jueves, 31 de diciembre de 2015

Casi perfectos


Existe una frase de cajón muy popular para referirse de manera irónica a la imposibilidad de implementar medidas y políticas de países desarrollados en nuestros países: “estamos en Cundinamarca, no en Dinamarca”.

Michael Booth, periodista británico, tiene un libro muy interesante acerca de lo que él mismo denomina el mito de los países escandinavos. El título en inglés es The Almost Nearly Perfect People (que podría traducirse como “La gente casi cercanamente perfecta”). La primera parte del libro está dedicada a Dinamarca.

Los daneses ostentan una serie de títulos mundiales dignos de admirar. El mas conocido es el de la felicidad, ya que salen de primeros en las encuestas de manera consistente. También son considerados como la sociedad mas igualdad en términos de ingreso. Son el país con los mayores niveles de confianza y de cohesión social entre sus pobladores. Y por último, son el país con uno de los sistemas de protección social mas generoso: la salud y la educación son gratis, el seguro de desempleo paga el 90% del ultimo salario por dos años (antes eran hasta 11), y hay una pensión estatal garantizada para todo mayor de 65 años de un poco mas de mil dólares al mes.

Tal sistema de protección no es gratis. Los impuestos que se pagan en este país son los mas altos del mundo. El impuesto sobre el ingreso oscila entre 42 y 56%. Existe un impuesto de 1% para la iglesia. Los impuestos a la propiedad bordean el 5% y el IVA es de 25%. El impuesto sobre un carro nuevo es de 180% y la sobretasa a la gasolina es de 75%, para dar algunos ejemplos.

Según las cifras de Booth, de cada 100 pesos recibidos a un danés le terminan quedando 28. Se pregunta el autor ¿Con estos niveles de impuestos, por qué no se van mas daneses de su país? La respuesta según este libro es compleja. Es una mezcla de nacionalismo y oportunismo. Nacionalismo porque el Danés respeta y defiende la sociedad igualitaria que ha construido. Y oportunismo porque con semejante nivel de beneficios no hay incentivo para moverse.

Pero los efectos del generoso sistema no paran allí. Los daneses no ahorran y sí están sobre endeudados, de acuerdo con Booth, el danés promedio debe el 310% de su ingreso anual. Además los daneses trabajan en promedio 28 horas a la semana, lo que los ubica como uno de los países desarrollados con la productividad laboral mas baja.

El libro de Booth definitivamente abre los ojos sobre una realidad y una sociedad poco conocida, catalogada como casi perfecta desde afuera, donde la felicidad de su población parece estar cimentada sobre un estado utópico que por su generosidad puede terminar siendo victima de su propio éxito. En unos años puede que sea mejor vivir en Cundinamarca y no en Dinamarca.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Colombia Desarrollo Humano 2014


En el mundo hay 188 países para los cuales se mide el desarrollo humano por parte de las Naciones Unidas. Colombia ocupó el puesto 97 en 2014 en un ranking ordenado de mayor a menor desarrollo.

El valor del índice fue de 0.72 lo que nos ubica en la categoría de Alto Desarrollo Humano. Nos acompañan otros 56 países en esa categoría, pero de ellos superamos sólo a ocho: San Vicente y las Granadinas, Jamaica, Tonga, Belice, Republica Dominicana, Surinam, Maldivas y Samoa. Para darle una idea al lector de nuestra posición relativa con los demás países de Suramérica estas son las posiciones en la tabla del desarrollo: Argentina (40), Chile (42), Uruguay (52), Venezuela (71), Brasil (75), Perú (84), Ecuador (88), Paraguay (112) y Bolivia (119).

El índice es un intento por cuantificar las capacidades más básicas para el desarrollo humano. Estas son: llevar una vida larga y saludable, tener acceso a los recursos que permitan a las personas vivir dignamente y tener la posibilidad de participar en las decisiones que afectan a su comunidad. Lo primero se mide a través de la esperanza de vida al nacer, lo segundo a través del ingreso por persona ajustado por poder de compra y lo tercero a través de los años de escolaridad promedio actuales y los años de escolaridad esperados.

Contrario a lo que pueden pensar aquellos que tanto se ensañan en contra del sistema de salud, es en materia de esperanza de vida en donde puntuamos más alto en desarrollo humano, con un 83% del máximo alcanzable en el mundo. Y es en años de escolaridad promedio donde esta nuestro mayor déficit, con apenas un 49% del máximo alcanzable en el mundo. En términos de ingreso logramos el 72% del máximo alcanzable en el mundo. Y finalmente en años esperados de escolaridad logramos el 75% del máximo alcanzable en el mundo.

La tendencia histórica del país en esta materia es de destacar. En 34 años (1980-2014) la esperanza de vida al nacer creció 8.5 años, los años promedio de escolaridad 3 y los esperados 4.7, y el ingreso por persona creció un 76.1 por ciento.

¿Qué nos dice todo esto? En comparación con los demás países del mundo Colombia es un país de desarrollo humano alto, aunque apenas está arribando a este club. Los mejores logros se han dado en salud y en ingreso. Y la mayor deuda histórica de los dirigentes con sus ciudadanos es en educación.  No estamos tan mal en el contexto internacional, pero sí estamos muy mal en el vecindario.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Ministritis

(EL Mundo, Diciembre 3 de 2015)


La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recomendó que los ministros salgan de las juntas directivas de las empresas industriales y comerciales del Estado y el gobierno aceptó la propuesta. Esto puede ser una buena señal para que Colombia se empiece a curar de una enfermedad que podemos llamar la Ministritis.

La participación de los ministros en las juntas directivas de las empresas comerciales representa un conflicto de interés para un Ministro por su doble condición de regulador y de regulado. Además de una posible injerencia de intereses políticos en actividades comerciales que deben ser conducidas con criterios de eficiencia, efectividad e independencia.

La Ministritis es como una enfermedad de esas que llaman trastorno obsesivo compulsivo (TOC por su sigla) y que se manifiesta en tener a los ministros metidos en todo y pedirles cuentas de todo. La enfermedad es compartida tanto por el mismo gobierno como por los ciudadanos y los medios de comunicación.

En Colombia hay 16 ministerios de esos con edificio y funcionarios. Y en Presidencia hay tres Ministros Consejeros. Con esta cantidad disponible, no hay edición de un noticiero radial o de TV, o edición impresa de un medio en donde no aparezca alguno de los 19 ministros explicando algo, atacando algo o defendiéndose de algo.

