domingo, 10 de enero de 2016

Días sin moto

(El Mundo, 14 de Enero de 2016)

Según Medicina Legal en 2014 murieron 2,914 personas por accidentes de transito en moto en Colombia, lo que representa 8 personas diariamente. De estas muertes 2,315 eran conductores y 599 pasajeros. ¿Quién tiene la responsabilidad? ¿Qué se puede hacer para evitarlas?

La mortalidad de motociclistas es simplemente alarmante, ocho veces más alta que la del siguiente medio mas peligroso (las bicicletas). Además de los muertos, están las 22,545 personas lesionadas, es decir, unas 62 personas diariamente. A diario entonces unas 70 personas en promedio son afectadas parcial o permanentemente por montarse en una moto. De acuerdo con la ANDI en la última década la venta de motos se multiplicó por cuatro y hoy ruedan por el país mas motos que automóviles. La disparada en el número de motos que recorren nuestras ciudades es evidente y es la culpable directa de estas muertes y lesiones.

Los culpables indirectos son muchos. El sector del transporte de pasajeros en los municipios del país es el primero. Es indudable que la demanda por motos es consecuencia directa de un mal sistema de transporte público. El crecimiento económico es el otro. La clase media aumentó su poder de compra y con ello logró acceder a este fatal medio de transporte. Los alcaldes y su bajo nivel de respuesta son el tercero. Ante un problema de mortalidad de semejantes proporciones la respuesta de políticas publicas ha sido casi nula. Le sigue la cultura del mensajero y del domicilio. De acuerdo con la ANDI 40% de los propietarios de motos las usan como su principal herramienta laboral, lo que no sucede en países desarrollados. Por ultimo esta la imprudencia de los que manejan.

Ante un panorama como estos, la posibilidad real de evitar esta mortalidad y morbilidad es muy baja. La prohibición de este medio de transporte es imposible por varias razones, entre ellas el deterioro de los ingresos de quienes las usan como medio de sustento. La construcción de carriles especiales, como sucede en la China, es absurdamente costosa. Mejorar el transporte público para desincentivar el uso de la moto es luchar contra el poder de unas mafias muy duras. El castigo a conductores imprudentes es limitado dado el número reducido de agentes de transito y dadas las posibilidades reales de identificar e inmovilizar a los mismos.

Así las cosas, no quedan sino dos opciones a mi modo de ver. Esperar que el deterioro de la actividad económica y la subida de la tasa de cambio encarezca estos mortales vehículos y que con ello bajen las ventas. La otra es decretar días sin moto, uno de estos al mes salvarían de la muerte a unas 100 personas anualmente y unas 750 de ser lesionadas.

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