jueves, 16 de enero de 2014

Horas verdaderamente productivas


Para cerrar la brecha salarial entre hombres y mujeres se necesita un cambio en la forma en que las empresas valoran y remuneran el trabajo de los individuos. Esta conclusión fue presentada por Claudia Goldin, profesora de Economía de la Universidad de Harvard en su discurso ante la Asociación Americana de Economistas hace un par de semanas en Filadelfia, EEUU.

La brecha salarial es, en palabras simples, la diferencia que se observa entre la remuneración de un hombre y una mujer que están en condiciones profesionales iguales: misma educación, experiencia, y demás atributos necesarios para desempeñar el trabajo. Si bien es cierto que esta inequidad de género viene disminuyendo, aún hay sectores donde la diferencia es sustancial.

La importancia de disminuir esta brecha no es solo necesaria por razones de equidad o de justicia de género, sino también porque trae beneficios sociales y beneficios privados. De acuerdo con Goldin, las empresas premian desproporcionadamente a las personas que están dispuestas a estar en su lugar de trabajo largas jornadas y a aquellas que están dispuestas a trabajar en horarios no convencionales, aunque estas horas no sean productivas. La diferencia de género se da porque las mujeres tienden a evitar estos trabajos, usualmente por obligaciones familiares, o también por la simple incomodidad  del ambiente laboral.

Ya en sectores como el de ciencia y tecnología, donde internet y los demás medios de comunicación modernos permiten alta flexibilidad, la brecha de género ha desaparecido. De otro lado, las ocupaciones y sectores más inflexibles son los relacionados con las finanzas, el derecho y la alta gerencia corporativa.  

¿Qué se puede hacer? De acuerdo con Goldin, la brecha se cerraría, si las compañías privadas aprenden a utilizar mejor el tiempo de sus empleados, y sobre todo, diseñan las posiciones ocupacionales de tal manera que estas no dependan de un individuo particular, sino que puedan ser retomadas por otros de manera no traumática. Así las cosas, la remuneración respondería más a cada hora trabajada, y por ende no importaría si es un hombre o una mujer, y tampoco, si la primera hora fue trabajada por un hombre y la segunda por una mujer. 

La buena noticia es que esta flexibilidad y alta sustituibilidad entre empleados es una tendencia creciente y con buena proyección, puesto que los trabajos del futuro serán altamente estandarizados gracias a los computadores y a la tecnología en general.

Posdata: Cierro esta columna con una propuesta de solución al problema de la renovación de licencias de conducción. Para evitar las congestiones y las odiosas colas, porque no extender el plazo de vencimiento un par de meses y luego fijar la fecha de renovación de acuerdo con la fecha de nacimiento. Con eso se distribuye la población a lo largo del año y se crea una fecha de renovación hacia el futuro de fácil recordación. 

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