sábado, 14 de diciembre de 2013

Alternativa a la negociación de salario mínimo


Hay una política que podría resolver la anual disputa entre empresarios y trabajadores por el incremento del salario mínimo. Pero requiere de una institucionalidad que no tenemos y que sería deseable construir. Se trataría de un programa de devolución de impuestos para los trabajadores que ganen menos de un valor predeterminado, digamos 1 salario mínimo.

En países desarrollados, todo aquel que recibe algún ingreso, por pequeño que sea, declara ante la administración de impuestos del país sus ingresos y con base en esto se hace una liquidación de cuánto debe pagar o cuanto ha pagado de mas (le ha sido retenido) para ser devuelto. En Estados Unidos, por ejemplo, incluso los estudiantes extranjeros que devengan un salario mínimo para subsistir, deben declarar tal ingreso. El día de los impuestos es todo un acontecimiento nacional pues la fecha es fija (mediados de abril) para las personas naturales, y por supuesto existe toda una industria alrededor de ayudarle a la gente a diligenciar las formas de tal manera que se aprovechen las ventajas tributarias. Finalmente, aquellos que pagaron de más, ven llegar un cheque a su casa o reciben un depósito electrónico unos días después.

Si en Colombia implementáramos una institucionalidad como esta, se podría utilizar como vehículo redistributivo y por allí mismo ayudaría a zanjar las diferencias entre empleados y empleadores. Los dos bandos tienen argumentos lógicos. Los empleadores, apelando a un principio económico básico argumentan que si el precio de la mano de obra crece, es de esperar que se contrate menos de ella. Los empleados, apelando a un principio de equidad, argumentan que el salario es muy bajo y que este no alcanza para tener una vida digna.

Los estudiosos del tema en el mundo han mostrado que el argumento de los empresarios tiene sustento teórico pero no empírico, en otras palabras, aumentos moderados en el salario mínimo no se han reflejado en despidos, aunque si en tasas de desempleo un poco más altas para jóvenes, por ejemplo. Así las cosas, de acuerdo a la evidencia ganarían el argumento de los empleados, pero como la decisión no es tomada basada en evidencia, sino por acuerdo político, lo mejor sería ajustar el salario mínimo con una regla sencilla y transparente, y utilizar otro instrumento para aumentar el ingreso de los individuos formales de menores ingresos.

Las matemáticas son sencillas, los empleadores ofrecen $22 mil de incremento y los empleados quieren $35 mil. La diferencia de 13 mil pesos, podría convertirse en una devolución de $156 mil pesos anual. Dicen que más o menos 1,275,000 personas ganan el mínimo, lo que daría un costo total del programa de unos 200 mil millones de pesos. Mucho menos de lo que se regaló este año a cuanto sector decidió parar las carreteras del país y extorsionar así a los que pagan impuestos.

Esta es pues una institucionalidad deseable y ya inventada en otras latitudes. Para los interesados en el tema busquen en internet por “earned-income tax credit” para encontrar más detalles y estudios. 

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