martes, 10 de enero de 2017

Pescando tontos

(El Mundo, enero 12 de 2017)

“Pescando tontos” es el nombre de un libro que tiene por subtitulo “La economía de la manipulación y el engaño” escrito por dos premios nobel en Economía, los profesores George Akerlof y Robert Shiller.

El libro fue publicado en 2015 y aunque no descubre nada nuevo bajo el sol, si se convierte en una autocritica muy fuerte a la disciplina y al marco del pensamiento de los economistas tradicionales.

Los autores comienzan por recordar el principio fundamental de la economía como área del conocimiento: los recursos son escasos y no existe ningún mecanismo mejor que los mercados para asignar dichos recursos de manera eficiente (al menor costo). Esto con el beneficio adicional de no existir una forma que traiga más bienestar a la sociedad como si detrás de todo estuviera una benevolente “mano invisible”.

Akerlof y Shiller describen con lujo de detalles y de ejemplos lo que todos sabemos, pero que la economía se niega a incorporar en sus análisis. Existen industrias enteras dedicadas a producir y a comercializar cosas que no necesitamos o que nos hacen daño. De manera coloquial lo describen como las industrias que producen algo “bueno para mi, pero malo para ti”.

Los seres humanos somos imperfectos y proclives a caer en las garras de la manipulación y el engaño. Esta debilidad es explotada según los autores por todo tipo de industrias. El sistema financiero con tarjetas de crédito para sobre endeudar a la gente, el sector automotriz con los exorbitantes precios del mantenimiento en concesionarios, la industria de comidas con productos que no son saludables, la industria farmacéutica con medicamentos que no aportan o que incluso hacen más daño que beneficios, la industria tabacalera con el cigarrillo que daña la salud, entre otros.

La reflexión de los autores es que la visión de los economistas que pintan los mercados y la mano invisible como incorruptibles es incompleta y simplista. Hay industrias enteras que basan su negocio en manipulación y engaño, no son meros accidentes ni casos aislados. La competencia engendra tanto lo bueno como lo malo.

La medición del bienestar económico basada en sumar el valor agregado fruto de todos los mercados competitivos es entonces incompleta.

El PIB crece cuando crecen estas industrias, pero no es cierto que mas gente engañada, endeudada, enferma, empobrecida signifique más bienestar. 

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