domingo, 12 de diciembre de 2010

Legado colonial

(El Mundo, Diciembre 15 de 2010; La Patria, Enero 17 de 2011)

¿Que explica el subdesarrollo de ciertas regiones? Muchos factores sin duda: algunos históricos y otros contemporáneos. Algunos culpan a la geografía, otros a los gobernantes, otros simplemente al azar. Una teoría que empieza a cobrar peso se enfoca en el origen del sistema legal y en general de las instituciones.

En efecto, algunas investigaciones recientes están intentando dilucidar el papel de los legados coloniales. En particular, diferencias entre países colonizados por los británicos y por los franceses. Actualmente, un buen número de estudios empíricos sostiene que el sistema legal británico está asociado a mayores tasas de crecimiento económico. Pero la dificultad radica en demostrar la relación causa-efecto.

En teoría, el efecto positivo del sistema británico se debe a tres características: el sistema da mayores derechos a los inversionistas y propietarios; la cultura británica crea un fuerte compromiso con el cumplimiento de las normas que existen; el poder judicial independiente y el énfasis en la separación de poderes ofrece un mayor número de controles sobre la expropiación política.

En un reciente estudio, Alexander Lee y Kenneth Schultz de la Universidad de Stanford, ofrecen un caso que se acerca mucho a demostrar la relación causa-efecto: Camerún después de la primera guerra mundial. Antes de la guerra, Camerún era una colonia alemana. Después de la guerra, los británicos y los franceses se dividieron el país, imponiendo tanto sus sistemas legales, como su idioma y costumbres. En 1960, los dos países se reunificaron, pero a pesar de los esfuerzos de unificación el país continúo dividido, en la práctica, en dos regiones, con idioma, y sistemas legal y educativo diferentes.

Lee y Schultz, aprovechando esta circunstancia, comparan niveles de desarrollo económico de zonas rurales localizadas a ambas lados de la frontera legal que antes existía entre los dos países. Alrededor de esta frontera es difícil de argumentar diferencias entre las dos regiones debidas a condiciones físicas o de capital humano, de allí que una buena parte del desarrollo actual se explica por el legado colonial.

Los resultados muestran que las poblaciones rurales del lado británico tienen mejores niveles de riqueza y tienen más bienes públicos (por ejemplo fuentes de agua). Esto no se observa para zonas urbanas. Lee y Schultz, concluyen en su estudio, que si bien la evidencia empírica favorece al sistema británico (el caso rural), el legado puede ser atenuado o eliminado con buenas políticas públicas pos colonización (el caso urbano).

Los legados históricos pueden entonces persistir o atenuarse en el tiempo. Ningún país o región está condenada por su pasado. Que tanto de nuestro crecimiento mediocre y de nuestra pobreza e informalidad es un legado colonial es sin duda una pregunta aún por resolver.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Gran Bretaña y la buena guerra

(El Mundo, Diciembre 2 2010)

Es verdad, existen buenas guerras, el mejor ejemplo es la guerra que tiene la Gran Bretaña contra la pobreza infantil. Un excelente recuento de los motivos, reformas y resultados de esta guerra acaba de ser publicado en el libro “Britain’s War on Poverty” (La guerra de la Gran Bretaña contra la pobreza) escrito por la investigadora Janet Waldfogel de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Columbia en Nueva York.

Primero los resultados. En 1999 cuando el Primer Ministro Tony Blair declaró la guerra y prometió una estrategia para eliminar la pobreza infantil en veinte años, 3.4 millones de niños (uno de cada cuatro) vivían en la pobreza. Ocho años después, 1.7 millones habían salido de la pobreza, de acuerdo con una medida de pobreza absoluta similar a la que se usa en Colombia. Esto es, una reducción del cincuenta por ciento en términos absolutos.

De acuerdo con Waldfogel, el principal motivador para “declarar la guerra” fue el alarmante número de niños en pobreza como consecuencia de otra alarmante tendencia: el incremento en el número de hogares con un solo padre (usualmente solo la madre). Pero las cifras, todos sabemos, no siempre son suficientes. Dos circunstancias más ayudaron a allanar el camino para declarar la guerra: consenso en la academia respecto a los efectos devastadores de la pobreza infantil en las oportunidades individuales futuras, y, la disponibilidad de estudios estadísticos rigurosos mostrando que programas bien diseñados producen resultados positivos concretos.

Adicionalmente, el grueso de la población apoyaba la noción de que algo necesitaba hacerse. De hecho la frase publicitaria (la frase de batalla podríamos decir) de la política es “trabajo para aquellos que pueden y seguridad para aquellos que no pueden”.

La estrategia antipobreza británica, de acuerdo con el libro de Waldfogel, se basa en tres componentes. El primero, la promoción de oportunidades de trabajo y capacitación para el trabajo para personas con capacidades pero sin conexiones con el mercado laboral. Junto a esta iniciativa el gobierno implementó una agresiva estrategia de incremento del salario mínimo y de rebaja de impuestos para los trabajadores más pobres y sus respectivos empleadores. El segundo componente es un conjunto de políticas orientadas a incrementar el ingreso de familias con niños en pobreza, incluso a través de subsidios directos. El tercer componente es una alta inversión en programas y servicios pre-escolares gratuitos y universales.

Estas líneas no hacen justicia al detallado recuento del libro. Lectura obligada para nuestro nuevo gobierno. Por supuesto una guerra así solo tiene eco en una sociedad que favorece el papel activo del estado en brindar bienestar social. Qué sociedad somos nosotros?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Viene la Google economía

(La Patria, Nov 16 de 2010; El Mundo, Nov 17 de 2010)

Aun si usted no usa internet para buscar información, usted probablemente ha oído hablar de Google. Si usted usa internet, probablemente no le sorprenderá saber que Google es el buscador de información más usado en todo el mundo. Es esta característica, precisamente, la que seguramente le dará a Google un papel más predominante en el mundo de los indicadores económicos. No estamos muy lejos de que empiece la Google economía.

Lo primero que hay que notar es que Google tiene un Economista Jefe: se llama Hal Varian. Su nombre no es extraño para los economistas profesionales, de hecho es autor de una serie de libros de microeconomía muy utilizados en maestrías y doctorados en los ochenta y noventa. Bajo la dirección de este connotado economista, Google está produciendo información agregada que va a entrar a competir con los tradicionales indicadores económicos.

