(El Mundo, mayo 19 de 2016)
Muchos titulares de
prensa nos repiten y recuerdan que el sector salud es proclive a abusos y
corrupción. Bien sabido es que el monstruo de la corrupción vive en la
oscuridad, y en este caso concreto, la oscuridad significa la ausencia de
información pública. Los Panamá papers,
los wikileaks y demás filtraciones de información secreta al público son pasos
en la dirección correcta para que más y más ojos se unan en la gran tarea de
buscar y dejar al descubierto a los corruptos.
Pues bien, el
Ministerio de Salud y Protección Social ha dado un paso enorme en esta
dirección. A partir de junio de 2016 todas las personas en Colombia que
requieran medicamentos, tecnologías o procedimientos que no estén incluidos en
el plan obligatorio de salud (el famoso No POS) podrán recibirlos sin pedir autorizaciones
a las entidades promotoras de salud (EPS) según la Resolución 1328 de 2016.
Esto se logró gracias a que el Ministerio desarrolló un aplicativo web en el
cual los profesionales inscritos en el Registro de Talento Humano en Salud
(Rethus), podrán prescribir y registrar las solicitudes para los pacientes que
así lo requieran, sin que la EPS deba autorizar.
La noticia es buena
para los pacientes, porque implica un trámite menos, pero es mejor para el
sistema porque va a destapar la olla del No POS. Es decir todo aquello que los
jueces ordenan cuando fallan tutelas a favor de los pacientes. En esa olla, se
sabe que hay de todo, desde demandas por servicios que son justas hasta abusos
injustificados. Los abusos van desde los más triviales como exigir que una
montura de gafas sea de una marca específica, o recetar el triple de pañales
que se necesita al día, hasta sillas de ruedas que cuestan 25 millones de pesos.
Este tipo de sistemas
donde se sabe quién esta ordenando qué y por qué valor existen en países
desarrollados como los Estados Unidos. La organización ProPublica (https://www.propublica.org) ha utilizado
esta información para desarrollar bases de datos que permiten a cualquier
persona buscar por internet un médico con nombre propio o una IPS y saber todo
lo que ha prescrito (https://projects.propublica.org/checkup/). Periodistas
acuciosos han descubierto médicos que facturan millones de dólares y que
ordenan lo que no debieron ordenar. Más de uno está detrás de rejas o bajo una
seria investigación por fraude. O simplemente ya es blanco de los comentarios
de sus pares y colegas.
Esperemos que la herramienta se consolide y que tengamos la información para analizar de manera pública muy pronto. Esta es una jugada maestra en contra de los abusos en el sistema, parafraseando al viejo adagio del fútbol “la tecnología es la mejor defensa”.
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