sábado, 6 de abril de 2013

Tumbando barreras invisibles


(El Mundo, Abril 9 de 2013)
 
En los barrios con problemas de violencia se habla ahora de las barreras invisibles, el término se usa informalmente para demarcar territorios que son usados para la explotación de rentas ilegales tales como extorsión y micro tráfico.  El término, no obstante, se me ocurre aplica para describir barreras al desarrollo económico de estos sectores. Las barreras impuestas por la misma comunidad a la entrada de actores externos por desafortunadas experiencias del pasado.

La charla de David Gómez en el pasado TEDx Siloé, realizado en Cali el 15 de Noviembre de 2012 ilustra muy bien esta circunstancia.  En su presentación, Gómez hizo un recuento de la intervención que la Fundación Nueva Luz hace en esta zona, bien conocida por sus problemas de violencia. La fundación hace el puente entre las organizaciones del “barrio” y las de “afuera del barrio”. La historia de formación de Siloé está íntimamente ligada con la historia de grupos  marginados: desde indígenas yanaconas, pasando por esclavos y llegando a los desplazados por la violencia. La invasión del territorio fue mal vista por el establecimiento creándose una dinámica de no reconocimiento: el establecimiento no reconocía el barrio y la gente del barrio no reconocía al establecimiento. 

De acuerdo con la presentación de Gómez, la independencia es la clave de su Fundación. Nunca han hecho pactos con las pandillas del sector para trabajar, y tienen por filosofía: “no hacer trabajo con la iglesia (de ninguna religión), con las fuerzas militares (policía o ejército), con los políticos, con la empresa privada, o con organismos internacionales”. Esto en parte por la dinámica de no reconocimiento y en parte para evitar los sesgos impuestos por cada una de estas instituciones. Surgen dos preguntas de la presentación.   

¿Qué tan común es esta problemática de no reconocimiento en las zonas que necesitan más apoyo en el país? Desconozco estudios al respecto, pero sugiere un accionar muy distinto en términos de diseño de política social.  No basta con un excelente diseño tecnocrático, si este no consulta la dinámica particular de no reconocimiento (desconfianza) institucional de la zona que recibirá el programa. Cuantos programas habrán fallado por esta razón, no lo sabremos.

¿Es posible tumbar estas barreras invisibles? Lo es, cambiando la filosofía, en palabras del mismo Gómez “ni todos los ricos son tan malos, ni todos los pobres son tan buenos”. En Siloé existen alianzas con el sector privado, basadas en la concertación, el conocimiento y reconocimiento mutuo, que dan resultado. Un trabajo de reencuentro institucional que ha tomado tiempo y que rinde frutos.

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