domingo, 9 de marzo de 2008

Crisis y Economía

Parece difícil de creer que después de una semana de alta tensión, con comentarios, acusaciones y amenazas cruzadas entre cuatro países, la denominada “mayor crisis diplomática de Colombia” haya sido superada. Cuesta creer que después de una agitada reunión de emergencia en la OEA al comienzo de la semana, solo cuatro días después las manos se aprieten y se promulgue a viva voz que todo esta superado.

No quiero menospreciar el dialogo como herramienta de resolución de conflictos. Pero tampoco creo que este haya sido el mejor ejemplo de ello, en especial, dado el cruce y el calibre de las declaraciones previas de cada uno de los presidentes, y la conocida capacidad negociadora del principal agitador de la misma: el Presidente Chavez.

Tampoco creo que esto haya sido un montaje de medios o una cortina de humo. El hecho que provoco la crisis es real: el asesinato de un terrorista colombiano por parte de fuerzas colombianas en un país extranjero.

Así las cosas al menos dos hipótesis pueden esbozarse como las razones que explican la rapidísima resolución del conflicto. La primera: políticamente todos los involucrados tienen rabo de paja. Todas las acusaciones, hasta cierto punto, eran validas. Entonces después de pensarlo con cabeza fría los presidentes en su sabiduría decidieron no lavar la ropa sucia en frente de la comunidad internacional.

La segunda razón es la economía. A la base de cualquier negocio, en un mercado libre, esta es la noción de que cada una de las partes se esta favoreciendo con el intercambio. Tiene sentido entonces pensar que la economía jugó un papel importante. Para que arriesgar flujos comerciales de US$ 5.000 millones (Colombia-Venezuela) y US$3.500 (Colombia-Ecuador) si el problema que ocasionó el conflicto no tiene nada que ver con los colombianos, ecuatorianos y venezolanos de bien. No es descabellado pensar que los grandes empresarios y asociaciones comerciales de cada país, quienes a su vez son los grandes financiadores de las campañas presidenciales, “aconsejaron” a sus presidentes bajar el tono y no entorpecer el buen ritmo de los negocios.

En fin, no cabe duda que el gran ganador de toda esta semana es Colombia. Tiene un terrorista menos amenazándola, ha asestado un gran golpe a su más enconado enemigo y logro minimizar las consecuencias económicas de su acción. Pero la gran perdedora de la semana es la verdad: si ningún organismo internacional investiga a profundidad los nexos de la guerrilla con dirigentes extranjeros, jamás sabremos a ciencia cierta el tamaño del (los) enemigo(s) de la paz en Colombia.

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