Hace ya un año, Varian y su colega Hyunyoung Choi, presentaron una nueva herramienta de Google llamada “Google Trends” (Tendencias Google). Esta herramienta provee reportes diarios y semanales del volumen de búsquedas relacionados con ciertos productos e industrias. Choi y Varian sugieren que estos volúmenes de búsquedas pueden estar bien correlacionados con el nivel de actividad económica presente y por ende ser útiles en predecir el comportamiento de indicadores económicos típicos que son revelados al público con meses de retraso.

Por ejemplo, los autores muestran que el volumen de búsquedas por un tipo particular de vehículo en las semanas de Junio está bien correlacionado con el nivel de ventas de este mismo vehículo en Junio. Si uno agrega esta búsqueda por todos los tipos de vehículos, uno podría acercarse a un indicador del comportamiento del sector vehículos. Así las cosas, “Google Trends” es una herramienta para predecir el presente, y anticiparse al reporte económico de Junio que tradicionalmente se publicaría en Octubre.

La segunda herramienta de la Google economía acaba de ser presentada el mes pasado en la conferencia anual de la Asociación de Economistas de Negocios en Denver Colorado. Varian presento allí el índice de precios Google, tal como el índice que sirve para medir la inflación, basado en las tendencias de precios de una canasta de bienes transados por internet. Según Varian el índice refleja una tendencia deflacionaria en USA, mientras que muestra una cierta tendencia inflacionaria en la Gran Bretaña. Dichas tendencias están bien correlacionadas con las medidas publicadas por las agencias estadísticas de ambos países.

El índice es limitado en la medida que solo refleja bienes que son transados en internet. Pero tiene, al igual que “Google Trends” la gran ventaja de producir información macro y microeconómica en tiempo real. Este es ni más ni menos el sueño dorado de cualquier economista que trabaje en el sector público y que esté diseñando política económica o industrial.

En la medida en la que más y más transacciones se trasladen del mundo físico al mundo virtual, este tipo de indicadores serán mejores. Las agencias estadísticas tendrán que alinearse con estas nuevas tendencias y quizá podremos medir mejor el pulso de la economía. Los Google economistas y la Google economía se avecinan.

domingo, 3 de octubre de 2010

El valor del Kinder

(El Mundo, Octubre 5 de 2010; La Patria, Octubre 10 de 2010)

Es época de premios académicos, el Nobel se avecina. Sin embargo, existen otros premios con similar resonancia e importancia. Podríamos decir que el hermano menor del Nobel es el premio entregado por la fundación norteamericana MacArthur. Informalmente estos premios se han denominado los premios a la genialidad.

Uno de los ganadores de este año es el economista francés Emmanuel Saez, profesor del Departamento de Economía de la Universidad de California, Berkeley. El trabajo que le valió el premio MacArthur está concentrado en su análisis de la relación entre la política tributaria y el ingreso y el ahorro en economías desarrolladas.

Que ocupa la mente de Saez por estos días? En conjunto con otros colegas (Chetty, Friedman, Hilger, Whitmore Schanzenbach y Yagan) se dieron a la tarea de valorar en términos monetarios el efecto que un buen profesor y unos buenos compañeros de kínder tienen en el ingreso futuro de un individuo en EEUU. Los resultados están dando mucho de qué hablar, y sugieren interesantes implicaciones para otros países.

Los alumnos de los mejores salones de kínder ganaban, a los 27 años de edad, un diez por ciento más de ingreso salarial que los del salón promedio. Bajo algunos supuestos financieros, el ingreso adicional en toda la vida laboral que se puede atribuir a este efecto es de 39,000 dólares por persona. Igualmente, según estos autores, el valor presente neto de haber tenido unos compañeros estudiosos en un salón de unos 20 alumnos es de unos 776,000 dólares por cada año.

El valor presente neto de un profesor experimentado de kínder en sus alumnos, adicional al efecto anterior, es de 8,400 dólares por individuo, y de 169,000 dólares para una clase de 20 niños. En general la explicación, parece estar, no en los contenidos impartidos, pero en las cualidades no cognitivas que estos profesores dejan en nuestras vidas. Entre estas cualidades están: paciencia, disciplina, respeto y perseverancia. Es importante resaltar que esta valoración no incluye otros beneficios no salariales observados en estos individuos como mejor salud, y menores tasas de criminalidad.

El estudio tiene importantes críticas. Quizá los números sean exagerados. Pero su gran valor radica en revelarnos una falla mas de los mercados laborales: la subvaloración monetaria de ciertos trabajos cuyos beneficios económicos y sociales son enormes y cuya remuneración y prestigio no se compadecen. Se necesitan más incentivos monetarios para que buenos profesionales miren hacia este tipo de carreras, y menos hacia profesiones basadas en la especulación y/o en la explotación de la ingenuidad de los otros.

jueves, 16 de septiembre de 2010

De regreso a la media

(El Mundo, Septiembre 21 de 2010; La Patria, Septiembre 27 de 2010)

Dice el refranero popular que “Después de la tempestad, viene la calma”. Como todo refrán, múltiples interpretaciones son posibles. Una de ellas nos sugiere que después de cada evento extremo las circunstancias tienden a volver a su normalidad. Los académicos tienen un nombre técnico para este concepto: “el regreso a la media”. Y como todo buen refrán, este también puede ser usado como metáfora para entender ciertos acontecimientos sociales que se avecinan en el inmediato futuro y que quizá ya se asoman en las noticias.

Un ejemplo sencillo, nos puede ayudar a explicar la manera en que los académicos definen el “retorno a la media”. Imagínese que una escuela recibe un dinero para mejorar el nivel de matemáticas de los alumnos de un cierto grado. La escuela, con toda razón, buscara los niños a los que peor les fue en el último examen, y los asignara al programa de refuerzo en matemáticas. Para evaluar el programa, lo más sensato es volver a hacer un examen de matemáticas y comparar a los niños que tomaron el programa de refuerzo con los que no lo tomaron. En promedio, los niños que fueron sujetos del programa, seguramente sacaran puntajes más altos y similares a los de los niños que no fueron intervenidos.

Es esta una señal de que el programa funciono? No, necesariamente. La teoría sugiere que podemos estar ante la presencia del “retorno a la media”. Es decir, no todos los niños que sacaron un mal puntaje en el primer examen lo van a sacar en el segundo. Un comportamiento extremo en un indicador, que obligue a intervenciones radicales, puede ser causado por condiciones fortuitas, que una vez pasa el tiempo deben regresar a la situación normal.

