jueves, 20 de mayo de 2010

Sí nos pudiéramos mover libremente

(La Patria, Mayo 24, 2010; El Mundo, Mayo 25 de 2010)
“Idealmente, si usted tuviera la oportunidad, le gustaría mudarse permanentemente hacia otro país, o preferiría continuar viviendo en este país?”. Esta es una de las pregunta que entre 2007 y 2009, la empresa encuestadora Gallup hizo a 259,542 individuos mayores de quince años, en 135 países del mundo. La muestra es representativa del 93% de los adultos del mundo y los márgenes de error son de aproximadamente un tres por ciento. La idea, por supuesto, era medir el deseo de migrar, no las verdaderas posibilidades de hacerlo. Los resultados sin embargo, son muy interesantes.

En el agregado, aproximadamente el 16% de los adultos del mundo quisieran migrar de manera permanente a otro país sí se diera la oportunidad. Este número se traduce en aproximadamente 700 millones de personas. Palabras más, palabras menos, el total de los adultos que viven en el continente americano.

Por regiones del mundo, el mayor porcentaje de adultos que migraría esta en el Sahara Africano, 4 de cada 10, mientras que el menor porcentaje se da en el Asia, donde solo 1 de cada 10 lo haría. Sin embargo en números absolutos esto se traduce en 165 millones de africanos y 250 millones de asiáticos.

Cuál sería el destino preferido? Los Estados Unidos ganan con un 24% de los encuestados. Le siguen Canadá, el Reino Unido y Francia. De cerca en preferencias están España y Alemania. Arabia Saudita y Australia, serían otros países con altos volúmenes de migración.

Los deseos de migrar aquí expresados y la realidad de las migraciones son muy diferentes, para eso se inventaron las visas. De acuerdo con las Naciones Unidas la gran mayoría de las migraciones oficiales (legales) se producen entre países de similar desarrollo económico, de hecho se dan en su mayoría entre países desarrollados.

Si nos pudiéramos mover libremente, la configuración del mundo sería muy distinta. En efecto, según esta encuesta, el 80% de los individuos que desean migrar lo harían desde países en desarrollo a países desarrollados. Incluso Colombia sería muy distinta, tendríamos un 35% menos de habitantes, según esta misma encuesta.

Las implicaciones de estos resultados son fascinantes. Si la gente pudiera votar con los pies (es decir moviéndose libremente) los incentivos de los (aspirantes a) gobernantes cambiarían dramáticamente. La democracia volvería a ser el sistema político para la gente y por la gente. Pasaríamos de las ineficientes guerras entre partidos y de las coaliciones por el poder, a políticas económicas y sociales dirigidas a maximizar el bienestar de los gobernados, a construir comunidades y a promover mejores sociedades, so pena de gobernar a nadie o de gobernar en el vacío.

viernes, 7 de mayo de 2010

El legado de 2010

(La Patria, Mayo 10 de 2010; El Mundo, Mayo 13 de 2010)
Es imposible no hablar de elecciones cuando es época de elecciones. En esta columna me gustaría referirme a los posibles legados que pueden dejar las elecciones de 2010 para futuros comicios. El primero es el rol de los académicos y la posibilidad que se abre para la clase media en política.

En 2010, ya lo sabemos, dos profes están co-liderando las encuestas de opinión. Estos dos individuos consiguieron carreras exitosas en la academia colombiana, mucho antes de empezar su vida pública. Más interesante aun es que sus títulos no están relacionados con leyes o con economía. Los profes son matemáticos.

Este hecho es de resaltar porque tradicionalmente la política ha sido un juego de delfines. El juego, todos los sabemos, estaba cerrado para los demás, porque implicaba enormes sumas de dinero, y gigantescas redes de compromisos. También, valga decirlo, implica enormes riesgos personales. Los profes sin embargo no nacieron en hogares con alta tradición política, y sin embargo han logrado canalizar recursos y personas a favor de su campaña.

Un segundo legado esta en el tono de algunas campañas. Nadie habría apostado un peso por una campaña sin cambios de vestuario para agradar a unos y a otros. Nadie habría apostado un peso por una campaña que trata a los electores con la sinceridad que merece un adulto: además de “prometo hacer X” o “prometo acabar con Y”, es necesario resaltar lo inevitable: no todo se puede hacer al mismo tiempo. Los recursos son limitados y al asignarlos, unas cosas tienen que sacrificarse por otras.

Un tercer legado es la mayor apertura de las campañas a presentar las fichas claves de sus equipos. Ya sabemos quienes pueden ser los futuros Ministros de Hacienda. Esperemos que en el futuro veamos quienes pueden ser los futuros ministros de otras áreas por anticipado. Muy interesante seria en futuras elecciones, tener no solo debates presidenciales, sino también debates ministeriales. Es decir, tener debates en los cuales los posibles ministros de los candidatos discuten las propuestas de política.

Un cuarto legado, es la muy interesante posibilidad de tener un vicepresidente-ministro. Si usted como muchos otros se pregunta, y con toda la razón, por cuales son las funciones del vice. La respuesta es mucho y nada. Un vice-ministro genera mayor credibilidad en una fórmula presidencial.

Las elecciones de 2010 están muy reñidas. Pero el legado de las mismas, no importando quien gane, puede perdurar y quizá cambiar la baraja, el tono, y los gabinetes ministeriales del futuro. Y esas son todas buenas noticias.