Para cerrar la brecha
salarial entre hombres y mujeres se necesita un cambio en la forma en que las
empresas valoran y remuneran el trabajo de los individuos. Esta conclusión fue
presentada por Claudia Goldin, profesora de Economía de la Universidad de Harvard
en su discurso ante la Asociación Americana de Economistas hace un par de
semanas en Filadelfia, EEUU.
La brecha salarial es,
en palabras simples, la diferencia que se observa entre la remuneración de un
hombre y una mujer que están en condiciones profesionales iguales: misma
educación, experiencia, y demás atributos necesarios para desempeñar el
trabajo. Si bien es cierto que esta inequidad de género viene disminuyendo, aún
hay sectores donde la diferencia es sustancial.
La importancia de
disminuir esta brecha no es solo necesaria por razones de equidad o de justicia
de género, sino también porque trae beneficios sociales y beneficios privados.
De acuerdo con Goldin, las empresas premian desproporcionadamente a las
personas que están dispuestas a estar en su lugar de trabajo largas jornadas y
a aquellas que están dispuestas a trabajar en horarios no convencionales,
aunque estas horas no sean productivas. La diferencia de género se da porque
las mujeres tienden a evitar estos trabajos, usualmente por obligaciones
familiares, o también por la simple incomodidad
del ambiente laboral.
Ya en sectores como el
de ciencia y tecnología, donde internet y los demás medios de comunicación
modernos permiten alta flexibilidad, la brecha de género ha desaparecido. De
otro lado, las ocupaciones y sectores más inflexibles son los relacionados con las
finanzas, el derecho y la alta gerencia corporativa.
¿Qué se puede hacer?
De acuerdo con Goldin, la brecha se cerraría, si las compañías privadas
aprenden a utilizar mejor el tiempo de sus empleados, y sobre todo, diseñan las
posiciones ocupacionales de tal manera que estas no dependan de un individuo
particular, sino que puedan ser retomadas por otros de manera no traumática.
Así las cosas, la remuneración respondería más a cada hora trabajada, y por
ende no importaría si es un hombre o una mujer, y tampoco, si la primera hora
fue trabajada por un hombre y la segunda por una mujer.
La buena noticia es
que esta flexibilidad y alta sustituibilidad entre empleados es una tendencia
creciente y con buena proyección, puesto que los trabajos del futuro serán
altamente estandarizados gracias a los computadores y a la tecnología en
general.
Posdata: Cierro esta columna con una propuesta de solución al problema de la renovación de licencias de conducción. Para evitar las congestiones y las odiosas colas, porque no extender el plazo de vencimiento un par de meses y luego fijar la fecha de renovación de acuerdo con la fecha de nacimiento. Con eso se distribuye la población a lo largo del año y se crea una fecha de renovación hacia el futuro de fácil recordación.
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