Para los ciudadanos la enfermedad se expresa de otra manera. Aunque llevamos eligiendo alcaldes y gobernadores por más de 25 años, la gente aún no tiene un mecanismo efectivo para pedirles cuentas de sus actos a los mandatarios locales. Los famosos actos de Rendición de Cuentas son meros shows histriónicos. De forma tal que ante los abusos o ante la incapacidad de los mandatarios locales toca recurrir a un salvador que este en una instancia superior. De forma tal que el Ministro acaba siendo el policía, el juez o el ejecutor que no existe al nivel local.

Para ser justos, también hay Ministros enfermos de Ministritis, con un ego que no les cabe en el cuerpo y con la necesidad de ser la última palabra en todo, incluso en lo que no les corresponde.

Sabremos que nos hemos curado de la enfermedad cuando los ministros dejen de ser figuras de prensa, cuando dejen de estar reaccionando al incendio del día, y cuando los ciudadanos entiendan que son sus mandatarios locales los que tienen que responder por sus problemas locales.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Automatización


El temor a la automatización y sus efectos en el mercado laboral es frecuente. Muchos creen que las maquinas terminaran por reemplazar a los humanos y que muchos se quedaran sin empleo por siempre. La realidad hasta ahora ha sido otra, por ejemplo en Colombia la adopción y renovación de tecnología es constante, y sin embargo la tasa de desempleo ha tenido un ritmo decreciente de manera más o menos constante. De hecho una mirada a las estadísticas del DANE muestra que la relación de ocupados a población total viene creciendo a una tasa constante pasando de 40% en 2008 a 47% en 2015.

David Autor, profesor de la Universidad MIT y experto en la economía del mercado laboral, tiene una serie de hipótesis muy interesantes que explicarían este hecho. Una primera razón es que la automatización aunque elimina trabajos también demanda otros que son complementarios, es decir que sólo puede hacer un ser humano, y por ser más especializados pagan más.

La automatización además está asociada a crecimiento de las empresas, puesto que baja el costo de expandirse. Por ejemplo en el sector bancario se pensó que los cajeros automáticos reemplazarían a los cajeros humanos, pero esto no ha sucedido. El sector salud ofrece otro buen ejemplo, cada vez hay más maquinas, computadores y tecnología entrando a nuestras IPS y a la vez el empleo en el sector salud crece a tasas superiores a las de los demás servicios de la economía.

Una tercera razón es que aquellos empleados que cada vez son mejor remunerados crean una demanda por servicios que antes no existía. Es decir, ahora están dispuestos a pagar por las cosas que hacían antes, o a demandar más servicios personales, o a pagar más por las actividades que hacen en su tiempo libre. Ejemplos de esto hay muchos, desde las niñeras, hasta los cuidadores de perros, los entrenadores personales, y los servicios de cultura y entretenimiento. La mayoría de las industrias creativas por ejemplo explican su crecimiento y demanda por el mayor ingreso de ciertos segmentos de la sociedad.


No hay duda que en ocasiones el efecto inmediato de la automatización en una empresa o sector particular sea reemplazar trabajadores, pero el efecto indirecto y de mediano plazo es benéfico tanto para el empleo como para la economía, porque desaparecen tareas que no necesitan cerebro y que además pueden ser de alto peligro para la vida.  Las tareas que necesitan cerebro, capacidad de resolver problemas, creatividad, persuasión, adaptación, lenguaje corporal, e interacción personal no van a desaparecer. La automatización es buena tanto para la productividad como para el empleo.


martes, 3 de noviembre de 2015

Ministerio de las Buenas Prácticas

(El Mundo, Noviembre 5 de 2015)

El recién inaugurado tranvía de Medellín ha causado admiración en otras ciudades del país. Lo que sumado al Metro y a otras medidas menos famosas pero igualmente valiosas como EnCicla hace que las personas de las demás ciudades del país se pregunten, ¿por qué en Medellín y aquí no?.

Hay respuestas fáciles: “es que allá se no roban la plata”, “es que allá si hay empuje”, etcétera. Y puede que algo de esta sabiduría popular sea cierto, pero la verdad es que en Colombia existen muy buenos ejemplos de administración pública bien hecha en muchas ciudades del país. Existe incluso el “Premio Nacional de Alta Gerencia” que se entrega anualmente por el Presidente y por el Departamento Administrativo de la Función Publica, que tiene a su vez un Banco de Éxitos.

Entonces, lo que falta es liderazgo en la difusión. El gobierno nacional debería ser mas agresivo en promover la replica de casos exitosos, y que en lugar de ser únicos a una ciudad o a una institución sean un estándar nacional. La descentralización político administrativa es sin duda un gran culpable de todo esto. A nivel local, cada cuatro años llegan nuevos alcaldes y gobernadores, y muchas veces de manera irracional (simplemente por ser obra del partido contrario) llegan a destruir lo hecho. En otras ocasiones simplemente llegan a improvisar y mostrar su incapacidad institucional. Ganar una elección es una cosa, administrar juiciosamente y con responsabilidad es otra muy distinta.

Para detener esto la política de promover la replica de las buenas prácticas debe ser una política pública nacional, con la suficiente publicidad y con incentivos concretos para los que la hicieron posible. Es hora de tener un Ministerio de las Buenas Practicas .El Ministro no sería un nombramiento político sino un gerente de lo público destacado por obras concretas, por ejemplo, por ser el mejor gerente de un hospital público, o el gerente del mejor sistema de recaudo de impuestos del país.

Así mismo, cuando los servicios hayan sido tercerizados. Las empresas que hayan mostrado hacerlo de manera eficiente y con alta satisfacción de los usuarios deberían recibir una extensión de sus contratos para replicar en otras ciudades.


En materia de administración pública necesitamos un Ministerio de Buenas Practicas o una entidad similar que nos ayude a estandarizar lo bueno que se esta haciendo en ciertas ciudades a todo el país. 

martes, 20 de octubre de 2015

El gran escape

(El Mundo, octubre 22 de 2015)

Los últimos 250 años trajeron el mejor desarrollo que los seres humanos hayan podido vivir sobre todo en materia de salud. El gran escape. La expectativa de vida al nacer jamás ha estado tan alta. El avance de la ciencia ayudó a los humanos a entender que gran parte de lo que nos mataba estaba en nuestras manos combatir: gérmenes, tabaquismo, alimentación saludable y en cantidades adecuadas en los primeros años de la infancia, más ejercicio, etcétera.

