(La Patria, Mayo 30 de 2011; El Mundo, Mayo 30 de 2011)
En la medida en la que el mundo se hace más complejo, las preguntas y análisis que preocupan a los académicos se tornan igualmente complejas. Una consecuencia de esto se refleja en el actual diseño de política pública, según mi opinión, una cierta tendencia a subestimar el efecto que soluciones simples pueden traer a problemas complejos.
Tomemos por ejemplo el análisis del logro académico. La lista de factores encontrados por académicos como posibles explicaciones al bajo logro académico de ciertos grupos de la población es larga y casi imposible de resolver (a menos que exista una gigantesca inversión de recursos): pobreza, desintegración familiar, mala preparación de los profesores, deficiencias en el currículo, deficiencia de recursos en las aulas y la infraestructura en general en las escuelas, el número de niños en el salón, falta de liderazgo en las directivas, altos niveles de hostilidad en los barrios, etcétera. No cabe duda que todos estos factores son relevantes. Pero también es cierto que los estudios no terminan de ponerse de acuerdo en su verdadero efecto. Cuál será el efecto neto de excelentes profesores en un barrio malo? Con frecuencia los gobiernos se embarcan en inversiones costosísimas, que a la vuelta del tiempo resultan tener efectos minúsculos, o peor aún negativos.
Glewwe, Park y Zhao, investigadores de las Universidades de Minnesota y Oxford, documentan en una reciente publicación los resultados de la evaluación de un programa simple pero efectivo. El programa consistió en ofrecer exámenes optométricos y gafas gratuitas a estudiantes de escuelas primarias de los grados 4 a 6 en la provincia de Gansu en el noroeste de la China. El programa fue implementado en 2004.
Gansu es una provincia donde el 76% de la población reside en el área rural, donde el 23% de la población rural es pobre, y con los niveles más bajos de ingreso per-capita disponible de todas las regiones de China. El programa fue implementado de manera experimental en 165 escuelas rurales (unas lo recibieron y otras no, la selección fue al azar), cubriendo un total de 19,000 niños, aproximadamente. Los investigadores encontraron que de cada 100 niños, 13 tenía serios problemas visuales, y solo 2 usaban gafas.
Un año después de implementado el programa, los resultados mostraron que en promedio, el logro académico aumento tanto para los niños intervenidos como para sus compañeros. El costo total del programa: 10 dólares por cabeza. Suena lógico, o no? Niños que no ven bien no solo tienen problemas de atención individual sino que generan distracción innecesaria a los demás niños en el salón. Estoy seguro que existe una larga lista de soluciones obvias, simples, baratas y eficaces como esta que no están siendo explotadas. Este estudio es una clara invitación a descubrirlas.
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