(La Patria, 28 de Julio)
El Presidente del Banco Mundial denomina la actual crisis en los precios de los alimentos como “un problema inventado por el hombre”. Tres factores se identifican como las causas. Por una parte están los precios de los combustibles, los cuales con su crecimiento sostenido de los dos últimos años han incrementado los costos de la agricultura. Por otra, esta la caída en inventarios gracias a sequias inesperadas en algunos países. Y por último, la reasignación de tierras y productos agrícolas para la producción de biocombustibles, maíz especialmente.
Recientemente Will Martin, economista sénior del Banco Mundial, estudio la contribución de cada uno de estos factores al incremento en los precios de los alimentos. Martin encontró que la demanda por alimentos en los países en desarrollo no ha cambiado sustancialmente, y que la contribución de los cambios climáticos ha sido baja. Según este mismo analista, lo que definitivamente ha sido un cambio fundamental en el mercado es el crecimiento del uso de productos agrícolas en la producción de combustibles.
Las consecuencias de altos precios en los alimentos son devastadoras. De acuerdo con el mismo Banco, 41 países han perdido entre 3% y 10% de su PIB en los últimos 18 meses. Además, esta entidad estima que 100 millones de personas han caído en la pobreza en los dos últimos años, engrosando los más de 2 billones de habitantes del planeta que viven en tal situación. Los niños son grandes perjudicados también, alrededor de 3.5 millones mueren anualmente por causa de malnutrición, y los que sobreviven sufrirán múltiples problemas de salud física y mental por el resto de sus vidas. Todo esto está documentado científicamente.
Los biocombustibles, de acuerdo a estas cifras, no resisten entonces el más mínimo y simple análisis costo beneficio desde la perspectiva de la sociedad mundial. Sus supuestos beneficios en términos de disminución del calentamiento global han sido cuestionados, no solo por su mínima contribución en cada galón de gasolina, sino por los bosques que han sido destruidos para dar paso a nuevas plantaciones.
La afirmación del Banco Mundial tiene gran sentido. Los biocombustibles son el más reciente invento de la humanidad con consecuencias nefastas para sí misma. Un invento que nació gracias a la letal combinación de la presión de grupos de interés por subsidios gubernamentales y a la creación de mercados inexistentes. Según la OECD la industria de biocombustibles depende intensivamente de subsidios públicos para su existencia, 11 billones de dólares en 2006 y 25 billones proyectados a 2015.
Los biocombustibles son un ejemplo más de porque los gobiernos no deben subsidiar productos específicos, los mercados saben hacerlo de manera más eficiente. (El reporte de la OECD se encuentra en http://www.oecd.org/dataoecd/19/62/41007840.pdf)
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