Esa es la buena noticia, la mala noticia es que el gran escape se dio en unos países y en otros no. En los países ricos es donde se ven los mayores avances, en los pobres no mucho. La solución parecería obvia, es una cuestión de dinero. Sí se invierte más en los sistemas de salud de los países pobres, las brechas de salud se cerraran. Pero las cosas no son tan fáciles. No, al menos para Angus Deaton, el recientemente galardonado Premio Nobel de Economía 2015.

Según este profesor, aunque el dinero sí puede comprar cosas que claramente se necesitan, la razón fundamental de los desequilibrios está en la falta de capacidad de los estados para prestar servicios de salud o para regular a los prestadores privados.
El gran escape, es el nombre del último libro de este autor, y en el sugiere que el progreso observado en los últimos dos siglos por la humanidad es maravilloso, pero que al mismo tiempo ha engendrado un mal terrible: la inequidad entre países y al interior de los mismos. Y en buena medida la inequidad está dada por cambios demográficos, donde los ricos cada vez se unen más entre ellos, y los pobres cada vez más entre ellos.

Pero hay otras amenazas al progreso alcanzado según el premio Nobel. El cambio climático es la primera, y no existe una solución de política obvia y aceptable por todos. Las guerras y la inestabilidad política es la segunda. Los fundamentalismos ideológicos, que en muchas ocasiones atacan o detienen el progreso de la ciencia son la tercera. La cuarta es el aparente freno de la tasa de crecimiento económico mundial, que traen consigo el debilitamiento de la democracia y el incremento de la inequidad.

No obstante Deaton se proclama medianamente optimista. El mundo en desarrollo sigue creciendo y tiene la oportunidad de alcanzar al desarrollado en menos tiempo. La ciencia seguirá avanzando y encontrando curas para las enfermedades que hoy nos matan. La gente es cada vez más educada.

El gran escape ya se dio en los países desarrollados, ahora le toca a los países subdesarrollados. Según Deaton el subdesarrollo es un problema político, no de ingeniería ni de plata. Una razón más para elegir bien este domingo.

martes, 6 de octubre de 2015

Por fin

(El Mundo, octubre 8 de 2015)

Por fin. Estamos a pocas semanas de que se acabe la época de elecciones. Definitivamente la versión de democracia que tenemos en este país es realmente agotadora. Por varias razones, no veo la hora de que termine.

La época de elecciones es agresiva contra el ciudadano porque trae contaminación visual, auditiva y ambiental. En ciudades y campos por igual, cuanta pared, cuanto poste y cuanto espacio público se pueda usar (sea permitido o no) se llena de vallas, pendones y afiches con fotos de candidatos, logos de partidos, números en tarjetones, apellidos y slogans. La ironía es que todos los candidatos se quieren diferenciar y terminan haciendo lo mismo.
Junto a lo visual, se encuentra lo auditivo. Manifestaciones, campañas ambulantes, fiestas, etcétera nos inundan de un ruido que no hemos pedido y que no queremos oír.  Y para rematar, está el daño al medio ambiente, ¿cuánto papel innecesario se imprime y se tira a las calles?

Esta época de elecciones trajo un excesivo número de candidatos, lo que bajó la calidad promedio de los mismos. Debo reconocer que existen candidatos de quilates sin una agenda distinta que la de ayudar a sus conciudadanos, sacrificando su tiempo, su dinero y su tranquilidad presente y futura. Pero los demás son muchos y terminan metiendo más ruido que otra cosa. He contado hasta ocho para una de las tres principales ciudades del país.

A los candidatos que son políticos de profesión se les nota la agenda a leguas: apoderarse de los dineros públicos para enriquecerse o para seguir coleccionando puestos públicos. A otros se les nota demasiado la inexperiencia. Se pueden describir como joven soñador e ingenuo, que habla muy rápido, que está lleno de lugares comunes y frases de cajón recogidas de sus lecturas de prensa, y sin experiencia en la gestión de lo público. Y a otros se les nota demasiado que son títeres de alguien, son celebridades criollas que a punta de TV y medios ha logrado algo de reconocimiento y que movidos por un titiritero creen que pueden hacer algo en un mundo que desconocen.

Por fin se acaban las elecciones, no es ninguna fiesta electoral, en realidad es una época muy triste. Salen de sus cuevas y desfilan por nuestras narices los que luego serán condenados por corruptos, se pavonean, nos presentan soluciones de tres minutos a problemas que no entienden, que no les interesan, y nos hacen creer que estamos jugando un juego limpio, cuando en realidad el juego está arreglado.

Insistimos en un modelo agotado de democracia. A menos que probemos variaciones seguiremos como la famosa definición de locura “hacer siempre lo mismo y pretender resultados diferentes”. 

martes, 22 de septiembre de 2015

Salud mental: regular, gracias

(El Mundo, septiembre 24 de 2015)

En una tarea realmente de aplaudir, el Ministerio de Salud, Colciencias y el equipo técnico del estudio, están recorriendo el país presentando los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Mental 2015. La encuesta anterior se hizo en 2003. Mucho tiempo había pasado sin tomarle el pulso a la salud mental en Colombia. Veamos algunos resultados.

La percepción del estado de salud mental es diferente entre generaciones. Mientras el 37% de las personas de 12 a 17 años dice que es excelente, el 23,8% de los mayores de 60 años así lo afirma. Otro hallazgo interesante es la asociación entre la percepción de salud mental y la educación de las personas. Por ejemplo sólo el 23.4% de las personas sin escolaridad reportan excelente salud mental, mientras que el 42.3% de las personas con título universitario así lo afirman.

Las relaciones más difíciles son con los vecinos. Ante una pregunta respecto a la satisfacción con diferentes personas tales como familia, pareja, amigos, compañeros de estudio, jefes o maestros y vecinos, fueron estos últimos los peor calificados. El 23% de los menores de 17 años, el 19% de los  adultos de hasta los 44 años y el 14% de los mayores de 45 años está poco satisfecho o insatisfecho con sus vecinos.

Los niveles de empatía no son buenos. Una de las preguntas indaga sobre la tristeza sentida hacia una persona que es lastimada de manera intencional por otro (la misma situación es presentada a todos los encuestados) y el 46% declaró sentir poca tristeza o nada. La misma pregunta en un escenario accidental encontró que un 50% de la población declaran sentir poco o nada de tristeza. En otras palabras casi 1 de cada 2 personas no simpatiza con situaciones tristes que les pasan a los demás.   

