miércoles, 22 de octubre de 2008

Dudas sobre la ayuda internacional

(La Patria, Octubre 27 de 2008)
Con la desaceleración económica mundial, se prevé una consecuente desaceleración del flujo de ayuda internacional a los países en desarrollo. La ayuda internacional es un concepto difuso en sí mismo. Y aunque a simple vista menos ayuda parece malas noticias, quizá no lo sea, especialmente para países en desarrollo como Colombia.

Cuanto es ayuda desinteresada y cuanto es simple política disfrazada de ayuda es difícil de estimar cuantitativamente Probablemente, el mejor esfuerzo por hacer esto es el de David Roodman, investigador del Centro para el Desarrollo Global. Roodman mide la ayuda internacional como una transferencia neta, y en sus cálculos ajusta hacia abajo la “ayuda” de ciertos países a otros cuando ésta se encuentra atada a condicionamientos, no apoya programas pro-pobre y se encuentra dispersa en muchos proyectos. Colombia, según este autor, recibía unos mil millones de dólares de ayuda neta en 2006, equivalente a un poco menos del 4% de las exportaciones de ese mismo año.

Según algunos académicos, la ayuda internacional puede hacer mas daño que bien. William Easterly, profesor de la Universidad de New York, sostiene que el actual sistema internacional de ayuda es nocivo porque está basado en la idea de que unos pocos “planeadores” pueden diseñar el programa perfecto para sacar a muchos de la pobreza.

Los planeadores sufren de varios problemas: basan sus decisiones en supuestos teóricos que no siempre corresponden con la realidad e incentivos que enfrentan los beneficiarios de sus programas, no reciben retroalimentación de los beneficiarios, no evalúan sus intervenciones rigurosamente, y como cualquier ser humano, no quieren perder sus empleos. En otras palabras, se convierte en una burocracia más. Easterly sugiere revisar el caso de países como India que han crecido sin mucha ayuda internacional, basados en emprendedores locales, no en planeadores centrales.

Otro problema fundamental de la ayuda internacional, está en las nocivas dinámicas políticas que esta puede generar. En general cuando dos grupos están en conflicto, político o armado, y un tercero entra a “ayudar” a uno de ellos, se generan incentivos para que el otro grupo, aquel que no recibe la ayuda radicalice aun más su posición, y/o, busque “ayuda” en otros lados. Ejemplos de cómo la ayuda internacional ha incentivado la violencia y la corrupción en países en desarrollo son el tema de un nuevo libro, “Economic Gangsters”, que ya está dando mucho de que hablar en los círculos académicos del desarrollo.

Ayudar tiene su ciencia. No es cuestión de dinero, o de romanticismos. Es un camino espinoso, que requiere mucho conocimiento y altas dosis de realismo. En ciertas ocasiones, irónicamente, la mejor ayuda es no ayudar.

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