(El Mundo, enero 12 de 2017)
“Pescando
tontos” es el nombre de un libro que tiene por subtitulo “La economía de la
manipulación y el engaño” escrito por dos premios nobel en Economía, los
profesores George Akerlof y Robert Shiller.
El
libro fue publicado en 2015 y aunque no descubre nada nuevo bajo el sol, si se
convierte en una autocritica muy fuerte a la disciplina y al marco del
pensamiento de los economistas tradicionales.
Los
autores comienzan por recordar el principio fundamental de la economía como
área del conocimiento: los recursos son escasos y no existe ningún mecanismo
mejor que los mercados para asignar dichos recursos de manera eficiente (al
menor costo). Esto con el beneficio adicional de no existir una forma que
traiga más bienestar a la sociedad como si detrás de todo estuviera una
benevolente “mano invisible”.
Akerlof
y Shiller describen con lujo de detalles y de ejemplos lo que todos sabemos,
pero que la economía se niega a incorporar en sus análisis. Existen industrias
enteras dedicadas a producir y a comercializar cosas que no necesitamos o que
nos hacen daño. De manera coloquial lo describen como las industrias que
producen algo “bueno para mi, pero malo para ti”.
Los
seres humanos somos imperfectos y proclives a caer en las garras de la
manipulación y el engaño. Esta debilidad es explotada según los autores por
todo tipo de industrias. El sistema financiero con tarjetas de crédito para
sobre endeudar a la gente, el sector automotriz con los exorbitantes precios
del mantenimiento en concesionarios, la industria de comidas con productos que
no son saludables, la industria farmacéutica con medicamentos que no aportan o
que incluso hacen más daño que beneficios, la industria tabacalera con el
cigarrillo que daña la salud, entre otros.
La
reflexión de los autores es que la visión de los economistas que pintan los
mercados y la mano invisible como incorruptibles es incompleta y simplista. Hay
industrias enteras que basan su negocio en manipulación y engaño, no son meros
accidentes ni casos aislados. La competencia engendra tanto lo bueno como lo
malo.
La
medición del bienestar económico basada en sumar el valor agregado fruto de
todos los mercados competitivos es entonces incompleta.
El PIB crece cuando crecen estas industrias, pero no es cierto que mas gente engañada, endeudada, enferma, empobrecida signifique más bienestar.
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