Como se aplica el “regreso a la media” a lo que está pasando y veremos en el futuro cercano? No cabe duda que el gobierno del presidente Uribe fue un evento inusual para la economía y la sociedad colombiana. Su personalidad y estilo no tenían precedente histórico. Su énfasis en ciertos temas fue aplaudido y repudiado por muchos. Sus políticas generaron importantes cambios en las expectativas y el comportamiento de los colombianos. Muchos indicadores mejoraron ostensiblemente y otros decrecieron notoriamente. Lo que no sabemos es cuánto de esto será permanente.

Sera interesante ver con el paso del tiempo, cuáles de nuestros comportamientos como sociedad efectivamente cambiaron, y cuáles regresaran a su nivel medio.

sábado, 28 de agosto de 2010

Kurzarbeit

(El Mundo, Septiembre 2 de 2010; La Patria, Septiembre 6 de 2010)

Mucho se habla por estos días de la necesidad de reformar los impuestos al trabajo, los cuales se consideran la gran distorsión, el gran impedimento, para un mercado laboral más dinámico en Colombia. La idea es que una vez eliminados tales impuestos los empresarios tendrán más incentivos a contratar. Se afirma también que el salario mínimo es excesivamente alto y que está muy por encima de la productividad de los trabajadores colombianos. Pero pensar que una política de reducción del salario mínimo es viable, es ingenuo.

Los grandes afectados por estos impuestos son aquellos que apenas entran al mercado laboral (los jóvenes) o aquellos con poca educación y por ende con pocos conocimientos y habilidades. Todas estas reformas están bien fundamentadas y no cabe duda que es menester remover toda distorsión.

La crisis económica ha mostrado que la política laboral no solo debe concentrase en los jóvenes o los pocos educados. Cuando la actividad económica baja sustancialmente, los despidos también llegan para trabajadores educados y experimentados. Las consecuencias son más devastadoras para este segmento poblacional. No solo es más difícil encontrar un trabajo con las mismas condiciones, sino que dependiendo del tiempo de búsqueda, las consecuencias pueden extenderse al ámbito personal rápidamente: perdida de riqueza, perdida de autoestima, desintegración familiar, etc.

Ahora que el gobierno parece tener oídos abiertos a opciones de política en el mercado laboral, bien vale la pena resaltar una opción de política que ha probado ser muy efectiva para mantener en el puesto de trabajo a personas con educación y experiencia, en especial en épocas de recesión. Se llama el “Kurzarbeit” y es de origen alemán.

El programa consiste en un subsidio a aquellas compañías que en lugar de despedir trabajadores, los conserven dentro de la nomina. Las compañías pueden legalmente elegir o bien reducir las horas diarias que necesitan del trabajador, o bien reducir el número de días que solicitan los servicios del trabajador. El tiempo no pagado por la empresa es parcialmente compensado por recursos gubernamentales. En últimas es un subsidio de desempleo sin perder el empleo. La idea es que una vez la economía se recupere, el trabajador vuelve a ser financiado 100 por ciento por la empresa.

En el peor momento de la recesión económica de 2009, Alemania logro mantener alrededor de 500,000 trabajadores en sus empleos gracias a este sistema, de acuerdo con la OECD. Alemania es además el país con la menor tasa de desempleo en el mundo desarrollado. Antes de la crisis el tiempo permitido era de 6 meses, ahora gracias a esta fue extendido dos años. El “Kurzarbeit” es una poderosa política para proteger a los trabajadores educados en épocas de turbulencia económica.

sábado, 7 de agosto de 2010

Fe y tecnocracia

(El Mundo, Agosto 11, 2010; La Patria, Agosto 17 de 2010)

Con el nuevo gobierno, entra un nuevo equipo de ministros y directores de departamentos administrativos. Algunos comentaristas hablan de un equipo de ensueño, un “Dream Team”, a la manera de los equipos de superestrellas de baloncesto norteamericano. Los mismos comentaristas festejan el retorno de la tecnocracia: el ejercicio del poder por parte de los tecnócratas.

Quienes son los tecnócratas? He ahí el primer escollo. La palabra no existe en el diccionario de la Real Academia Española. El concepto en sí mismo es importado de los EEUU. De acuerdo con la Enciclopedia Británica, la tecnocracia se refiere a la llegada de ingenieros y científicos a los puestos del poder, para practicar la denominada gerencia científica. En pocas palabras, la toma de decisiones basada en conocimiento científico y no en presiones políticas, o atendiendo intereses de sectores particulares.

La definición que quizá tienen en mente los comentaristas mencionados, se refiere probablemente a títulos de doctorado en el exterior. Pero este es un criterio bastante flojo como posible indicador de éxito de un ministro. De una parte en ningún doctorado científico o técnico enseñan gerencia pública, y de otra parte, los doctorados preparan individuos para la docencia o para la investigación, y un ministro no hace ni lo uno ni lo otro.

Basta dar un vistazo a la historia reciente para ver lo flojo de este criterio, al menos en lo que respecta a política económica. El saliente ministro de Hacienda, se despide con una muy buena gestión en medio de uno de los periodos más turbulentos de la economía mundial. Su llegada causo revuelo, dada la tradición de economistas con doctorado en ese puesto. En el lado opuesto, están ministros con doctorado saliendo por la puerta de atrás debido a escándalos por mal manejo de recursos públicos.

Pero no solo es floja la causalidad entre doctorado y buena gestión pública a nivel individual, también lo es el argumento de unidad científica a nivel de disciplinas. El mejor ejemplo se ve hoy por hoy en los EEUU, de nuevo la cuna de la tecnocracia. El debate por incrementar el gasto público como política para sacar a la economía de su peor crisis en décadas está muy agitado, con premios nobel y eminentes académicos argumentando a favor y en contra.

Otro buen ejemplo del límite de una disciplina académica como fuente única de sabiduría para toma de decisiones lo dio Alan Greenspan, el tecnócrata por excelencia de los EEUU, al reconocer ante el Senado norteamericano que lo sucedido en la crisis probó que su modelo mental de cómo funcionaba una economía estaba equivocado.

Buena suerte a los nuevos ministros, pero pongamos nuestra fe en su buen juicio y honestidad, no en sus títulos.

viernes, 23 de julio de 2010

Después del mundial

(La Patria, Julio 26 de 2010; El Mundo, Julio 27 de 2010)

Termino el mundial de futbol 2010 en Suráfrica, y de acuerdo con cifras oficiales de la FIFA 3.2 millones de aficionados asistieron a los estadios. Esta es probablemente la única cifra oficial que se conocerá. No solamente es muy difícil cuantificar los ingresos y egresos derivados de un mundial, sino también es probable que no sea una buena estrategia política el revelarlos.

