democracia, los verdaderos hombres y mujeres locos y peligrosos son los que votaron por el. Se pregunta uno, ¿cómo es un trumpista? ¿cuales son sus preocupaciones?.
Un magnifico articulo de Rick Perlstein en el Magazine Mother Jones describe el perfil de un votante típico norteamericano que favoreció a Trump. Estas personas viven en pueblos pequeños, rurales y con condiciones urbanas y climáticas muy lejanas a las de las ciudades elegantes de las costas (Nueva York, Los Ángeles, Miami o San Francisco para nombrar algunas). Para las personas de estos lugares dos o tres décadas atrás había industrias, pequeños negocios y una economía local con empleo. No eran lugares perfectos pero se podía llevar una vida digna. Luego llego la globalización, se cerraron las industrias, se cerraron los negocios, y las personas empobrecieron.
Este tipo de ansiedad económica es la que explica en buena medida la actitud de quienes votaron por Trump: “si no nos queda nada, votemos por Trump como un acto de venganza
contra las políticas neoliberales que permitieron que esto sucediera”.
Esa actitud antigobiernistas también se expresa en la defensa de unos valores morales muy arraigados en estas sociedades rurales o semirurales como lo son la condena al aborto y a la homosexualidad. Para estas comunidades, que el gobierno a punta de leyes trate de someter y quebrantar sus creencias es una afrenta muy grande.
Es cierto, y esta demostrado por estudios, que el gran lunar de la globalización ha sido la concentración del ingreso. Y la ironía esta en que el otro perfil del seguidor de Trump son precisamente esos empresarios que gracias a la globalización se han hecho inmensamente ricos, y quieren a toda costa menos impuestos y menos competencia.
Así pues, la elección de Trump es la venganza de los más ricos y los más pobres, contra una clase media educada y con principios liberales que no se ha puesto en los zapatos de los demás. Los Trumpistas no están ni locos, ni son peligrosos, son la otra mitad.
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