Un buen porcentaje de hogares es disfuncional. Una de las cifras que más impacta del estudio es el porcentaje de hogares que tienen algún grado de disfunción, según los datos 1 de cada 3 hogares. La encuesta además encontró que este porcentaje no cambia de manera importante entre regiones o generaciones o género.

Colombia tiene una sociedad civil muy débil. Según la encuesta mucho más de la mitad de los colombianos no participa en grupos sociales de ningún tipo. Y este porcentaje empeora con la edad, siendo 53.7% para los jóvenes y más de 60% para todas las demás edades. Este dato es bien preocupante porque el tejido de una sociedad está representado en la fortaleza de los grupos de ciudadanos.

Por último, es preocupante la prevalencia de comportamiento antisocial. Utilizando un método probado internacionalmente, se encuentra que uno de cada doce colombianos presenta rasgos antisociales. Siendo mucho menos frecuente en mujeres que en hombres.

Para muchos puede no parecer un gran descubrimiento que la salud mental de nuestra sociedad no es buena. No obstante medirla sí es muy importante, de otro modo no se podrían diseñar las intervenciones sociales que se necesitan para mejorarla. 

lunes, 7 de septiembre de 2015

Serenazgo


La unidad administrativa política del municipio puede ser en muchos casos inadecuada, tanto por defecto como por exceso. El nombre municipio le queda grande a muchos lugares que por su baja densidad poblacional, o baja actividad económica o simplemente por la baja capacidad institucional de sus habitantes no es capaz de autogestionarse. A su vez, hay ciudades tan grandes que en realidad son varios municipios en uno, y en muchos casos la unidad optima puede ser más pequeña.

El modelo de gestión pública de grandes ciudades por unidades autónomas más pequeñas es una alternativa que se da en otros lugares del mundo. Lima, la capital del Perú es un buen ejemplo. En la jerga político administrativa de este país, la provincia (ciudad) de Lima está dividida en 43 municipalidades. Cada uno tiene autonomía y competencia sobre sus límites, pero tienen también una obligación de coordinación con la municipalidad metropolitana. La autonomía es política y económica. Los habitantes eligen un alcalde y un consejo; y también pagan impuestos locales. Esta combinación hace a los ciudadanos más cercanos al acontecer local y por ende más informados a la hora de exigir cuentas.

Surco es uno de esos distritos de Lima que vale la pena conocer y estudiar, especialmente por su servicio de seguridad ciudadana. Surco tiene 85 años de creación política, en el habitan unas 480 mil personas, y según el presupuesto publicado en internet tendrá ingresos por 58 millones de dólares para el año fiscal de 2015.         

Con este presupuesto tiene, entre otros servicios, un completo sistema de seguridad ciudadana coordinado por un centro de control de operaciones (CCO). El sistema incluye una fuerza no armada llamada Serenazgo que usando modernas patrullas, motos y otros medios de transporte recorre las calles con el objetivo de salvaguardar el orden. El Serenazgo cuenta con más de 350 cámaras de vigilancia, las cuales son monitoreadas por el CCO y por 30 centros de observación y videovigilancia distribuidos por toda la municipalidad. Estos centros descentralizados son edificios transparentes donde se pueden ver a individuos en frente de monitores, y donde los vecinos pueden acudir.

El CCO es el cerebro de todo el sistema, asignando unidades y recursos dependiendo de las necesidades de seguridad del distrito. Trabaja 24 horas los 365 días del año. Incluye en su personal, miembros de la policía nacional, un grupo de inteligencia encubierto, expertos en criminalística y expertos en atención de desastres. Los ciudadanos pueden interactuar de múltiples maneras con el sistema de seguridad, entre ellas mediante una aplicación para teléfonos inteligentes llamada el botón de alerta, que permite enviar alertas en tiempo real y con ubicación satelital precisa. 

El Serenazgo no es único de Surco, otras municipalidades lo tienen, y como es natural, algunos funcionan mejor que otros. El modelo dista de ser perfecto, pero es sin duda una alternativa que bien podría estudiarse para Colombia. No debemos olvidar que el problema de la inseguridad en las ciudades es la mayor preocupación de todos los colombianos, y que se necesitan alternativas a lo que hoy claramente no está funcionando.

lunes, 24 de agosto de 2015

Política y políticas públicas

(El Mundo, Agosto 27 de 2015

Una anécdota relatada por el famoso antropólogo Alan Macfarlane en su libro “La invención del mundo moderno” nos recuerda cómo las palabras marcan a las sociedades y viceversa.

En la mitad del siglo diecinueve el filósofo japonés Fukusawa Yukichi se encontraba traduciendo un tratado sobre capitalismo occidental al japonés y encontró que la palabra “competencia” no tenía equivalente.  En un lenguaje conceptual como el japonés, al filósofo no lo quedó otro remedio que unir los dos conceptos que mas le parecieron describían el sentido de competencia: carrera y pelea. Cuando Yukichi presento su traducción a los oficiales del gobierno, estos le pidieron cambiar la palabra “pelea” porque chocaba contra la cultura pacifista del país. El filósofo se negó. Su experiencia en el mundo occidental (el Reino Unido) le enseño que no existía otra combinación de palabras que fuera tan fiel al concepto original.

Existen algunos ejemplos en el español, uno de los cuales viene como anillo al dedo en época electoral. En el inglés existen las palabras “policy” y “politics”. La palabra “Policy” se define como la prudencia o sabiduría en la gestión de asuntos. En su segunda acepción se refiere a un método o plan de acción seleccionado entre diferentes alternativas y a la luz de ciertas condiciones para guiar y determinar decisiones presentes y futuras. Mientras que la palabra “politics” se refiere al arte o la ciencia del gobierno. Y también al arte o ciencia relacionado con ganar y mantener control sobre el gobierno.

En español, estos dos conceptos se reúnen y confunden tristemente en el termino política, que según las dos primeras acepciones del diccionario de la Real Academia Española  denotan lo “Perteneciente o relativo a la doctrina política” y lo “Perteneciente o relativo a la actividad política”. Razón por la cual siempre identificamos la política y a los políticos con la actividad de hacerse elegir.

Afortunadamente para resolver este problema del castellano cada vez gana mas espacio en el lenguaje hablado y escrito el concepto de “política publica”, también importado del inglés “public policy” y que denota las reglas de juego y las acciones a implementar por un gobierno con el fin de obtener el mejor beneficio para la sociedad en un tema determinado.


