domingo, 21 de abril de 2013

En busca de evidencia

(El Mundo, Abril 23 de 2013)

En 2010, el congreso de los Estados Unidos aprobó el famoso Obamacare, es decir, la ley de reforma de la salud de ese país. En realidad Obamacare está compuesta por dos leyes. Un dato curioso, pero que dice mucho de la forma de hacer política pública en los países anglosajones es el mandato de la ley para que la Secretaria de Salud (El Ministerio) conduzca 33 programas pilotos, con el ánimo de acopiar evidencia estadística en cuanto a la posibilidad de éxito de dichos programas (Lista aquí http://bit.ly/17aSl4q ). Las leyes son además explicita en asignar recursos y en exigir que la evaluación que se haga sea del más alto nivel científico posible.

Desconozco cuál fue el primer congreso o parlamento que explícitamente pidió al poder ejecutivo experimentar con un programa o medida antes de generalizarla. En Estados Unidos uno de los más famosos experimentos fue encargado al Ministerio de Trabajo a comienzo de los setentas y empezó formalmente en 1975. El experimento buscaba responder a la pregunta, ¿pueden mejorarse las condiciones de empleabilidad de mujeres con pocas opciones laborales, si primero se les entrena durante 18 meses en un trabajo que a la vez que les ayuda les enseña a trabajar por resultados?.  

En Colombia no somos ajenos a las pruebas piloto o a las evaluaciones rigurosas de las mismas pero si somos ajenos a la institucionalidad anteriormente descrita. El hoy famoso programa Familias en Acción por ejemplo, fue sujeto de un piloto y una evaluación cuasi rigurosa, pero este programa y esta evaluación fueron promovidos por los organismos multilaterales gracias a una iniciativa que había probado tener éxito en México llamada Progresa. La primera evaluación de Familias en Acción se terminó hace unos 10 años. Esta evaluación dejo más que unos resultados que luego sirvieron de evidencia al gobierno de turno para escalar el programa. Dejo una institucionalidad en el Departamento Nacional de Planeación hoy llamada Dirección de Seguimiento y Evaluación de Políticas Públicas.
Aun cuando están, a mi modo de ver, dadas las condiciones institucionales y técnicas para evaluar a través de buenos pilotos y experimentos políticas cruciales para el país, estamos lejos de tener un gobierno y un congreso que basen sus propuestas de ley en solida evidencia. Es cierto que las crisis no dan espera, pero también es cierto que muchas de estas crisis se pudieran evitar con políticas basadas en la evidencia y no en supuestos teóricamente quizá acertados pero que luego prueban no haber tenido en cuenta alguna de las miles de circunstancias que hacen de Colombia el país que es. El día en que gobierno y congreso escriban leyes y apropien recursos para hacer la experimentación que necesitamos, estaremos en la senda correcta de gobierno basado en la evidencia.

sábado, 6 de abril de 2013

Tumbando barreras invisibles


(El Mundo, Abril 9 de 2013)
 
En los barrios con problemas de violencia se habla ahora de las barreras invisibles, el término se usa informalmente para demarcar territorios que son usados para la explotación de rentas ilegales tales como extorsión y micro tráfico.  El término, no obstante, se me ocurre aplica para describir barreras al desarrollo económico de estos sectores. Las barreras impuestas por la misma comunidad a la entrada de actores externos por desafortunadas experiencias del pasado.

La charla de David Gómez en el pasado TEDx Siloé, realizado en Cali el 15 de Noviembre de 2012 ilustra muy bien esta circunstancia.  En su presentación, Gómez hizo un recuento de la intervención que la Fundación Nueva Luz hace en esta zona, bien conocida por sus problemas de violencia. La fundación hace el puente entre las organizaciones del “barrio” y las de “afuera del barrio”. La historia de formación de Siloé está íntimamente ligada con la historia de grupos  marginados: desde indígenas yanaconas, pasando por esclavos y llegando a los desplazados por la violencia. La invasión del territorio fue mal vista por el establecimiento creándose una dinámica de no reconocimiento: el establecimiento no reconocía el barrio y la gente del barrio no reconocía al establecimiento. 

De acuerdo con la presentación de Gómez, la independencia es la clave de su Fundación. Nunca han hecho pactos con las pandillas del sector para trabajar, y tienen por filosofía: “no hacer trabajo con la iglesia (de ninguna religión), con las fuerzas militares (policía o ejército), con los políticos, con la empresa privada, o con organismos internacionales”. Esto en parte por la dinámica de no reconocimiento y en parte para evitar los sesgos impuestos por cada una de estas instituciones. Surgen dos preguntas de la presentación.   

¿Qué tan común es esta problemática de no reconocimiento en las zonas que necesitan más apoyo en el país? Desconozco estudios al respecto, pero sugiere un accionar muy distinto en términos de diseño de política social.  No basta con un excelente diseño tecnocrático, si este no consulta la dinámica particular de no reconocimiento (desconfianza) institucional de la zona que recibirá el programa. Cuantos programas habrán fallado por esta razón, no lo sabremos.

¿Es posible tumbar estas barreras invisibles? Lo es, cambiando la filosofía, en palabras del mismo Gómez “ni todos los ricos son tan malos, ni todos los pobres son tan buenos”. En Siloé existen alianzas con el sector privado, basadas en la concertación, el conocimiento y reconocimiento mutuo, que dan resultado. Un trabajo de reencuentro institucional que ha tomado tiempo y que rinde frutos.