Algunos diarios internacionales, como el periódico Sun de Toronto, especulan que los costos se encuentran alrededor de los seis billones de dólares y los ingresos alrededor de los cinco billones. Otros estimativos publicados por el diario el Heraldo de Nueva Zelanda hablan de costos entre los ocho y los once billones de dólares, lo que, según este mismo diario, representa el cinco por ciento del PIB de Suráfrica.

La pregunta por el verdadero impacto económico de este tipo de mega eventos ha dado pie a una línea de investigación llamada “Economía de los deportes”. La pregunta central de los estudiosos del tema es: deben los gobiernos locales y nacionales subsidiar o financiar totalmente la construcción de estadios con las especificaciones necesarias para alojar mega eventos?. A primera vista, realizar un mundial suena como un sueño publicitario hecho realidad. Los beneficios suenan incuantificables, en particular para la cadena de industrias de servicios turísticos y la cadena de industrias de obras civiles.

Los estudiosos del tema no creen en tanta belleza. De hecho, y de manera casi inaudita, de acuerdo con una encuesta hecha a economistas norteamericanos especializados en el tema en 2005, casi el noventa por ciento de los mismos estuvo muy de acuerdo o de acuerdo con acabar con los subsidios a los mega eventos deportivos existentes en este país.

La teoría económica sugiere que los gobiernos deben invertir solo en aquellas actividades que son deseables socialmente y que por circunstancias locales ningún inversionista privado se encuentra dispuesto a asumir. De lo contrario, el gobierno, o más precisamente los contribuyentes actuales y futuros, caerían en la antigua trampa de subsidiar a los empresarios del entretenimiento y a uno que otro organismo internacional.

Los beneficios de los mega eventos dependen de lo que podría llamarse el multiplicador del turismo internacional. Desafortunadamente, este multiplicador es muy frágil. Una mala pasada del destino lo puede echar por tierra en segundos.

Por ahora el gran ganador es España. Mientras tanto los contribuyentes surafricanos quedaron con un desbalance fiscal proyectado para 2009/2010 en -7.9% del PIB. Esto, vale la pena aclarar, no solo fruto de la expansión del gasto público por el mundial sino por la recesión económica internacional.

martes, 6 de julio de 2010

Lecciones de moda

(El Mundo, Julio 8 de 2010; La Patria, Julio 12 de 2010)

Algunos principios económicos son a veces invocados de manera casi religiosa para justificar acciones de política. Pero al igual que muchos principios religiosos, en ocasiones, creer en ellos es un acto de fe. La evidencia esta en el papel y en una muy juiciosa argumentación teórica, pero la realidad, a veces, simplemente no se corresponde. Peor aún, a la mejor manera de ciertos dogmas, aquellos que no los crean o sigan, deben atenerse a consecuencias devastadoras.

Un buen ejemplo de esto, y tema de esta columna, es el principio según el cual sin una meticulosa protección a la propiedad intelectual, no existen incentivos a la innovación, y por lo tanto es todavía más ingenuo creer que una buena industria pueda florecer. La verdad es que las cosas son más complejas, como lo argumenta una línea de investigación muy interesante liderada por la investigadora Johanna Blakley, subdirectora del instituto Norman Lear de la Universidad de Southern California.

Blakley estudia la industria de la moda y su impacto y lecciones para la sociedad. En la industria de la moda por ejemplo existe mínima protección a la propiedad intelectual, los diseñadores solo pueden proteger legalmente su marca, es decir, su logo y su nombre. Y en ocasiones también pueden patentar elementos bidimensionales, por ejemplo, un cierto diseño de un patrón en una tela, pero jamás podrían hacerlo en artículos tridimensionales.

La razón que justifica esta imposibilidad legal es muy sencilla: los elementos de vestir son demasiado utilitarios como para calificar por protección legal. El costo de una camisa seria prohibido si por cada camisa un fabricante tuviera que pagar derechos a los inventores de los cuellos, las mangas, los puños, etc. Y se podría llegar a aberraciones tales como encarcelar a una mama por coserle una camisa a su hija.

Lo más interesante, argumenta Blakley, es que esta circunstancia, en lugar de haber hundido a la industria de la moda, la llevo a convertirse en un negocio multimillonario, donde la innovación es permanente, donde el proceso creativo está abierto a todo el mundo, y donde el mejoramiento es constante.

Este proceso ha permitido además que existan dos industrias que se retroalimentan permanentemente. La alta costura o las grandes casas con objetos que son considerados arte y con un mercado dispuesto a pagar exorbitantes precios. Y otra que viste al resto de los seres humanos a precios razonables y con alta variedad en diseño y calidad.

Todo esto es el resultado de una industria basada en la cultura de la copia y no de la protección. Es posible que este principio no sea aplicable a toda industria, pero también es cierto que el principio de la excesiva protección a la propiedad intelectual y sus supuestos efectos positivos en innovación es defectuoso. La mejor política esta seguramente en un sano punto medio.

sábado, 19 de junio de 2010

Evaluación a profesores

(El Mundo, Junio 24 de 2010; La Patria, Junio 28 de 2010)

Medir, con el objeto de mejorar, la calidad de la educación universitaria es una tarea vital para el futuro de la economía nacional. Pero la selección de los indicadores es crítica, so pena de crear los incentivos equivocados. Para evaluar a los estudiantes toman fuerza en el país exámenes estandarizados como los ECAES. Pero, para evaluar a los profesores las medidas son más precarias, estáticas o incluso inexistentes. La herramienta más usada son las evaluaciones a profesores hechas por los alumnos. La pregunta es: son estas evaluaciones de alguna utilidad?

La respuesta parece ser NO. En efecto, un estudio muy riguroso elaborado por Scott Carrell de la Universidad de California Davis y James West de la Academia de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, así lo sugiere. Estos investigadores, aprovecharon la oportuna circunstancia de que en la Fuerza Aérea de este país los estudiantes son asignados al azar a cursos universitarios obligatorios en el primer año. Estos cursos están perfectamente estandarizados: igual material, igual programa, igual examen a igual hora, etc. Además los profesores no cuentan con la ayuda de asistentes y deben estar disponibles en igual número de horas para sus alumnos para consultas fuera de clase.

Además de todo esto, Carrell y West se concentraron en materias que son obligatorias para todos los estudiantes y que son parte de una secuencia, por ejemplo, Calculo I, II y II. A cada una de estas materias secuenciales los alumnos son nuevamente asignados al azar. De tal forma que en ninguno de los cursos los estudiantes pueden matricularse con el profesor que les guste. Lo más interesante de este estudio es que los cursos secuenciales (II y III) proveen un escenario ideal para medir la calidad de la enseñanza de un profesor en el mediano plazo.