Es tarea de todos diferenciar la “política” de la “política pública”, pues a veces la falta de palabras precisas nos lleva a confundir conceptos que no deben confundirse.

lunes, 10 de agosto de 2015

El límite moral de los candidatos

(El Mundo, Agosto 13 de 2015)

En Colombia, tenemos candidatos y políticos de todas las calañas. No importando el género, los hay intachables y también extremadamente sucios. Pero hay una especie de pacto secreto entre todos, un límite, que ni siquiera los más sucios han cruzado: atacar a otros por sus “pecados” morales.

En los Estados Unidos, en época de elecciones, esto es el pan de cada día. Los escándalos más típicos son: citas con prostitutas, fotos íntimas con quien no se debe, y la existencia de amantes e hijos naturales. Cada escándalo es claramente provocado con fines políticos, es decir, usando lo moral como pretexto, el objetivo es obligar al contrincante a retirarse o al menos golpear fuertemente su voto de opinión.

En Colombia no sucede. Las debilidades morales de los candidatos a puestos de elección popular o incluso aquellos posesionados no es un arma de ataque político. ¿Por qué? Se me ocurren algunas hipótesis.

La primera es que estos escándalos no venden en los medios colombianos. Pero no suena muy convincente. En Colombia hay prensa amarilla, y grandes espacios informativos dedicados a los chismes y vida de los famosos.

Una segunda hipótesis seria que al votante colombiano no le importan esos moralismos de iglesia. Pero tal explicación tampoco es muy convincente, la inclusión en el discurso político y el seguimiento mediático de otros temas evidentemente morales y religiosos como el matrimonio gay, el aborto, y recientemente la eutanasia, así lo demuestran.

Una tercera hipótesis seria que no sucede porque todos tienen rabo de paja. Pero tampoco parece posible. No sólo porque deben haber algunos que no tengan nada que temer, sino porque hay candidatos muy sucios para los que el fin de llegar al poder justificaría todos los medios.

Una cuarta hipótesis, un poco más macabra, es el temor de algunos candidatos a las represalias, siguiendo la dura ley de la calle según la cual los “sapos mueren aplastados”.

La última hipótesis es que en este país hay armas de ataque más importantes que los líos de faldas para tumbar un contrincante. De lo que sí se acusan los políticos todo el tiempo y a lo que más eco hacen los medios es a vínculos con grupos al margen de la ley y con actos de corrupción del pasado. Lo curioso, como bien sabemos, es que esto poco o nada sirve para eliminar al contrario. Primero, porque muchas de estas denuncias se quedan en eternas investigaciones. Y segundo, porque al que vende su voto esto poco le importa.

Interesante pues esta característica de la forma de hacer política en Colombia. Ya veremos sí algún día se rompe el pacto y sí da o no resultados.

martes, 28 de julio de 2015

Fertilidad y la mala política

(El Mundo, julio 30 de 2015)

Existe una regularidad a nivel mundial, en la medida en que el nivel educativo y de ingreso de las personas aumenta, disminuye el número de hijos que estas deciden tener. Así, en los países en donde las clases medias crecen las tasas de fertilidad caen. Varias razones explican este fenómeno, las dos principales son: el mayor conocimiento y acceso a métodos anticonceptivos, y el mayor costo financiero de criar y educar un niño.

En 1979, el gobierno de la China, preocupado por el aumento de la población, y desconociendo esta regularidad (que ya estaba plenamente documentada en la misma China) decidió decretar por ley la caída en la fertilidad. En efecto, a partir de ese año las familias chinas solo podrían tener un hijo. Esta famosa ley trajo consecuencias dolorosas para las familias chinas. Las más trágicas asociadas con abortos obligados y con un número muy alto de infanticidios, especialmente de niñas. Y para los que sobrevivieron, una notoria escases de mujeres y el surgimiento de una generación de “padres huérfanos” (aquellos que perdieron su hijo único a mediana edad cuando ya no era posible engendrar más hijos).

Cómo si no fuera poco el drama familiar que la política pública causó, la ironía más grande es que fue tan exitosa que ahora mismo el país va a tener que impulsar una política exactamente opuesta para salir del problema demográfico que creo. En efecto, desde 2012 el número de personas en edad de trabajar está decreciendo y la proporción de adultos mayores aumentando. ¿Qué significa esto?. Una economía que se va a quedar sin su principal motor: trabajadores.

Es esta urgencia la que ha llevado al gobierno a anunciar que muy pronto aumentara a dos el número de hijos permitido. No obstante, esta medida será insuficiente. De acuerdo a algunos estudios la gente ya cambió su comportamiento. Por ejemplo, desde 1980 las familias rurales cuyo primer hijo fuera una niña tenían autorización de tener otro hijo. Sin embargo, un estudio mostro que solo el 6.5% de estas familias decidió tener un segundo hijo. En 2013, también se permitió a las parejas urbanas tener un segundo hijo si uno de los dos padres era hijo único, pero menos del 10% de los elegibles se registró para tener un segundo hijo en 2014.

La política pública china de “un solo hijo” exacerbó la tendencia natural a la baja en la fertilidad de toda economía que crece. Los que se inventaron la ley se equivocaron y ahora cambiar esta tendencia no será cuestión de cambiar una ley. Dado que no se puede dejar de invertir en educación, solo será posible con una gran inversión en reducir los costos financieros de criar hijos y de ser exitosa solo se verá reflejada en un par de décadas.

lunes, 13 de julio de 2015

Un género por explotar

(El Mundo, Julio 16 de 2015)


La más reciente película de cine de Pixar y Disney cuyo título se tradujo al español como “Intensa-mente” es una cuasi obra magistral de cómo llevar conocimiento académico, típicamente encerrado en revistas especializadas, al público general de una manera que educa y entretiene a la vez.

La ciencia popular, y específicamente la que  se concentra en ciencias sociales y economía es un género literario prácticamente desconocido en Colombia y en los países hispanohablantes en general. Es en los Estados Unidos, donde el volumen de lectores y de libros vendidos es seguramente el mayor del mundo, en donde está la cuna de la mayoría de la literatura de este género. Existen líderes científicos mundialmente reconocidos por su trabajo académico que se han aventurado a escribir para una audiencia más amplia y lo han hecho con éxito. En Economía, por ejemplo, por lo menos tres premios nobel recientes (Daniel Kahneman, Alvin Roth, y Robert Shiller) tienen libros escritos de la mayor calidad y claridad.

La película en mención describe cómo funcionan las emociones al interior de la mente y del cuerpo humano y como a la vez estas dan forma a las relaciones que establecemos con los demás seres humanos. El contexto específico es el de una niña de 11 años que vive una situación difícil en compañía de sus padres. La película muestra cinco emociones: tristeza, disfrute, disgusto, rabia y miedo.

