(El Mundo, noviembre 17 de 2016)
Los
resultados recientes en Estados Unidos, Colombia e Inglaterra, donde los votantes parecen
haber elegido la opción menos racional, despiertan una pregunta muy importante
¿es la democracia la mejor opción para tomar decisiones colectivas?
De
tiempo atrás, desde que la gente eligió a Barrabas por encima de Cristo, se
sabe que son las emociones las que dominan a la hora de votar para el ciudadano
desinformado y no un calculo racional de lo que mas le conviene al colectivo.
Siendo consecuentes debería hacerse algo para remediar este problema. ¿Cuales
son las alternativas?
El filósofo
político Jason Brennan en un libro reciente titulado “Contra la democracia”
(Against Democracy) retoma los preceptos de antiguos filósofos que se han
opuesto a la democracia. Platón y John Stuart Mill, sostenían que el voto
universal es un mal sistema, porque da el mismo peso al voto de una persona
completamente desinformada que al de una informada. Haciendo de esta manera
demasiado vulnerable el sistema a la manipulación por parte de los
profesionales en el arte del engaño.
Brennan
defiende un sistema llamado epistocracia (epistocracy) en el cual el poder del
voto no se obtiene por el mero hecho de respirar y haber nacido en el país,
sino que debe ser ganado. Sólo aquellos con un grado suficiente de información,
de educación, y de conciencia política deberían tener en sus manos tan poderosa
arma.
La idea
tiene fundamento, se acabaría la compra de votos, se acabarían los gobiernos
desastrosamente populistas (como el de Venezuela), seguramente se acabaría la
financiación ilegal o cuasilegal de las campañas, y se acabarían las odiosas
campañas políticas. Qué mas quisiera uno por el bien de este país. Desafortunadamente
el problema con estas propuestas es como volverlas operativas. Una opción es
darle un voto que cuente mas veces a las personas que demuestren un nivel de
entendimiento del acontecer político, social y económico suficiente. Pero no
existe un examen valido y si existiera sería altamente manipulable. Otra opción
es restringir el voto, por niveles de educación, pero esto sería altamente
impopular.
La buena noticia es que existen modalidades de votación más sofisticadas que la mayoría simple. Definitivamente coincido con la idea de que el voto es tan valioso y tan importante como herramienta de decisión que no debería ser regalado a cada individuo sino que los individuos deberían hacer méritos suficientes para ganárselo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario