domingo, 28 de octubre de 2018

Política pública abusada


(El Mundo, noviembre 1 de 2018)

A menudo escuchamos a políticos y expertos de opinión pidiendo en medios que se necesita una política pública para algo. Las palabras “política” y “pública” por separado tienen una tradición ancestral. La política según la Real Academia de la Lengua Española (RAE) tiene 12 posibles definiciones, en su acepción política es “Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados” o también “Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos público”. Lo público se define por oposición a lo privado. Y en lo que tiene que ver con el estado la RAE lo define simplemente como “Perteneciente o relativo al Estado o a otra Administración”.

El concepto “política pública” sin temor a equivocarme es importado de la tradición académica anglosajona. De hecho la herramienta Ngram de Google muestra que este concepto escasamente se usaba en libros en inglés, hasta su auge entre 1960 y 1980. De hecho las primeras facultades llamadas formalmente de “políticas públicas” nacen en los Estados Unidos después de la gran depresión, por allá en 1930, con la idea de que se necesitaba un entrenamiento formal en muchas disciplinas como estadística, leyes, economía, sociología, evaluación, ciencias políticas, etcétera para ser un buen funcionario de gobierno.

No existe una definición única de “política pública” pero la más aceptada hoy en día tiene que ver con el conjunto de acciones, medidas regulatorias, leyes y recursos presupuestales relacionados con un asunto o problema público en particular.

Cuando uno mira juicioso algún problema público del país se da cuenta que todos tienen su conjunto de acciones, medidas regulatorias, leyes y demás. De hecho nos quejamos y con razón de que en Colombia hay normas muy bonitas para todo pero que no se cumplen. Por esa misma razón creo que el problema de Colombia no es que se necesiten políticas públicas, de hecho las hay y muy buenas. Lo que se necesita es hacerlas cumplir. En Colombia el término política pública esta abusado, en cambio el de implementación está a medio usar.

domingo, 14 de octubre de 2018

Ideas para crecer

(El Mundo, octubre 18 de 2018)

La semana pasada, los economistas Paul Romer y William Nordhaus ganaron el premio nobel de economía. En particular el premio citó que este se entregaba a Romer “por integrar el conocimiento a la economía”.

Romer es el padre de la teoría del crecimiento endógeno. Esto en palabras sencillas significa que las fuentes de crecimiento no son sólo externas, sino que el crecimiento económico de los países también depende en gran medida de las condiciones internas que se establezcan para que las ideas pasen de la cabeza de los inventores a convertirse en empresas. Colombia por ejemplo, sigue siendo un país donde el crecimiento económico está muy marcado por fuentes externas: el precio del petróleo, del café, y la inversión extranjera directa.

Como siempre, este premio se entrega muchos años después, cuando ya todo nos parece obvio. Lo que quiere decir que la teoría era muy buena y que efectivamente era una explicación valida de la realidad. Algo que debe resaltarse de la teoría de Romer es que las ideas generan efectos domino positivos. Es decir, las buenas ideas, generan mejores ideas. Por esta razón la actitud correcta no es esconder las ideas, sino todo lo contrario, exponerlas para que estas detonen ideas en otras personas.

Para que las ideas puedan convertirse en empresas, se necesitan muchas condiciones. Ya en Colombia existen algunas de ellas, pero necesitan profundizarse. Se necesita buenas universidades, un buen mercado de capitales, más recursos para investigación, mejores escenarios para la transmisión de ideas, aumentar el tamaño de los mercados, entre otros.

Es una buena coincidencia que en la misma semana en que Romer ganaba el nobel, en Colombia se deban dos eventos en la dirección correcta. El primero fue un incremento en el presupuesto para las universidades públicas. El otro fue el evento Héroes Fest en la ciudad de Cali, en donde se reunieron más de 6200 emprendedores para intercambiar ideas en torno a cómo convertir sus ideas en empresas y en crecimiento económico. Hay cosas que siguen cambiando y para bien del país.

martes, 2 de octubre de 2018

Cuantos somos importa

(El Mundo, octubre 4 de 2018)

El DANE ha hecho la primera entrega de resultados del CENSO. De acuerdo al director Oviedo a septiembre 28 somos 41.9 millones de colombianos. Con una cobertura geográfica superior al 97%. Esto quiere decir que a menos que la densidad poblacional de ese tres por ciento restante sea muy alta, la cifra final estará muy cercana a los 42 millones.

Este dato suena anecdótico, pero la verdad es que tiene implicaciones muy serias. Por ejemplo, se sabe que el numero de afiliados al sistema de salud esta alrededor de los 44.5 millones de colombianos. Si somos 42 millones, esto quiere decir que el sistema de salud esta pagando por 2.5 millones de personas que no existen. Eso es gravísimo porque termina siendo un desfalco de 2.1 billones de pesos anuales a valores de 2018.

De otra parte, algunos recursos de educación y de otros sectores de la protección social se han girado a las entidades territoriales basados en las proyecciones de población del DANE. De nuevo, esto quiere decir que el fisco ha girado recursos en exceso. Muchas de las dolorosas reformas tributarias se habrían podido evitar si los cálculos de transferencias hubieran sido hechos con datos poblacionales mas precisos.

Ahora bien, si somos 42 millones de colombianos, el PIB per capita de 2017 pasaría de ser 18.9 millones a ser 22 millones de pesos. Eso nos ubicaría por ejemplo en un índice de desarrollo humano mucho mas alto que el que tenemos y pasaríamos a ser un país mucho mejor en el escenario mundial. 
Esto también afectaría las cifras del mercado laboral, el DANE tendrá que recalcular todas las cifras de empleo y desempleo. Habrá muchas sorpresas.

Ahí no acaban los efectos. Se estima que en Colombia la incidencia de la pobreza monetaria en 2017 fue de 26.9%. Pero si somos menos colombianos, entonces la cifra debe cambiar, y muy seguramente develará que la pobreza es mucho mas alta. Y así podríamos seguir, hay implicaciones en materia electoral, tributaria, de prevalencia e incidencia de enfermedades, etcétera.

Yo creo y siempre he creído en la seriedad del DANE. Pero el reto que se viene es mayúsculo. A decir verdad, muchos de los indicadores económicos que conocemos y que hemos analizado desde 2005 perderán validez, una vez recalculados, van a mostrar que somos un país muy distinto económica y socialmente al que creíamos conocer.