El director se apoyó en dos científicos sociales, los profesores Keltner y Ekman, ambos de la Universidad de California, quienes le dieron el fundamento científico a las historias, reuniendo en ellas décadas de investigación en psicología humana.

Lastimosamente el cine es muy costoso de hacer y por ende el conocimiento que esta película condensa y transmite de manera tan efectiva es difícil de repetir con alta frecuencia. La alternativa esta en los libros, de los cuales hay suficientes. Desafortunadamente muy pocos han sido traducidos al español y por ende gran parte de la sociedad latinoamericana está perdiéndose de un género que es realmente fascinante.

Ojala que la taquilla de esta película sea lo suficientemente rentable como para que las casas editoriales se animen a traducir estos libros y mercadearlos de manera inteligente en Latinoamérica.

martes, 30 de junio de 2015

Abuelo al parque

(El Mundo, Julio 2 de 2015)

El conocimiento que tenemos en Colombia de China es poco. Según el estereotipo más común es un país que crece económicamente de manera acelerada y donde el énfasis es en la industria manufacturera. Cada vez la probabilidad de encontrar un producto no hecho en China es difícil.  No obstante quien tenga la oportunidad de viajar a este país encontrara lecciones, entre ellas algunas en política pública.

La que más me impacto de todas es la conciencia de la necesidad de incluir el espacio público en el diseño y desarrollo de las ciudades. El crecimiento económico ha traído masivas migraciones del campo a las ciudades, y con esto una presión muy fuerte para los administradores de las ciudades. A diferencia del crecimiento desordenado que vemos en algunas de nuestras ciudades colombianas, donde el interés privado prima sobre el bien público, las grandes ciudades chinas enfatizan el espacio público.

En materia de transporte en las nuevas avenidas de las ciudades más grandes como Shanghai y Beijing se ven carriles dedicados a bicicletas, separados no por líneas blancas dibujadas en el asfalto, sino por verdaderos separadores donde no cabe un carro. No obstante, y para ser justos, la tensión entre el vehículo y el ciclista no está resuelta en las intersecciones, y el respeto por las leyes de transito dista mucho del de un país desarrollado.

Pero es en materia de parques y uso de los mismos que se nota una diferencia abismal. Agrada a la vista y al espíritu ver como los parques y plazas de la ciudad son literalmente tomados por los adultos mayores. En la mañana y desde muy temprano, grupos de mayores se congregan para hacer ejercicio, siendo el más frecuente el Tai Chi. Es un placer ver a los abuelos chinos hacer los diferentes movimientos de este arte milenario, que por lo demás, está indicado para la reducción del estrés, la ansiedad y para incrementar flexibilidad y balance. Luego durante el resto de la mañana y de la tarde, es frecuente ver diferentes grupos de adultos mayores reunidos para cantar y bailar. Esto siempre con el acompañamiento de guardias de seguridad.

La tasa de envejecimiento del país es una realidad, con lo que cada vez tenemos más personas de edad “desprogramadas”. La posibilidad de atraer al adulto mayor a nuestros parques no es descabellada, basta un poco de seguridad y un poco de organización. Mucho bien traería a la salud de los abuelos y a la salud misma de la ciudad.

martes, 19 de mayo de 2015

Problemas de peso urbanos

(El Mundo, Mayo 21 de 2015)

En Cali se acaba de lanzar CaliBRANDO, una iniciativa de la Universidad Icesi y su Observatorio de Políticas Públicas. Es la primera encuesta de opinión local del país que pregunta, entre otras cosas, por estatura y peso. Aunque es subjetiva pues los encuestadores no salieron con metro o bascula, es una herramienta que permite explorar y cuantificar correlaciones entre factores del contexto urbano y el problema del sobrepeso y la obesidad.
   
El primer hallazgo de la encuesta es que cuatro de cada diez caleños tienen problemas de peso, bien sea sobrepeso u obesidad. Un número menor a la media nacional, donde 1 de cada dos personas tienen este problema.

En cuanto a sexo los resultados confirman características poblacionales ya conocidas. El primero es que las mujeres tienen prevalencias más altas en los dos extremos del problema: bajo peso y obesidad. El segundo es que los hombres tienen una marcada tendencia al sobrepeso y un poco menor a la obesidad.

En países desarrollados la obesidad está asociada a la pobreza, por razones como el bajo precio de la comida chatarra. Y la pobreza a su vez a las etnias minoritarias, como los afros y los indígenas. Colombia es un país mestizo, y en pocas ciudades es posible encontrar un número importante de etnias conviviendo en un mismo entorno urbano como en Cali. La encuesta muestra que el porcentaje de personas con problemas de sobrepeso y obesidad entre los hombres no distingue etnias, aunque si se observó una prevalencia más alta en los indígenas. Para las mujeres, no existe ninguna etnia que esté asociada a problemas de sobrepeso u obesidad.

Los estudiosos del tema ya han identificado también que la vida familiar tiene consecuencias inesperadas en el peso. En Cali se verificó que la condición es más prevalente entre casados y personas en unión libre, que entre aquellos que no tienen una pareja (separados, solteros y viudos). Los hombres viudos y las mujeres solteras no parecen sufrir de problemas de peso.

Una asociación menos estudiada tiene que ver con la decisión de tener hijos y los problemas de peso corporal. Los resultados de la encuesta muestran una relación muy interesante, pues existe una fuerte asociación entre problemas de peso y ser papa, pero no pasa lo mismo con ser mama.

Finalmente, otra asociación interesante es aquella entre obesidad o sobrepeso y uso del transporte público. La encuesta muestra una fuerte asociación entre problemas de peso y tener un medio de transporte (p.ej., una moto o un carro) para los hombres y una muy débil asociación entre problemas de peso y tenencia de transporte para las mujeres.


Nuestras ciudades tienen un problema de peso y esta experiencia muestra que las encuestas de opinión pueden ser una manera costo efectiva de enterarse y monitorear este problema, dado que las encuestas nacionales de salud no se hacen con la frecuencia deseada.

martes, 5 de mayo de 2015

Aquí y allá

(El Mundo, mayo 7 de 2015)

La ciudad que por estos días se roba los titulares de prensa internacional es Baltimore. Una ciudad que bien podría ser colombiana o latinoamericana. Con nota “excelente” en muchas materias menos una: la desigualdad. Esa es la razón que subyace los problemas aquí y allá.