Los resultados publicados por Carrell y West sugieren que a los estudiantes asignados a profesores con menos experiencia y sin doctorado les va mejor que al promedio en el curso inicial pero luego les va peor en los cursos siguientes. Consistente con esto, los estudiantes evalúan de manera más alta a aquellos profesores con los cuales sacan notas más altas al comienzo. Similarmente los estudiantes que son mejores en los cursos secuenciales, calificaron en promedio con valores más bajos a sus profesores de la materia inicial.

Dado que los profesores conocen los exámenes con antelación, Carrell y West, concluyen que los profesores no experimentados tienen incentivos a enseñar lo necesario para el examen y no lo fundamental de la materia, lo que si hacen los experimentados. El valor agregado del buen profesor solo se ve en el mediano plazo, y los estudiantes son miopes a esto.

Todavía esta entonces por descubrirse una mejor medida de la calidad de los profesores universitarios. Las evaluaciones por parte de los alumnos no hacen justicia, y quizá pueden ser más dañinas que productivas.

viernes, 4 de junio de 2010

Capital humano para inversionistas

(La Patria, Junio 8 2010; El Mundo, Junio 11, 2010)
El tiempo es el mejor amigo de la pobreza: mientras más pasa el tiempo más difícil es salir de ella. La educación por el contrario es el peor enemigo de la pobreza: mientras más educación se tiene más oportunidades se pueden tener para salir de ella. El tiempo es el mejor amigo de un inversionista: mientras más pasa el tiempo más alta la rentabilidad. Que tienen que ver los inversionistas privados, la pobreza, la educación y el tiempo?

Miguel Palacios, un ingeniero colombiano, con doctorado en Administración de Empresas en la Universidad de California Berkeley, lo explica en un libro escrito con Nicholas Barr llamado (traducción no oficial) “Invertir en Capital Humano: una aproximación de mercado de capitales a la financiación de estudiantes”.

La idea promovida por Palacios y Barr es muy interesante. Imagínese el caso de un estudiante necesitado de fondos para pagar sus estudios de pregrado sin codeudores o sin activos para respaldar un préstamo educativo. Imagínese ahora un inversionista interesado en invertir en capital humano, es decir estudiantes. Los dos establecen un contrato por el cual el estudiante recibe la financiación necesaria para pagar sus estudios y a cambio se compromete a pagar el 3.5% de su ingreso durante los primeros 60 meses de trabajo.

Ambas partes ganan. El estudiante no solo obtiene el nivel educativo que le interesa, sino que puede pagar con su ingreso futuro. El estudiante además recibe ayuda por parte del inversionista para ingresar lo más pronto y de la mejor manera al mundo laboral. El inversionista recibe tanto el retorno financiero como la satisfacción personal.

Obviamente la parte más delicada del contrato es el riesgo de no repago por parte del estudiante. Es ahí donde entra la parte más inteligente de la idea, porque los incentivos al progreso educativo de los estudiantes quedan en manos de agentes privados. Los estudiantes tienen ahora nombre propio y está en el mejor interés de ambas partes el éxito del contrato.

Una extensión de esta idea a todo el ciclo educativo es posible. La razón por la que los estudiantes de clase media y alta no son pobres es un por un contrato implícito entre ellos y sus padres. Un contrato que toma al menos 23 años. Los niños pobres no tienen la culpa de nacer en un hogar pobre, pero mientras más tiempo permanezcan en uno más crece sus probabilidades de nunca salir de ahí. Un ciclo que todos conocemos. Un ciclo que ningún programa público ha podido derrotar por una razón muy sencilla: estos niños no tienen nombre propio, no tienen un inversionista propio.

Imagínese ahora que TODOS los niños pobres de cierta edad fueran cobijados por un contrato de este estilo. La pobreza por falta de recursos para una buena educación se erradicaría en cuestión de 20 años.

jueves, 20 de mayo de 2010

Sí nos pudiéramos mover libremente

(La Patria, Mayo 24, 2010; El Mundo, Mayo 25 de 2010)
“Idealmente, si usted tuviera la oportunidad, le gustaría mudarse permanentemente hacia otro país, o preferiría continuar viviendo en este país?”. Esta es una de las pregunta que entre 2007 y 2009, la empresa encuestadora Gallup hizo a 259,542 individuos mayores de quince años, en 135 países del mundo. La muestra es representativa del 93% de los adultos del mundo y los márgenes de error son de aproximadamente un tres por ciento. La idea, por supuesto, era medir el deseo de migrar, no las verdaderas posibilidades de hacerlo. Los resultados sin embargo, son muy interesantes.

En el agregado, aproximadamente el 16% de los adultos del mundo quisieran migrar de manera permanente a otro país sí se diera la oportunidad. Este número se traduce en aproximadamente 700 millones de personas. Palabras más, palabras menos, el total de los adultos que viven en el continente americano.

Por regiones del mundo, el mayor porcentaje de adultos que migraría esta en el Sahara Africano, 4 de cada 10, mientras que el menor porcentaje se da en el Asia, donde solo 1 de cada 10 lo haría. Sin embargo en números absolutos esto se traduce en 165 millones de africanos y 250 millones de asiáticos.

Cuál sería el destino preferido? Los Estados Unidos ganan con un 24% de los encuestados. Le siguen Canadá, el Reino Unido y Francia. De cerca en preferencias están España y Alemania. Arabia Saudita y Australia, serían otros países con altos volúmenes de migración.

Los deseos de migrar aquí expresados y la realidad de las migraciones son muy diferentes, para eso se inventaron las visas. De acuerdo con las Naciones Unidas la gran mayoría de las migraciones oficiales (legales) se producen entre países de similar desarrollo económico, de hecho se dan en su mayoría entre países desarrollados.

Si nos pudiéramos mover libremente, la configuración del mundo sería muy distinta. En efecto, según esta encuesta, el 80% de los individuos que desean migrar lo harían desde países en desarrollo a países desarrollados. Incluso Colombia sería muy distinta, tendríamos un 35% menos de habitantes, según esta misma encuesta.

Las implicaciones de estos resultados son fascinantes. Si la gente pudiera votar con los pies (es decir moviéndose libremente) los incentivos de los (aspirantes a) gobernantes cambiarían dramáticamente. La democracia volvería a ser el sistema político para la gente y por la gente. Pasaríamos de las ineficientes guerras entre partidos y de las coaliciones por el poder, a políticas económicas y sociales dirigidas a maximizar el bienestar de los gobernados, a construir comunidades y a promover mejores sociedades, so pena de gobernar a nadie o de gobernar en el vacío.

viernes, 7 de mayo de 2010

El legado de 2010

(La Patria, Mayo 10 de 2010; El Mundo, Mayo 13 de 2010)
Es imposible no hablar de elecciones cuando es época de elecciones. En esta columna me gustaría referirme a los posibles legados que pueden dejar las elecciones de 2010 para futuros comicios. El primero es el rol de los académicos y la posibilidad que se abre para la clase media en política.

En 2010, ya lo sabemos, dos profes están co-liderando las encuestas de opinión. Estos dos individuos consiguieron carreras exitosas en la academia colombiana, mucho antes de empezar su vida pública. Más interesante aun es que sus títulos no están relacionados con leyes o con economía. Los profes son matemáticos.

Este hecho es de resaltar porque tradicionalmente la política ha sido un juego de delfines. El juego, todos los sabemos, estaba cerrado para los demás, porque implicaba enormes sumas de dinero, y gigantescas redes de compromisos. También, valga decirlo, implica enormes riesgos personales. Los profes sin embargo no nacieron en hogares con alta tradición política, y sin embargo han logrado canalizar recursos y personas a favor de su campaña.

Un segundo legado esta en el tono de algunas campañas. Nadie habría apostado un peso por una campaña sin cambios de vestuario para agradar a unos y a otros. Nadie habría apostado un peso por una campaña que trata a los electores con la sinceridad que merece un adulto: además de “prometo hacer X” o “prometo acabar con Y”, es necesario resaltar lo inevitable: no todo se puede hacer al mismo tiempo. Los recursos son limitados y al asignarlos, unas cosas tienen que sacrificarse por otras.

Un tercer legado es la mayor apertura de las campañas a presentar las fichas claves de sus equipos. Ya sabemos quienes pueden ser los futuros Ministros de Hacienda. Esperemos que en el futuro veamos quienes pueden ser los futuros ministros de otras áreas por anticipado. Muy interesante seria en futuras elecciones, tener no solo debates presidenciales, sino también debates ministeriales. Es decir, tener debates en los cuales los posibles ministros de los candidatos discuten las propuestas de política.

Un cuarto legado, es la muy interesante posibilidad de tener un vicepresidente-ministro. Si usted como muchos otros se pregunta, y con toda la razón, por cuales son las funciones del vice. La respuesta es mucho y nada. Un vice-ministro genera mayor credibilidad en una fórmula presidencial.

Las elecciones de 2010 están muy reñidas. Pero el legado de las mismas, no importando quien gane, puede perdurar y quizá cambiar la baraja, el tono, y los gabinetes ministeriales del futuro. Y esas son todas buenas noticias.

sábado, 10 de abril de 2010

Trampitas que suman

(La Patria, Abril 19 de 2010; El Mundo, Abril 2010)

La corrupción es uno de esos típicos conceptos ampliamente abusados en los discursos de aspirantes a puestos de elección popular. Los casos de corrupción que llegan a los periódicos cuentan la historia de individuos repartiendo subsidios, contratos, o puestos a dedo. Existen también los pequeños corruptos, aquellos que por una pequeña suma, agilizan o detienen un trámite.

Los demás somos, o eso creemos, meras víctimas de estos individuos, y cada que uno de ellos es capturado o puesto en su lugar, sentimos que se ha hecho justicia. Pero las cosas no son tan sencillas. Un buen número de experimentos señalan una realidad menos placentera: todos llevamos un pequeño corrupto entre nosotros.

Dan Ariely y otros colegas de las Universidades de Duke y MIT, tienen una línea de investigación muy interesante en deshonestidad. Estos investigadores sugieren la existencia de un ser dual en cada individuo. Por un lado, nos gusta mirar al espejo y ver el reflejo de un ser honesto, por otro, en ciertas ocasiones nos parece que está bien aprovechar una situación a nuestro favor, haciendo solo un poquito de trampa.

En un experimento, un conjunto de individuos fue reunido para un examen de conocimientos en matemáticas básicas con una duración de 5 minutos. Todos los ejercicios eran simples y cada respuesta acertada sería pagada con dinero. En promedio cada individuo respondió 4 preguntas. Un segundo grupo con las mismas características del primero fue seleccionado pero esta vez al final del experimento, en lugar de entregar el test para reclamar su dinero, los individuos debían guardar el test en su bolsillo y solo reportar el número de respuestas acertadas para reclamar su pago. El promedio de respuestas acertadas subió a 7.

El experimento fue repetido cambiando el precio pagado por respuesta. Los resultados no cambiaron. El experimento fue repetido cambiando la probabilidad de ser atrapado mintiendo. Los resultados no cambiaron. Sin embargo, algo interesante sucedió cuando los investigadores modificaron los experimentos pidiendo a los participantes recordar los 10 mandamientos o firmar una hoja en la que se comprometían a no mentir. Las respuestas de los dos grupos (con supervisión y sin supervisión) no cambiaron.

La línea de investigación es más amplia que estos experimentos. Y las conclusiones son muy interesantes, entre ellas: la tendencia a mentir es más común de lo que nos imaginamos; la gente se permite mentir (o exagerar) si es solo un poquito; cuando somos inducidos a pensar en honestidad o respeto a las reglas somos más honestos.

Las implicaciones económicas son enormes. Para la muestra la quiebra del sistema de salud. La corrupción no va a acabar con las promesas de ningún candidato presidencial, o con la captura de unos tontos que se dejan atrapar. La corrupción parece ser, empieza por casa, y allí hay que atajarla.

viernes, 19 de marzo de 2010

Dinero por resultados

(La Patria, Marzo 29 de 2010)
Se lanza en Washington, DC por estos días un libro titulado “Cash on Delivery: A New Approach to Foreign Aid” escrito por Nancy Birdsall, William Savedoff, y Ayah Mahgoub. La idea central del libro es proponer un nuevo diseño de programas de intervención social, en particular aquellos financiados con dineros de ayuda internacional.

Los autores identifican un problema central en la ayuda internacional: a pesar de las buenas intenciones de los donantes y de los beneficiarios por mejorar indicadores de educación y salud, pocos programas resultan siendo eficaces. De un lado aquellos que reciben la ayuda se quejan por la inflexibilidad e insensibilidad a las condiciones y necesidades locales de algunos programas. Otros se quejan por la incertidumbre en la financiación y continuación de estos.

Por su parte los donantes critican a los beneficiarios por falta de transparencia y por el incumplimiento de las obligaciones establecidas en los contratos de ayuda. Las evaluaciones rigurosas escasean. Además, estos problemas se ven agravados por la participación de múltiples donantes, con diferentes ciclos presupuestarios y requisitos de información, lo cual diluye la responsabilidad del beneficiario frente a un único donante, elevando los costos monetarios y no monetarios de implementación y aumentando la carga administrativa.

De acuerdo con el libro dos características principales de esta propuesta resuelven los problemas mencionados previamente: primero, el donante sólo paga por resultados, no por los insumos; y segundo, el receptor tiene la plena responsabilidad y discreción en el uso de fondos. Así los donantes ofrecen a los gobiernos beneficiarios pagar una cantidad fija por cada unidad adicional de progreso hacia una meta común: “por ejemplo, 200 dólares por cada niño adicional que tome un examen estandarizado al final de la escuela primaria” en palabras de los autores.

Dos condiciones adicionales deben cumplirse: primero, las medidas de resultado deben ser verificadas por agentes independientes; y segundo, el contrato, los resultados y otra información relevante deben ser difundidos públicamente para asegurar la transparencia. La propuesta es sin duda atractiva en el papel. Es decir, es teóricamente bien formulada. Los incentivos de unos y otros quedan alineados hacia un mismo objetivo. La idea es además complementaria y no sustituta de otros programas.

Es posible que este diseño de intervención social sea el que predomine en la nueva década. Así como en la década pasada lo fueron las transferencias condicionadas. El éxito dependerá de la cantidad y calidad de los “empresarios sociales” de cada comunidad, y por supuesto de la cantidad y calidad de los “oportunistas sociales” de cada comunidad.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Canalizar la ira

(La Patria, Marzo 1 de 2010; El Mundo, Marzo 11 de 2010)

Pocas decisiones recientes de política pública han causado tanto revuelo e indignación nacional como los desafortunados decretos de emergencia social dirigidos a estabilizar las finanzas del sistema de salud colombiano. Usualmente los decretos y demás modificaciones a las reglas de juego pasan por la crítica de unos cuantos expertos en el tema, y desaparecen de la escena nacional.

Este no ha sido el caso. Las redes sociales virtuales se encuentran abarrotadas de comentarios satíricos. En Facebook se lee “Una E.P.S se balanceaba sobre la cama de un paciente, como el paciente no se moría, fueron a llamar al presidente. A la EPS no le bastaba con los ahorros del paciente ahora quería sus cesantías para apoyar al presidente”. Al correo electrónico llegan a diario chistes, historias, fabulas, artículos de opinión, y demás textos, todos con un común denominador: ira y rechazo total a la propuesta.

Una lectura desapasionada de todas estas reacciones revela una situación sin salida: todos tienen algo de razón, pero a la vez todos desconocen la complejidad del problema. El sistema está quebrado, financiera y moralmente. Es imposible negar el oportunismo de muchos actores: algunos individuos tienen capacidad de pago pero no interés en contribuir; algunos proveedores de servicios de salud están más interesados en el lucro personal que en la eficiencia en el uso de los recursos del sistema; y finalmente, un regulador o bien sordo y ciego, o bien malintencionadamente debilitado para no hacer daño.

A donde irán a parar toda esta ira e intenso dolor? Probablemente alimentaran las arcas electorales de los candidatos que sepan capitalizar este sentimiento. Pero esto será de poca ayuda en el largo plazo. El sistema seguirá quebrado, y el siguiente gobierno tendrá que hacer algo, queramos o no. Nadie puede vivir eternamente al debe. Es imposible tener un sistema de salud con buenos servicios para todos y quebrado.

Quizá la mejor opción para canalizar esta ira en beneficio de todos seria promover desde el sector privado un estudio a fondo de las finanzas del país. Ir rubro por rubro en el presupuesto de la Nación y descubrir aquellos otros miles de “Agros Seguros” que pululan, desnudarlos ante la opinión pública y requerir su inmediata terminación. Un ex director de presupuesto nacional podría hacer esta tarea sin problema.

Seguramente muchos de estos recursos ayudarían a subsanar el déficit financiero del sistema. Pero esta tiene que ser una iniciativa privada, no otra de las tantas misiones de ingresos y gastos financiadas con recursos públicos. Estas sufren de un enorme conflicto de intereses, pues el evaluado es quien está pagando la evaluación. Algo de esto mitigaría el desbalance financiero.

Respecto al desbalance moral del sistema poco o nada puede hacerse a punta de leyes o decretos o misiones. La cultura del atajo y del oportunismo es inatajable. Solo Dios sabe que tragedia se necesita para que esta cambie.

jueves, 11 de febrero de 2010

Los pares

(La Patria, Febrero 15 de 2010; El Mundo, Febrero 17 de 2010)

Una de las áreas de investigación con mayor desarrollo en la última década es la de los efectos que los pares y las redes sociales tienen en las decisiones individuales. Los pares definidos como aquellos individuos con los que interactuamos a diario, bien sean familia y amigos o bien sean simplemente nuestros vecinos.

Numerosos artículos se han publicado, mostrando efectos en ámbitos obvios y otros no tan obvios. Por ejemplo, ciertos estudios muestran que la decisión de compra de un vehículo esta influenciada por el vehículo de los vecinos. Otros estudios sugieren que la obesidad podría ser “contagiosa”.

En esta columna quisiera llamar la atención sobre un efecto que podría ser de gran utilidad como herramienta de política pública. En especial cuando se trata de racionalizar el uso de recursos naturales que son a su vez servicios públicos, en concreto: agua, electricidad y gas. El mecanismo, como usted lo podrá concluir, puede ser de utilidad en otros ámbitos.

Un reciente estudio publicado por Ayres, Raseman, y Shih de la Universidad de Yale, presenta los resultados de dos experimentos a gran escala. En el primero, participaron 35,000 usuarios de la compañía de servicios públicos de la ciudad de Sacramento. En el segundo, participaron 40,000 usuarios de la compañía Puget Sound Energy en el Estado de Washington en los Estados Unidos.

En ambos experimentos, los hogares participantes fueron asignados aleatoriamente a dos grupos. Uno de los grupos recibió informes, ya sea mensual o trimestralmente, mostrando el consumo de servicios públicos de viviendas similares en su área. En estos informes, se mostraban no sólo datos sino también mensajes (incluyendo dibujos computarizados de caras felices) destinados a convencer a los clientes de las virtudes de la conservación de energía. El otro grupo siguió recibiendo la factura tradicional.

Los resultados de estos experimentos mostraron que cuando un hogar se entera de que su consumo es superior a la media, esto genera un incentivo para reducir el consumo. Por ejemplo, el consumo de gas de estos hogares disminuyo entre 1.2% y 2.1% por ciento en promedio con respecto a los hogares que no recibieron la información. Uno de los experimentos se llevo a cabo por 1 año y se observó que la disminución se prolongó por varios meses.

Aunque los resultados parezcan diminutos, los autores calculan que extrapolando estas cifras a toda la población de Sacramento, los usuarios se habrían podido ahorrar US $ 15,2 millones y habrían utilizado el equivalente a 9 millones de galones menos de gas.

Valdría la pena que nuestras autoridades energéticas investigaran mecanismos como estos, antes de subir tarifas como única política de racionamiento de servicios públicos.

miércoles, 27 de enero de 2010

La tarea de la próxima década

(La Patria, Febrero 1 de 2010; El Mundo, Febrero 8 de 2010)

En la edición de Diciembre de 2009, la revista Foreign Affairs le pidió a Bill Clinton enumerar los 3 líderes mundiales a los que la gente debería prestar atención en el futuro cercano. Su respuesta: Paul Kagame (Rwanda), Alvaro Uribe (Colombia) y José Ramos-Horta (East Timor). La razón para referirse a Uribe radica en lo que según Clinton es el milagro de Medellín. Colombia es un país para observar por haber sido capaz de pasar de ser la capital mundial de las drogas a ser la sede del 50 aniversario del BID.

En lo dicho por Clinton, creo yo se encuentra la tarea de la nueva década para Colombia: trabajar agresivamente en restablecer su imagen internacional. En ningún otro momento las condiciones han estado más favorables. Primero una odiosa cifra. De acuerdo con el Índice de Restricciones de Visa Henley, Colombia ocupa el lugar 64 junto con Senegal en términos de restricciones para sus ciudadanos para ingresar a otros países. Los colombianos y los senegaleses pueden entrar sin visa a solo 48 países del mundo. En contraste los daneses pueden entrar a 157 y los norteamericanos a 155.

Las condiciones favorables son muchas. Aquí algunas. Primero, Colombia tiene línea directa con la familia Clinton, y para aquellos que no lo recuerden la señora Clinton es la Secretaria de Estado (el equivalente al Ministro de Relaciones Exteriores) de los EEUU y posible presidenta en un futuro no muy lejano. Aunque a primera vista suena frívolo, no lo es, en política internacional algunas de las decisiones más importantes se toman con base en afinidades de este tipo.

Segundo, el origen de los individuos que han cometido los más recientes actos de violencia y de amenaza contra la seguridad de los países desarrollados es Medio Oriente y África. Esto ha recargando la imagen de estos países como muy peligrosos, descargándola a su vez de otros países antes considerados así.

Tercero, los mexicanos se han robado el show internacional en términos de guerras de carteles, asesinatos de políticos y cuanta atrocidad saben cometer los mercaderes de las drogas en su afán por enriquecerse. Cuarto, gracias a los vaivenes políticos y por un puro efecto comparación, Colombia luce mejor que nunca frente a vecinos como Venezuela, Ecuador, Bolivia o la misma Argentina.

Sea quien sea Presidente de Colombia en los próximos años, sí tiene la visión e intención de replicar una exitosa campaña publicitaria como la que hace unas décadas posiciono a Colombia como país cafetero, la salida del subdesarrollo podría estar más cerca de lo imaginado. Esta vez el producto es Colombia, como un lugar más seguro para visitar y para invertir. La confianza es la base de la inversión internacional, y con ella la generación de nuevos empleos. Como bien lo diría algún sabio: “No existe mejor política social que un buen empleo”.

viernes, 15 de enero de 2010

La Mala Biología

(La Patria, Enero 25 de 2010; El Mundo, Enero 28, 2010)

Uno de los pocos aspectos positivos que se pueden extraer de la crisis económica mundial es la posibilidad que esta ha dado para que intelectuales y expertos de diversas áreas del conocimiento opinen en torno a las posibles causas de la misma. Mucho de lo escrito recurre a lugares comunes y a ataques personales. Otros análisis, sin embargo, proponen interesantes puntos de vista.

Un excelente ejemplo de esto último es el ensayo titulado “Como la mala biología asesino a la economía” escrito por Frans de Waal, profesor de sicología de la Universidad de Emory, líder mundial en el estudio de neurociencia y comportamiento animal, y publicado en la revista británica RSA de la Real Sociedad para el impulso de las Artes, Manufacturas y el Comercio.

De acuerdo con el ensayo de de Waal, aquellos que opinan que la crisis es el fruto de la irresponsabilidad de banqueros que tomaron demasiado riesgos, o que esta se debe a la falta de regulación en el mercado hipotecario, están mirando hacia el lado equivocado. La razón de fondo se encuentra en lo que él denomina “la mala biología”, esto es, una amañada y cruda simplificación de la naturaleza humana.

La mala biología asume que la especie humana puede ser explicada a partir de la avaricia, el miedo y el egoísmo. La mala biología está sedimentada en una metáfora simplista: si los genes compiten por su supervivencia, y los seres humanos estamos compuestos de estos genes, se deduce que la naturaleza humana es competir hasta eliminar a los más débiles. La metáfora, sin embargo, no está en modo alguno validada por la biología. De Waal afirma tajantemente que el hecho de que los biólogos estudien y documenten la competencia entre los genes, no significa que estos la validen como forma de acción humana, y mucho menos que los genes sean egoístas. El egoísmo que atribuimos a los genes es una invención e interpretación humana, los genes son DNA.

Mantener el mundo de los genes y el mundo de la sicología humana a una distancia prudente es el mayor reto para aquellos interesados en la evolución, concluye de Waal. Es cierto que la evolución biológica se da a partir de un proceso de competencia genética, pero no es cierto que la evolución social de las especies se de a partir del egoísmo. Todo lo contrario, según argumenta de Waal, existe suficiente evidencia científica que demuestra como muchas especies de mamíferos sobreviven por su solidaridad y capacidad de permanecer juntos.

Simpatizo enormemente con lo expuesto por de Wall. Las sociedades modernas están llenas de mercaderes de malas metáforas, y desafortunadamente tienen mucho terreno ganado. La parte más drástica de la crisis económica parece haber pasado, y la metáfora sigue ahí.
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