Empecemos por lo bueno. Baltimore es reconocida por el alto nivel de su medicina. La escuela y el hospital más importante de todos los Estados Unidos se llama Johns Hopkins y se encuentra allá. La ciudad es un centro universitario con algunas de las facultades más importantes del país, como la misma Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Maryland.

La cultura es parte vital de la ciudad. Baltimore es cuna de plumas ilustres como Edgar Alan Poe, James Cain, Dashiell Hammett, Frank O’Hara, H.L. Mencken, F. Scott Fitzgerald y Upton Sinclair. También del filósofo John Rawls. Y de músicos como Tori Amos y Frank Zappa (musica popular) y Eubie Blake, Bill Frisell y Billie Holiday (Jazz). Finalmente, en deportes, el equipo de béisbol (los Orioles) y el equipo de fútbol americano (los Ravens) son protagonistas en sus respectivas ligas.

Ahora bien, la historia de la otra Baltimore es la de la desigualdad extrema. Las cifras son impresionantes. Un cuarto de la gente de esta ciudad vive en la pobreza. La tasa de desempleo en el área donde las protestas se han dado es de 19%. Menos del 60% de los estudiantes de bachiller logran graduarse. Los niños afro tienen una probabilidad nueve veces más alta de morir en el primer año de vida. La prevalencia de SIDA es cinco veces más alta en la comunidad afro que en la comunidad blanca. Y por si fuera poco, la diferencia en esperanza de vida entre dos zonas de la ciudad (los ricos y los pobres) que tienen una distancia de menos de 10 kilómetros es de veinte años. Al menos uno de cada tres habitantes sufre de obesidad. Y la tasa de homicidios (37.4 por cada 100,000 personas) la ubica como la quinta ciudad más peligrosa de los Estados Unidos.

Lo que si diferencia a Baltimore de cualquier ciudad latinoamericana es la capacidad de restaurar el orden del país en el que está. Ante las protestas, los gobiernos federal, estatal y municipal, unieron fuerzas, militarizaron la ciudad e impusieron toque de queda. El trabajo de mejorar la inequidad toma tiempo, pero restaurar el orden no es negociable. Ahí está la diferencia entre aquí y allá.

martes, 21 de abril de 2015

Colombiano 2014

(El Mundo, Abril 23 de 2015)

Desde 1991 Colombia mide su calidad de vida a través de una encuesta que lleva el mismo nombre y que realiza el DANE. A partir de 2010 esta encuesta es anual y tiene representatividad para 9 regiones del país. Los resultados de la encuesta de 2014 han sido publicados recientemente. Gracias a esto podemos hacer un perfil con algunas de las características sociales y económicas del colombiano 2014.

El colombiano 2014 vive en un hogar cada vez más pequeño pero está más comunicado. El número de personas por hogar promedio de una familia colombiana es 3.43, siendo menor el número en las ciudades (3.36) que en las zonas rurales (3.68), y con una tendencia a la baja frente a 2013. En 2014, en el 95% de los hogares colombianos algún miembro del hogar tenía un teléfono celular.

El colombiano 2014 tiene menos tiempo para los menores. De acuerdo con la encuesta respecto al cuidado de los hijos menores de cinco años, resalta que 1 de cada 2 niños no permanece con el padre o la madre en casa, tendencia que es aún mas alta en las ciudades donde el 41% permanece la mayor parte del tiempo en un hogar comunitario, guardería, jardín o centro de desarrollo infantil.

El colombiano 2014 no paga hipoteca y no le alcanza la plata para ahorrar. De acuerdo con la encuesta sólo 4.3% de los colombianos viven en casa propia y la esta pagando, mientras que la mayoría o vive en casa propia y totalmente pagada (41.4%) o vive en arriendo (36.2%). El hecho de que pocos estén endeudados tiene sentido porque según otra pregunta, para el 86% de los colombianos el ingreso del hogar solo alcanza para cubrir los gastos mínimos o no alcanza.

El colombiano 2014 se siente pobre pero esta satisfecho. Ratificando aquella frase de que el dinero no lo es todo, el 36% de los colombianos se consideran pobres, y esto es especialmente dramático en el campo donde el número sube a 60%. No obstante, 8 de cada 10 colombianos se sienten satisfechos o muy satisfechos con su salud, su vivienda, su educación. Mientras que 9 de cada 10 con la familia, el control sobre su vida, y los amigos. Las áreas de menor satisfacción, son el ingreso y el trabajo, con 6 de cada 10.

Pero por sobre todas las cosas el colombiano 2014 es feliz. El 10% es muy feliz y el 75% feliz. Contradictorio o no, así es el colombiano promedio.

martes, 7 de abril de 2015

Ser mortal

(El Mundo, Abril 9 de 2015)

Atul Gawande es el autor de un magnífico libro titulado “Being Mortal” del que se habla mucho por estos días en Estados Unidos. Este médico cirujano, profesor de Medicina en Harvard y ya consagrado escritor presenta en su libro una hipótesis estupenda: la medicina moderna se olvidó de los deseos de los pacientes terminales.

Sin duda uno de los temas más complicados de estudiar y discutir es el de la muerte. Todos sabemos que somos mortales, y a la vez todos queremos posponer no solo la muerte, sino la sola idea de pensar en cómo queremos que sean esos últimos días. Por siglos la muerte fue una más de las etapas naturales de la vida. Nuestros ancestros murieron al lado de los suyos. La medicina moderna, la de unos cincuenta años para acá, en su lucha infatigable contra la muerte, ahora nos propone morir en el hospital como muestra de haber librado la batalla hasta el último minuto.

La muerte anuncia su llegada, a veces en el lento pero inexorable proceso de envejecimiento, y a veces con la presencia de una enfermedad terminal no escogida. En cualquiera de los dos casos, el trabajo de la medicina es el de proporcionar calidad de vida, medida en términos del menor sufrimiento posible y de retener la capacidad de vivir la vida de la manera más cercana posible a como era antes de la enfermedad. No obstante, y de acuerdo con la dura crítica de Gawande a sus colegas, muchas veces para la medicina actual es más fácil hacerse la de oídos sordos y vender falsas expectativas, que acercarse de manera directa a los pacientes anteponiendo su calidad de vida ante el último avance científico.

En su libro, Gawande resalta la sabiduría alcanzada por la medicina paliativa, y que se resume en cuatro preguntas fundamentales que deben guiar las decisiones al final de la vida: ¿Cuál es su entendimiento de la situación y de los resultados que potencialmente vendrán?, ¿Cuáles son sus miedos y cuáles son sus esperanzas?, ¿Cuáles son los sacrificios que está dispuesto a hacer y que no está dispuesto a hacer?, y, ¿Cuál es el curso de los hechos que satisface de manera más cercana sus expectativas dada la realidad de la situación?.


Todos somos mortales, todos tenemos un límite, y en este sentido cuando el momento se aproxime el rol de la medicina es ayudarnos a tomar la mejor decisión para cerrar en paz nuestro paso por esta tierra. Compartir con sus seres queridos, despedirse, perdonar y pedir perdón, no sentir dolor, no ser una carga, trasmitir algunas enseñanzas, son algunos de los deseos más frecuentes de los seres humanos al final de la vida. Cualquier acción que niegue esta posibilidad es un ataque a la dignidad humana.

martes, 24 de marzo de 2015

Cuidar el Índice Sintético de Calidad Educativa

(El Mundo, Marzo 26 de 2015)

El Índice Sintético de Calidad Educativa (ISCE) puede revolucionar el sistema educativo, pero también puede promover acciones no deseadas, contrarias a la política. Saber cuáles son puede ayudar a que la política sea más exitosa. Esta es la enseñanza que han dejado iniciativas similares en otros partes del mundo. La nueva política educativa consiste en un programa de pago por desempeño basado en un índice, el cual irá de 1 a 10 y tendrá cuatro componentes: progreso, desempeño, eficiencia y ambiente escolar. Los dos primeros se determinarán a partir de las pruebas Saber, el tercero del sistema de matrículas del MEN, y el último de los cuestionarios anexos de factores asociados que diligencian los estudiantes de quinto y noveno cuando se presenta el examen. Sí el colegio mejora de una período a otro, por ejemplo pasa de 5 a 6, habrá un premio en dinero para todos los colaboradores del plantel.

En Estados Unidos, en 2002, bajo el gobierno de George W. Bush, fue aprobada una política pública similar llamada “Ningún niño dejado atrás”, con el objetivo de aumentar el nivel académico de todos los niños y disminuir las brechas entre grupos socioeconómicos. En este caso se condicionó la ayuda financiera para aquellas escuelas que mostraran progreso y, también se definieron castigos, incluso llegando al cierre de las instalaciones para aquellos que no mostraran progreso en tres años seguidos.

Hace unos años publiqué con la profesora Lina Martínez un artículo resumiendo lo que puede salir mal con este tipo de iniciativas según lo documentado por investigadores norteamericanos. En general, se demostró que la política motivó acciones no deseadas por parte de algunas escuelas para cumplir con el progreso anual establecido. Entre los cambios que se documentaron se encuentran: (i) concentración excesiva de tiempo y recursos de la escuela en enseñar o entrenar a los niños en como tomar pruebas estandarizadas; (ii) suspensión arbitraria de estudiantes con bajo rendimiento para evitar su presencia el día de la prueba; (iii) indebida injerencia de los profesores sobre sus alumnos en sugerir respuestas a las preguntas; (iv) y manipulación de resultados.

En general, el problema con este tipo de políticas es que la gente se obsesiona demasiado con los indicadores en aras de lograr el número deseado, descuidando aquello que no se mide. El otro problema es que implícitamente se señala a la escuela cómo única responsable del rendimiento académico de los niños, sin tener en cuenta que la otra parte del proceso de aprendizaje está en la casa, en el barrio, en la motivación del estudiante. El efecto de vivir en un entorno que no promueva procesos de aprendizaje (padres capaces de ayudarlos con las tareas, pobreza, falta de motivación, etc) es tan negativo como ir a una mala escuela. Medir es siempre muy bueno, así que el ISCE es un gran avance. Prevenir posibles consecuencias inesperadas como las señaladas aquí ayudará a tener una política pública más fuerte y con mejores resultados. 

martes, 10 de marzo de 2015

Hora de desregular algunas profesiones

(El Mundo, 12 de Marzo de 2015)

Una joven economista brillante, con excelentes notas y recomendaciones de sus profesores, recién egresada del mejor programa de pregrado en economía (medido de manera objetiva por todos los rankings disponibles) de su país quiere trabajar para el gobierno y no lo puede hacer inmediatamente. La razón es una ley absurda que obliga al gobierno a contratar economistas sólo sí estos tienen la matricula profesional que por ley sólo puede dar el Consejo Nacional Profesional de Economía. La ley no aplica para el sector privado, creando un desincentivo para trabajar en el sector público.

Esta situación real, en la que el gobierno se autoimpone una barrera innecesaria a la contratación de talento humano, obliga a preguntarse ¿es hora de desregular unas cuantas profesiones?

Históricamente, la regulación de las profesiones comenzó con el interés genuino de evitar a los impostores. Antes de 1800 existían pocas profesiones y entre ellas sólo la medicina, las leyes y la teología tenían instituciones que las regulaban. Pero con el paso del tiempo el número de profesiones y de profesionales ha crecido rápidamente.

Con la diversidad de profesiones nacieron las sociedades de profesionales como cuerpos de autorregulación, dedicados a establecer estándares y códigos de conducta. Mas adelante algunas profesiones alcanzaron a presionar lo suficiente a los legisladores como para elevar a nivel de ley la exigencia de certificar sus títulos. Visto desde la teoría económica estas leyes están motivadas por intereses poco altruistas: generación de rentas y creación de monopolios. La posibilidad de controlar el número de profesionales está asociada a ingresos superiores a los que se pagarían en un mercado no regulado.

Pero cuando, como en el ejemplo inicial, el número de profesionales es lo suficientemente amplio y la ley sólo aplica para trabajar en el sector público, los cuerpos profesionales se convierten en meros notarios, cuyo único trabajo es extraer una renta a manera de inscripción en un listado.
En el mundo moderno, donde la información es mas que abundante, y el conocimiento traspasa las líneas invisibles de las profesiones, mantener la regulación de matrículas profesionales para ciertas carreras raya en el absurdo. Hay ingenieros que son mejores economistas que los mismos economistas.

Para ser justos, la regulación sí es justificable en aquellas profesiones donde la práctica profesional pone en peligro la vida de otros seres humano, como lo puede ser la medicina o la odontología.

En todas las demás profesiones, y muy especialmente en las ciencias sociales, incluyendo la economía, las finanzas y el derecho, mantener requisitos de matrícula profesional es un anacronismo que merece ser desregulado. El mercado sabe y puede hacer la tarea mucho mejor.